José Antonio Aponte resurrecto

Por Marcelo “Liberato” Salinas

aponte-1Cuando ya pasó un año de que un equipo de utilería recogió las decenas de sillas, los metros de cable y equipos de audio, que le ofreció el Estado cubano a la llamada Comisión Aponte, para el acto de conmemoración oficial por el bicentenario del asesinato de José Antonio Aponte, varios compañeros del Grupo Anamuto y de la Red del Observatorio Crítico, conmemoramos el 201 aniversario del asesinato de Aponte, adalid de la primera conspiración en la historia de Cuba, contra la dominación colonial y por la justicia social.

Para ello nos encontramos en la esquina de Monte y Aponte, una calle que lleva el nombre del insigne militante social, a iniciativa del primer historiador de la ciudad de La Habana Emilio Roig y que nos conduce al interior del histórico barrio proletario de Jesús María.

grafitiEn esa esquina también recordamos el empeño de un grupo de compañeros, hasta ahora anónimos, agrupados en una Asociación Antifascista Cubana y de Veteranos de la Guerra Civil Española, que en un generoso gesto, escamoteado por los organizadores oficiales del pasado bicentenario, construyeron una tarja de bronce macizo colocada por ellos, hace más de 60 años, en esa misma entrecalle, a la memoria de Aponte, que hoy se encuentra desaparecida.

Justo al frente del lugar donde estuviera esa tarja, en una de las columnas del antiguo Hotel Isla de Cuba, en la misma esquina de Monte y Aponte, compañeros del OC y Anamuto pegamos en la pared una foto de la tarja de bronce, cantamos el himno de Bayamo, hicimos un grafiti sencillo evocando la memoria de Aponte, y colocamos un ramo de flores. Continue reading

Las complejidades de Miami

Por Haroldo Dilla Alfonso

miañiMi anterior artículo sobre un excelente libro de Jan Nijman tuvo la virtud de atraer la atención de numerosos lectores, algunos de los cuales opinaron sobre Miami. No faltaron los que lo hicieron con el corazón en la mano, porque Miami es sin lugar a dudas un tema de gran emotividad para los cubanos: unos porque la aman, otros porque la odian y también quienes simplemente le temen.

Debo confesar que Miami no es el tipo de ciudad que me atrae, posiblemente porque estoy en la última categoría. Como cubano, y por haber estado en ella muchas veces, no me hubiera sido difícil colocar allí mi laptop. Hubiera sido una oportunidad para vivir una intensidad que uno siempre sospecha de esa ciudad y tener más cerca a amigos y familiares. Pero su formato espacial y la polarización política que la recorre en cuanto al tema cubano siempre me sugieren guardar distancia, desde los ya lejanos tiempos en que la inolvidable María Cristina organizaba unas tertulias concurridas y explosivas en su casa de Coral Gable.

Digo esto para prevenir al lector de que no soy un analista imparcial, aunque reconozco que es probable que mi reticencia a Miami haya sido un error que pague más adelante, teniendo en cuenta que vivo en una ciudad que no es exactamente una meca cultural. Pero creo que el tema de Miami —como el de La Habana— merece una reflexión pausada y fría.

Miami es una ciudad de una dinámica económica sin comparación en la propia Unión Americana. Por ello es la ciudad que tiene una dinámica demográfica más intensa, a diferencia de La Habana que está muriendo demográficamente por desangramiento. Entre 1995 y 2000 la mancha metropolitana de Miami recibió 338 mil migrantes domésticos, y expelió hacia otros lugares de la Unión a 423 mil habitantes. El déficit migratorio se cubrió con la recepción de 230 mil personas de otros países, principalmente América Latina. Continue reading

La cultura del pobre no es su pobreza

Por Yenisel Rodríguez Pérez

Foto: Isbel Díaz Torres, en Havana Times

Charles Chaplin ofrece en su filmografía una lectura de la vida cotidiana de los pobres que no se limita a descubrirnos las limitaciones materiales que padecen estos. En sus filmes la pobreza es una fuerza constructora de disímiles circunstancias donde los pobres expresan un riquísimo mundo cultural.

¡Esa es la pobreza! 

Así nos recibe Charlot.

Un empobrecido obrero que tiene mucho que desear de corazón, y no sólo de estómago. La ausencia de propiedad no es la nada. Estar vivo le ofrece al pobre mucho que tener. Le brinda, por ejemplo, un universo cultural, una patria local donde pastar su espíritu.

Un espíritu curtido por la precariedad material, no es menos cultural que aquellos que se hidratan en los bacanales del bienestar de vida. El Charlot de Chaplin también nos “habla” de esto.

La cultura del pobre va más allá de su pobreza. Su cultura no es el negativo fotográfico de su lucha por la sobrevivencia. Su gusto por la carne con papas no es siempre un autoengaño ante la sed por el vigoroso espesor del buey. Continue reading

Cuba: ¿Es necesaria la acción afirmativa?

Por Esteban Morales

La llamada “acción afirmativa”, surgió en los EE.UU., con posterioridad a la lucha por los derechos civiles de la población negra en los años sesenta.1

Con independencia de donde haya aparecido, ¿es necesaria la acción afirmativa? ¿Qué la justifica?[1]

Cuando hablamos de acción afirmativa, nos referimos a un conjunto de políticas sociales, que, observando las diferencias “raciales”, étnicas o de color, las tome en cuenta y promueva acciones para borrarlas o al menos equilibrarlas. El colonialismo y el neocolonialismo engendraron tantas desventajas estructurales entre las personas de razas, etnias y colores diferentes, que resulta ahora imposible eliminarlas en el plazo de vida útil de una persona. Incluso en Cuba, donde el promedio de vida es muy alto, de no aplicarse este tipo de políticas mencionadas, muchos morirían antes de que pudieran ver eliminadas o siquiera equilibradas, las desventajas que arrastran, sufren y que tienden muchas veces a reproducirse.

En Cuba tenemos personas que por su color de la piel, o que independientemente de ello, recibieron históricamente un trato discriminatorio dentro de la vida social cubana. No había que ser negro o mestizo en la Cuba anterior a 1959, para ser discriminado. Los denominados blancos también lo eran, por pertenecer a las llamadas clases bajas, pobres, obreros y campesinos, entre ellos, la mujer negra, ha sufrido una doble y hasta triple discriminación: la del hombre, la del sexo y la del color.

Estos sectores mencionados, todos, deben ser ayudados a superar sus desventajas. Pero de acuerdo con el devenir histórico, la experiencia de la acción afirmativa debe ser reconceptualizada. No considero se deba entender ni aplicar esta, como la elevación del color, la raza, la etnia o el género a la categoría de privilegio, para otorgar ventajas por el hecho de no ser blanco o ser mujer. Ello, dentro de la propia experiencia norteamericana, expresado por muchos, con toda razón, ha tendido a comportarse como una especie de “discriminación a la inversa”,2 siendo incluso una manipulación del real objetivo con que surgió la iniciativa. Continue reading