Como sería “ser” en lo cotidiano si pasáramos de la teoría a la práctica y dejáramos de ver el universo particularizado y lo viéramos como continuo, un universal flujo de energía y masa, un ser materia en constante transformación. ¿Cómo sería poder navegar del misterio de nuestros flujos corporales nacientes de los territorios oscuros en los que la vida se gesta a lo profundo del cosmos en donde la vida nace una y otra vez?
Algo de nave que sabe internarse en ese universo flujo tiene Pechblenda “un espacio TransHackFeminista no patriarcal en donde el aprendizaje surge de la experimentación cruda (reparación electrónica y de electrodomésticos, experimentación con turbinas, bio-electro-química), de la auto-formación de donde emergen conocimientos libres.”
El laboratorio/territorio apropiado y desapropiado, en donde las cucharas pueden ser memorias de computadoras, está lleno de circuitos eléctricos, cables, focos led, combinados con imágenes de volcanes en explosión. Allí nacen todo tipo de creaciones: lo mismo se encuentra el juego de la música y el noise, que la planificación de un circuito para monitorear el agua del río y hacer investigación.
La ventana de esta nave da a los reductos de un bosque y en las noches de buen tiempo permite ingresar a la brisa que termina por penetrar en los sueños. Pechblenda está dentro de Calafou, la colonia ecoindustrial postcapitalista, un lugar en el que las ruinas de una zona industrial han sido recuperadas con la intensión de experimentar la transformación a otras formas de vida.
En Pechblenda no hay sólo una teoría del transfeminismo sino una práctica de la no negación de los sentimientos o del cuerpo humano en todas sus posibilidades, aquí la vida y la muerte existen tanto como el humano ciborg sobreviviendo en lo que se ha dejado del bosque.
Pechblenda emerge en la realidad como un espacio en el que se ha logrado transitar del hazlo tú misma al hacerlo con otras sin dejar lo lúdico del ser autodidacta pero sabiendo que nada hay si no hay en comunidad.
Hace poco más de un siglo, después de procesar 8 toneladas de pechblenda, Marie Sklodowska obtuvo 1g de cloruro de radio puro, con ello vino el descubrimiento de elementos radioactivos. En este espacio alejado de la búsqueda de la perfección, el objetivo no es obtener “productos” y no importa cuánto trabajo se deba procesar.
Intensas y contagiosas como la radioactividad las miradas de Pechblenda se internaron en mi corazón, a veces sangrantes como en su performances, y me enseñaron qué quiero ser cuando vuelva a tener 25.
*Entre el 4 y el 11 de agosto se está convocando al encuentro transhackfeminista para poner en marcha un servidor antipatriarcal autónomo & un biolab ginecológico colaborativo (DIT) Do it togheter.
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Con ganas de ir a conocer vuestros lugares allá, y trabajar juntxs. Despegar con la nave e inocularnos en vuestro ritmo y acción.
Gracias por tan increible articulo.