Por Pedro Campos
Si la fruta llegara a madurar, habría que agradecerlo al carburo neoestalinista implantado en Cuba en nombre del socialismo y el poder de la clase obrera
En abril de 1823, el Presidente norteamericano John Quince Adams estableció su conocida política de la Fruta Madura para Cuba: Hay leyes de gravitación política, como de gravitación física, y Cuba, separada de España, tiene que gravitar hacia la UniónNo hay territorio extranjero que pueda compararse para los Estados Unidos, como la isla de Cubaha venido a ser de trascendental importancia para los intereses políticos y comerciales de nuestra Unión.
Han transcurrido 188 años, y la fruta no acaba de madurar; pero la importancia estratégica política, militar y económica de Cuba para el imperio, no ha disminuido un ápice.
Hoy por hoy y cada día más, el anexionismo como concepción política, entre los cubanos, se reduce a pequeños segmentos en la extrema derecha, sin ningún predicamento en la población. En Cuba, incluso los grupos antigubernamentales, de alguna significación, han tomado clara distancia del anexionismo clásico y muchos se han pronunciado contra el bloqueo y las políticas agresivas de EE.UU. contra Cuba.
Sin embargo, las sistemáticamente agravadas consecuencias económicas políticas y sociales del modelo neoestalinista de socialismo de estado, -un capitalismo monopolista de estado, disfrazado- por rechazo natural pendular, han ido generando un progresivo aumento de simpatizantes del sistema económico y político norteamericano, que se ha convertido en referente para muchos cubanos, especialmente entre los jóvenes, quienes no ven otra salida que no sea la emigración a EE.UU., o el trasplante a Cuba de esa sociedad.
¿Culpa de John Quince Adams, de Richard Nixon, George Bush, o Barack Obama?
Las cúpulas gobernantes de Cuba han reconocido a los verdaderos enemigos de los cambios en el burocratismo, la corrupción, el inmovilismo, la doble moral y toda esa mentalidad perniciosa generada por el modelo estatalista y centralizado de corte neoestalinista.
Si por desgracia la fruta llegara a madurar y a caer al destino que le procuraba el sexto Presidente de EE.UU., entonces habría que agradecerlo a ese modelo implantado en Cuba en nombre del socialismo y el poder de la clase obrera, que ha actuado a manera del carburo, compuesto químico usado por comerciantes cubanos paramadurar las frutas artificialmente. Continue reading