Por Vicente Morín Aguado
El cooperativismo en actividades de los servicios, incluyendo el transporte, además de algunos sectores productivos como la pesca y la construcción–la a agricultura era algo tradicional, ahora con mayor autonomía–originará contradicciones, especialmente con las pequeñas empresas privadas, creadas meses atrás en el área de la gastronomía y otras actividades del comercio minorista.
Se avizora una evidente disputa por el mercado popular entre Cooperativas y Pequeñas Empresas Privadas.
Los trabajadores por cuenta propia viven hoy la aventura de sus cafeterías, restaurantes, pequeñas tiendas de variados artículos al por menor, tarimas donde se comercia al detalle una variedad de artículos difícil de imaginar y hasta los numerosos vendedores ambulantes, atrincherados tras sus carretillas.
Los arriesgados comerciantes anteriormente citados pagan altos impuestos, incluidos los relacionados con el salario y fondos para la jubilación propia, junto a la de sus empleados si los tienen. Ellos improvisan porque su único patrimonio son sus propios hogares, los sitios habilitados por las autoridades municipales para la venta o su persona junto al transporte que usan en el diario deambular por la ciudad.
Ahora el sistema cooperativo partirá del arrendamiento de locales que antes eran comercios estatales, generalmente ineficientes en lo económico, además de muy criticados en cuanto a la calidad de los servicios.
La diferencia es que son construcciones con larga data, la mayoría de las cuales fueron creadas antes de la Revolución, bien ubicadas, y aunque muchas tienen mal aspecto a primera vista, su construcción responde a los patrones comerciales. Continue reading