Por Verónica Vega
HAVANA TIMES — Viendo la ola de negocios cuentapropistas en la Habana, me ha llamado la atención el auge de Salas de videojuegos.
Con llamativos carteles y flayers distribuidos por la ciudad, atraen a los niños que corren a gastar su vista en las fulgurantes pantallas… y el dinero de sus padres.
Algunos buscan empleos lucrativos (por la izquierda), pequeños intercambios o ventas para poder autocostearse el caro entretenimiento.
Y me surgieron preguntas como qué haremos con estos índices de adicción y si en Cuba hay especialistas y recursos para “desintoxicar” a los afectados, remedando a los caros centros de este tipo que ya se ven en países del primer mundo.
Clínicas donde, lentamente, se desapega al paciente de su dependencia por el universo virtual y se le reactiva la conexión consciente con la naturaleza, las posibilidades del cuerpo físico y el mundo real.
Jamás he visto un spot televisivo anunciando una línea de ayuda para estos casos. Deduzco que nos llevará años aceptar que tenemos un problema como este, más años tomarlo en serio y otros tantos conciliar ciencia, política y burocracia en función de ofrecer soluciones concretas.
Como el tema me toca muy de cerca, hace tiempo me inquietan los niveles de violencia que desde ataris, Xbox y computadoras, destilan en un vértigo hipnótico estos emuladores de la existencia. Entrevisté a varias personas y encontré opiniones muy diversas:
– Yo creo que los juegos son juegos, simplemente. Lo que hace que las cosas sean malas o buenas son quienes las usan. (Orlando, programador de software) Continue reading