Esa oposición cubana que no supera el provincialismo político

Por Yenisel Rodríguez Pérez

¿Por qué limitar el debate sobre la situación política en Cuba al enfrentamiento del Estado con la sociedad civil? Enfrentamiento que por demás muchas veces se interpreta de manera simplista.

Son esas opiniones que asumen al Estado cubano a manera de lobo feroz todo poderoso, y al pueblo como víctima fatal del comunismo internacional. Algo así como una caperucita enclaustrada en su tortuosa capucha roja.

Si la democratización del acceso de la sociedad cubana al ciberespacio significa ganar cuantiosas cuotas de poder político popular, el anquilosamiento en una crítica lineal y exclusiva del centralismo y el autoritarismo estatal restringirá de sobre manera dichas cuotas de poder.

Algunos se justifican con un malestar psicológico:

-“que tú quieres si estamos atados de pies y manos…”

-“la gente está cansada y hace cualquier cosa para que la situación en Cuba cambie”

“Cualquier cosa”. Ese es el argumento que más atenta contra la efectividad política del debate cívico de los cubanos en un internet democratizado.

No creo que los que se alíen a uno u otro bloque de la actual guerra fría internacional, logren desprenderse de sus aliados cuando se alcancen algunas metas democráticas en Cuba.

El bilateralismo será un terreno político propicio para aquellos que quieran asegurarse el éxito político de sus intereses particulares.

La derecha cubana, esa que algunos definen como liberalismo cubano, se alía a la agenda internacional del gobierno norteamericano, de la misma manera que lo hacen los oficialistas con la agenda del gobierno ruso y chino.

Es esa maldición de comadrona, de celestina o de quinta columna la que ha marcado negativamente la historia política de Cuba.

Lo del medio: los intereses auténticos de la sociedad civil cubana, vuelven a quedar abandonados a su suerte, ante la excusa de las facilidades que ofrecen las alianzas con el poderoso enemigo de tu opresor.

Pero hoy esta estrategia legionaria del la derecha cubana se afianza en un provincialismo inédito.

Es esa ingenuidad fundada que les permite asumir la demagogia imperial del bloque EE.UU-Israel-Unión Europea.

De este modo llega la oposición cubana a internet. Desconociendo las luchas de aquellos pueblos que se enfrentan a las mismas injusticias que ellos. Haciendo de porristas sensuales de autoritarismos foráneos.

Al final sabemos que estas caperucitas terminan permitiendo cualquier abuso de gobierno al leñador que mate a su lobo, sin importarles verdaderamente la suerte de los otros.

La derecha, no obstante, nos anima anunciando que nada peor que ese juego simulador con el lobo disfrazado de abuelita.

Ante ellos pareciera imposible salir de dicho juego sin poner un precio a esas virginidades que muchos queremos preservar bajo cualquier gobierno.

Publicado en Havana Times

La institución cubana del “Pionero”

Por Yenisel Rodríguez Pérez

En la educación primaria cubana existe una asignatura que va dirigida a la educación en valores estatales y gubernamentales de los educandos que cursan del primero al sexto grado.

La asignatura es conocida por alumnos y profesores con el nombre de “Pionero.”

El programa educativo de esta asignatura está dividido en dos ciclos. El primero va dirigido a los alumnos Moncadistas que son los que cursan del primero al tercer grado. El segundo ciclo, más sofisticado y exigente, va dirigido a los estudiantes de cuarto a sexto grado, los alumnos “José Martí.”

La evaluación en “Pionero” es mensual y se realiza a través de un concurso muy peculiar, pues a diferencia de los concursos convencionales, en éste la participación no pasa de una entrega inicial de trabajos a la maestra. Los mismos terminarán eternamente archivados luego de constar en los pesquizajes evaluativos de estudiantes, maestros y directivos escolares.

Los trabajos, fundamentalmente dibujo, poesía o miniensayo, tienen que inspirarse en las epopeyas de las revoluciones cubanas y en sus héroes de piedra y metal. Cualquier iniciativa creativa de los estudiantes debe estar relacionada con las efemérides políticas del mes en curso.

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