Por Rogelio Manuel Díaz Moreno
Unas noticias más o menos recientes nos movieron las fibras sensibles y me dio por escribir esto. La cosa empezó cuando el 26 de abril pasado, el Tercer Circuito de Apelaciones de los EEUU reafirmó que la sentencia de muerte para Mumua Abu Jamal era improcedente.
En el extenso y controvertido proceso judicial, aplicado al ex-pantera negra por el asesinato del policía Daniel Faulkner, se han producido, atendiendo a las informaciones que uno puede conseguir, tantas contradicciones, irregularidades e incertidumbres que parece monstruoso que se mantenga al célebre condenado en el corredor de la muerte. El sentimiento de justicia de la sociedad y de los seres queridos del fallecido no se pueden satisfacer con una ciega venganza, que puede fácilmente errar su objetivo cegada por el odio. Ensañándose con la persona equivocada, lo único que se logra es que un verdadero asesino viva tranquilamente en su casa el resto de sus días, y que los traumas y conflictos de la discriminación racial se enquisten en una atribulada sociedad.
Mumia, como es sabido, se ha convertido en un ícono universal de todos los que consideran su inocencia y admiran su resistencia y capacidad de manter desde su celda una actividad intelectual y política sobresaliente. La sociedad estadounidense, que ha sabido dar muestras de su capacidad para superar -paulatinamente- máculas que la han acosado históricamente, tiene en él una posibilidad más de recapacitar qué tipo de futuro desea para sus hijos. Continue reading