Por Yenisel Rodríguez Pérez
Charles Chaplin ofrece en su filmografía una lectura de la vida cotidiana de los pobres que no se limita a descubrirnos las limitaciones materiales que padecen estos. En sus filmes la pobreza es una fuerza constructora de disímiles circunstancias donde los pobres expresan un riquísimo mundo cultural.
¡Esa es la pobreza!
Así nos recibe Charlot.
Un empobrecido obrero que tiene mucho que desear de corazón, y no sólo de estómago. La ausencia de propiedad no es la nada. Estar vivo le ofrece al pobre mucho que tener. Le brinda, por ejemplo, un universo cultural, una patria local donde pastar su espíritu.
Un espíritu curtido por la precariedad material, no es menos cultural que aquellos que se hidratan en los bacanales del bienestar de vida. El Charlot de Chaplin también nos “habla” de esto.
La cultura del pobre va más allá de su pobreza. Su cultura no es el negativo fotográfico de su lucha por la sobrevivencia. Su gusto por la carne con papas no es siempre un autoengaño ante la sed por el vigoroso espesor del buey. Continue reading