«Cuando vinieron buscando a los judíos, yo callé pues no era judío; cuando vinieron buscando a los comunistas, yo callé pues no era comunista; cuando vinieron buscando a los sindicalistas, yo callé pues no era sindicalista; después, vinieron buscándome a mí, y nadie habló».
Niemöller
Poco tiempo después de haberse realizado exhaustivos análisis “públicos” del período “gris” de nuestra historia reciente, se respira en Cuba el aliento de la re-pavonización. Sin intención de atribuir responsabilidades universales a ninguna persona o institución en específico, hemos tomado nota de una serie de hechos que dan fe de un clima de incremento del control burocrático-autoritario y de obstrucción de iniciativas sociales. Cada uno de ellos por separado recuerda algunas conocidas prácticas de la década del ´70. Aquí resumimos algunos de los que conocemos mejor.
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Obstrucción de la participación de un grupo de compañeros que llevaban consignas ecologistas y socialista-autogestionarias en la manifestación por el Primero de Mayo del 2008; algunos de los cuales fueron posteriormente separados de sus centros de trabajo;
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Prohibición de un espacio de debate estudiantil sobre temas políticos y sociales de nuestro país desde posiciones Socialistas, reconocido inicialmente por el departamento de filosofía del Instituto de Ciencias y Tecnologías Aplicadas (INSTEC), que culminó con la expulsión de una estudiante de las filas de la FEU, y la separación de un profesor de dicha institución;
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Separación de su centro laboral y de las organizaciones políticas donde militaban a varios trabajadores, por recibir y/o publicar críticas propositivas en el espacio digital Kaos en la Red (socialista y contrahegemónico); alegando la institución el uso incorrecto de la red digital;
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Continua exclusión de los artistas del género hip-hop underground de los espacios públicos, escenarios y medios de comunicación social, así como casos puntuales de persecución policial de algunos de esos artistas;
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Obstrucción de la entrada libre de público a las últimas sesiones de debates abiertos del Último Jueves, organizados por la revista Temas;
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Obstrucciones, detenciones e impedimentos, a raíz de la marcha-performance contra la violencia convocada autónomamente el 6 de noviembre del 2009;
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Presiones sobre el proyecto Esquife, organizador del Encuentro Teórico Medios Digitales y Cultura, y exigencia de control de acceso de público al espacio del evento;
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Conato de acto de repudio, con presencia de la policía y de ambulancias, contra el proyecto autónomo OMNI-Zona Franca y su expulsión del espacio que ocupaba desde hace 10 años, en la Galería Fayad Jamís de Alamar, así como la retirada de apoyo al Festival Poesía sin Fin por parte de los funcionarios del sector cultural;
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Separación de su centro de trabajo en la Televisión de Granma de dos trabajadores alegando trasmisión de un “material pornográfico” (obra vanguardista premiada en varios eventos auspiciados por el ICAIC), acto que suscitó una declaración de protesta de la UNEAC provincial.
Todos estos hechos tienen un rasgo común, se trata de acciones desde la “institucionalidad oficial” contra iniciativas culturales caracterizadas por el compromiso activista en pro de una autonomía solidaria. Vemos con gran preocupación la posibilidad de que este tipo de actos desacertados y esterilizantes se generalicen como tendencia. Sentimos en ellos el resurgir de un pensamiento que creíamos ya desterrado de la vida cultural de nuestro país.
Nos posicionamos en contra de tal represión silenciosa que está afectando a proyectos y personas cuyo único “error” ha sido el de llevar a cabo iniciativas que no fueron “orientadas desde arriba”.
Si el capitalismo es el poder del capital frente a la gente de a pie, entonces estamos en contra del capitalismo, y si el “socialismo” es el poder de una burocracia en contra del resto de la sociedad, entonces también estamos en contra de este “socialismo”. Pero el socialismo no tiene que ser esto, el socialismo que nos entusiasma es el proyecto que socializa –comparte– todos sus recursos, donde todos tenemos igual acceso al ejercicio del poder; y no crea alguien que nos referimos a una utopía: ya hay por ahí algunos hogares y colectivos que hacen realidad estas prácticas.
La creciente política de concebir a aquellos que piensan y actúan diferente a “lo orientado” como “disidentes”, “mercenarios” o “contrarrevolucionarios” no afecta en lo más mínimo a la contrarrevolución real, cuya imagen más bien se fortalece, al dejar muy poco espacio para la crítica socialista en la aplicación de la consigna “conmigo o contra mí”. Al no practicarse el merecido respeto por la diversidad, también se está resquebrajando la unidad del proceso revolucionario.
El único remedio para tratar de evitar las nefastas consecuencias que vislumbramos, es promover el diálogo cultural, el respeto a la autonomía y a las capacidades auto-organizativas y gestionadoras de proyectos y personas que emergen en nuestra sociedad. También resulta imprescindible reconocer que la situación actual reclama vínculos de nuevo tipo entre los actores político-culturales cubanos, frente a la emergencia irreversible de nuevos hechos sociales, como las tecnologías digitales o la imposibilidad del aislamiento del país bajo una “urna de cristal”.
En las actuales circunstancias, es imprescindible empeñarnos e incluso arriesgarnos a cuanto esfuerzo sea necesario para salvaguardar los contenidos de nuestro proyecto de liberación social. Hoy nuevamente cobran valor las palabras de Martin Luther King cuando decía «Cobardía hace la pregunta: ¿es seguro? Conveniencia hace la pregunta: ¿es política? Vanidad hace la pregunta: ¿es popular? Pero la consciencia hace la pregunta: ¿es correcto? Y llega un momento en que uno debe tomar una posición que no es ni segura, ni política, ni popular; pero uno debe tomarla porque es correcta».
Esta declaración rechaza todo intento de silenciar a las personas y proyectos que trabajan en la búsqueda de la transformación social hacia un «mundo donde otros mundos sean posibles». Revolución y cultura sólo tienen sentido si son sinónimos de crítica y creación.
La Habana, 18 de diciembre de 2009
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La carta fue presentada durante el último encuentro del Taller Vivir la Revolución, con sede en el CIDCC Juan Marinello, el pasado 18 de diciembre de 2009; y leído ante los compañeros participantes en el mismo.
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