Por Ramón García Guerra
Las luchas sociales están golpeando la puerta de la Academia y ésta trata de acomodarse a los nuevos tiempos. Participamos del taller: “El desarrollo local en Cuba: Potencialidades y desafíos”, que realizó en esta capital la Sociedad Económica de Amigos del País –teniendo por sede al Instituto de Literatura y Lingüística– los días 15 y 16 de noviembre de 2012. Este artículo se dedica a problematizar la actitud de la Academia frente a la actualización en Cuba del modelo de sociedad.
Patética es la Academia.
Quienes hoy presiden esta Sociedad, –según la confesión de parte– sienten ser herederos de aquella élite sacarocrática (criolla, ilustrada, colonial) que trató de modernizar el país a partir del liberalismo de la época. [¿Explica esto la adhesión de la vetusta Academia a la política del PC cubano? En su charla de introducción el doctor Julio García Oliveras trazó un silogismo laxo que integró: reforma política, modelo económico y desarrollo local en una ecuación. Convirtiendo en puerto de destino a este último.] ¡Sueñan ellos con ser mentores de un cambio en el país, para traer de vueltas a la Sociedad las glorias del pasado!
Debemos dejar morir en paz a estos muertos.
Esta élite letrada fue un fruto del Siglo de las Luces en la colonia. En tal sentido el régimen esclavista sería el resultado de su proyecto de sociedad. Ciertamente, nunca antes ni después una clase dirigente en Cuba fue capaz de realizar algo así en la Isla. Pero su éxito le condujo a un fiasco. La falta de confianza en la masa hacedora y silenciosa hace que la Ciudad Letrada se entregue al culto estatista. Defender en estos términos el desarrollo de la localidad –no endógeno– resulta una actitud congruente con la visión liberal-burguesa que asume el PC cubano al distinguir entre economía estratégica y economía ordinaria. La tarea que se adjudica la Academia sería la de hacer el trabajo sucio. Esto es, ordenar el gallinero… allá abajo. Dejando las manos libres al poder. Continue reading