La nueva Legislatura debe ser "empujada"

Por Yasmín S. Portales Machado

A propósito de la noticia de que no tendremos nuevo Código de la Familia, Lirians Gordillo me hizo unas preguntas, acá las comparto.

¿Qué consecuencias puede tener la no discusión del nuevo código de familia para la comunidad LGBTI en Cuba, y en general para la sociedad cubana?

Para la Comunidad LGBT los efectos ya son evidentes: cuando un activista tan respetuoso de nuestras estructuras estatales como Paquito muestra semejante amargura, puedes imaginar lo que sentimos el resto, militantes del PCC o no.

La discusión del Código de la Familia era la gran carta ganadora del CENESEX, y tras esta cancelación su credibilidad política debilita mucho. Como el movimiento LGBT más cercano a la institucionalidad estatal cubano tiene a Mariela Castro Espín y su institución como referente organizativo básico, en la práctica el movimiento ha perdido la cabeza. ¿Qué va a decir Mariela en mayo que de esperanzas? Ni idea.

¿Qué condiciones deberían darse, o qué debería cambiar para que en la próxima legislatura se llevara a cabo la discusión del Anteproyecto de Código de Familia?

Tenemos que lograr que la Asamblea Nacional y el Gobierno sientan presión de parte de la población cubana para discutir el nuevo Código, como lo sintió para dar paso a la Reforma Migratoria y a la liberación para la compra venta de casas y autos. Por supuesto, es muy difícil poner al centro del debate un asunto social cuando el desastre económico urge nuevas medidas, pero al menos hay que intentarlo. Mientras sigamos repitiendo que el Código de la Familia solo interesa a la comunidad LGBT no avanzaremos. Ese es el recurso discursivo que usa la homofobia, a sabiendas de que es falso. Hay que imponer nuevas reglas de juego, sacar el asunto a la calle y mostrar cómo el nuevo Código de la Familia afecta a toda la sociedad. A ver cómo van a negar su pertinencia entonces.

¿Cuáles pueden ser las iniciativas, o estrategias a seguir, para en el futuro ejercer mayor presión pública?

Es evidente, para mí, que la estrategia educativa seguida hasta ahora, de amabilidad y súplicas, ha demostrado sus limitaciones.

Se impone cambiar las reglas del juego:

1) Escapar de la retórica homofóbica que ha limitado la percepción del alcance de este proyecto legislativo, pues no es cierto que el Código de la Familia solo beneficiará a las personas LGBT y sus familias.
2) Siguiendo las recomendaciones de Raúl Castro, dejar el secretismo (ya hemos visto de qué valió) y revelar el contenido de este anteproyecto del Código de la Familia, de modo que quienes deseamos impulsar su aprobación podamos defender su validez en cualquier espacio con argumentaciones claras. Quienes estamos involucrados en esta lucha merecemos participar en igualdad de condiciones, que en este caso significa en igualdad de conocimientos.
3) Sacar texto y debate a la calle, a los espacios públicos de la nación y la emigración, para poner a las personas frente a frente con sus dudas y sus conceptos de la legislación que necesita la Cuba de ahora respecto a sus familias.
4) Crear condiciones para apelar al recurso de la Iniciativa Legislativa Popular (10 000 firmas notariadas) en caso de que la nueva Asamblea Legislativa no discuta el Código de la Familia en 2013, para garantizar su inclusión en el cronograma de 2014.

¿Apoya los criterios de que la ausencia del debate en esta legislatura parlamentaria se deba a la poca preparación del pueblo cubano para aceptar la diversidad sexual?

La que obviamente no está preparada es la Asamblea Nacional. No está preparada para defender a su nación en lugar de su tranquilidad. Quienes integran la Asamblea han dado más de una vez muestras fehacientes de su absoluta sumisión al brazo ejecutivo de Cuba y a pactos políticos coyunturales, antes que en la defensa a largo plazo de las necesidades normativas de una nación que se sueña independiente, socialista y con dignidad para cada habitante.

Lo único en que no le hacen caso al Presidente de la República es en que discutan en serio, pero con estos bueyes tenemos que arar.

Como las circunstancias no han cambiado, no cambiaré mi argumento en este caso: ¿Estaba lista Cuba para la abolición de la esclavitud, el sufragio universal, el divorcio o la nacionalización de las empresas? No. Claro que todo un país nunca está listo para saltar hacia delante, porque hay mucha gente miserable que medra de la desigualdad, o que se siente mejor al saber que hay personas con menos derechos que los suyos. ¿Qué clase se argumento es ese para negar el amparo legal?

Cuba no puede retroceder en su gloriosa tradición de saltar hacia delante, de poner la dignidad nacional y la autodeterminación por delante de los prejuicios y el neocolonialismo. Las personas electas para la nueva legislatura deberían recordar eso cuando gentes bien intencionadas les recuerden la sensibilidad de las iglesias o las tradiciones del pueblo respecto a los cambios que traerá el Código de la Familia.

Cuba es laica, Cuba defiende los derechos de TODA la infancia, Cuba es independiente y soberana, Cuba es socialista.

La Asamblea Nacional del Poder Popular podría dar una evidencia de todo eso en 2013, pero no lo hará sin nuestra ayuda.

Mis valores tradicionales

Yasmín S. Portales Machado

Yo quiero ir a la sede de la ONU y pedir que voten una resolución para que nadie en el mundo deje oscilando los balances (sillones en La Habana) tras levantarse, ni silbe dentro de su casa, para que ninguna normativa de salud pública prohíba asar puerco en púa al aire libre con leña y en cambio exijan a la gente bañarse todos los días. Si no les gusta, amenazaré con revelar algo sucio de las otras potencias mundiales, o soltar unas bombitas en algún sitio, cortar los suministros de gas a Europa o ¡ya se me ocurrirá algo!

¿Por qué tengo que ir a la ONU? Pues porque esos son los valores tradicionales de mi país que quiero defender, y, si llego a la ONU y amenazo así a las otras naciones, tengo power para decir que son los más importantes y quiero que la Declaración Universal de los Derechos Humanos los respete, aunque mil secretarias y traductores (o secretarios y traductoras) tengan que rehacer cada documento del sistema de las Naciones Unidas para satisfacerlo.

¿Se imaginan que cada millonarix o presidentx con ínfulas exija tales deseos al (des)gobierno mundial? No piensen en futuro, hay un chico que reúne ambos atributos (millonario y presidente) que ya está sentando las bases de tan hermoso futuro: Vladimir Putin, ¡paladín de los valores tradicionales que desde el Kremlin azota a quienes intentan occidentalizar nuestras tradiciones tradicionales y atrancadas! Que por viejas son santas, y por santas son buenas para la sociedad. ¡Y que nadie se equivoque!

Este sábado 29 de septiembre, en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, celebrado en Ginebra, los embajadores de la Federación Rusa (o sea, del egregio Vladimir Putin) lograron que se aprobara el proyecto de resolución A/HRC/21/L.2 denominado Promoción de los derechos humanos y las libertades fundamentales mediante un mejor entendimiento de los valores tradicionales de la humanidad.

La resolución es un sueño para todas las personas de buena voluntad que ven amenazados los derechos de libre expresión de sus viejas, santas y buenas tradiciones. Ya que ” reafirma la idea de que la comprensión y el respeto por los valores tradicionales, contribuyen a la promoción y a la protección de los derechos humanos y de las libertades fundamentales.” Así que el Canciller de Rusia no entiende cómo no consiguieron el voto unánime (ahí debe haber suspirado recordando los buenos viejos tiempos del PCUS).

¿¡Se lo pueden creer!? Hubo quien votó en contra de tal preciosidad de derecho internacional. Aquí la lista de esas 15 naciones enemigas de la defensa de las buenas costumbres: Austria, Bélgica, Botsuana, Costa Rica, República Checa, Hungría, Italia, Mauricio, México, Noruega, Polonia, Rumania, España, Suiza y Estados Unidos.

Otras 7 representaciones claramente presionadas por la Mafia Rosa y los grupos de derechos de las mujeres- se abstuvieron para mantener la dignidad: Chile, Benín, Guetemala, Nigeria, Perú, República Moldova y Uruguay.

Pero 25 países se unieron a Rusia en este hermoso y glorioso primer paso para obligar al mundo a respetar a sus ancestros: Angola, Bangladesh, Burkina Faso, Camerún, China, Congo, Cuba, Djibouti, Ecuador, India, Indonesia, Jordania, Kuwait, Kirguistán, Libia, Malasia, Maldivas,Mauritania Filipinas, Qatar, Rusia, Arabia Saudita, Senegal, Tailandia y Uganda.

Está claro que el voto de Cuba pone en claro la posición de la isla sobre los derechos de los gobiernos nacionales a hacer lo que les venga en ganas con su ciudadanía (¿súbditos en el caso ruso?). Y eso es bueno, porque con el jaleo que armaron en diciembre de 2010 el CENESEX y varios activistas de sexualidad, se ha regado por el mundo la bola de que Cuba cedió ante el malvado, degenerado, multicolor, pro-condón, amanerado y ubicuo lobby gay, que tantos estragos hace por el mundo.

O sea, que queda claro que la ONU está en la obligación de proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas, pero sin excesos que dañen las culturas tradicionales. Se repara así la afrenta que perpetuaba el marco jurídico internacional de los derechos humanos, instancia que ha rechazado desde un principio la idea de que, cuando una práctica es tradicional o está basada en valores tradicionales, esto sea suficiente para considerar que pueda prevalecer por sobre los estándares internacionales de derechos humanos.

Si, es cierto que algunas tradiciones y valores tradicionales han sido invocados en todo el mundo a lo largo de la historia para justificar cositas de cuantía menor como la violencia familiar, las violaciones dentro del matrimonio, la mutilación genital femenina, la discriminación por castas y la violencia contra minorías en general. ¡Es lo que manda la tradición! ¿Por qué habríamos de levantarnos contra la palabra de nuestros santos padrecitos de la nación? Solo porque en algunos lugares del mundo no consideran a las mujeres, los afeminados, los negros, los árabes o los judíos (según el caso), o los retardados como gente, no se están violando sus derechos, son libres de irse (si sus amos se lo permiten), pero estos lugares no cederán ante la vocación de injerencias, ateísmo, y desmontaje del sacro pasado que promueven algunas facciones de la ONU.

Vladimir Putin les ha plantado cara.

Bueno, ¿empezamos la campaña de defensa del puerco en púa y el baño diario?

PD: Materiales relacionados

http://noticias.universogay.com/la-onu-aprueba-una-resolucion-de-rusia-a-favor-de-promover-los-valores-tradicionales__30092012.html
http://www.elobservatodo.cl/node/28769
http://www.sentidog.com/lat/2012/09/onu-aprueba-resolucion-promovida-por-rusia-que-relativiza-vigencia-de-los-derechos-humanos-frente-a-valores-tradicionales.html
http://www.quepasagaypr.com/2012/10/onu-aprueba-resolucion-rusa-para.html
http://www.hrw.org/es/news/2012/09/24/carta-al-canciller-harlod-caballeros-gobierno-de-rusia-promueve-resoluci-n-que-limit
http://spanish.ruvr.ru/2012_09_27/Organizacion-de-Cooperacion-Islamica-ONU-derechos-humanos-resolucion-Liga-Arabe-proyecto/

Entre la inexperiencia y la sospecha: las organizaciones LGBT en Cuba

Por Yasmín S. Portales Machado

Especial para SEMlac, 21 de septiembre de 2012 – Una periodista pregunta qué cree la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgénero) de cierto tópico, un amigo se pregunta cómo lograr que la comunidad se movilice en cierta dirección, una mujer se empeña en demostrarle a todo el mundo que sí existe una comunidad LGBT en Cuba. Todo esto me genera escepticismo: ¿puede opinar o moverse algo cuya existencia misma es cuestionable? Existen las personas LGBT en Cuba -evidencia sobra-, pero ¿constituimos una comunidad?

Vamos a ponernos de acuerdo: una comunidad es un grupo de seres humanos que comparten elementos en común y crean una identidad mediante la diferenciación; identidad que es compartida y elaborada entre sus integrantes y socializada a través de la interacción con otras comunidades. Puede ocurrir que una comunidad surja porque las personas comparten un objetivo, pero a menudo basta la identidad común para conformar una comunidad -esto es muy frecuente entre las personas discriminadas.

De acuerdo, si se trata de que compartimos signos, prácticas y hasta objetivos generales -que no nos discriminen-, hay una comunidad LGBT. Y lo sabemos porque ya no es noticia en Cuba que personas LGBT y heteroaliadas actúen para enfrentar la discriminación. Incluso hay espacios comunitarios -no siempre físicos-: los construyen quienes crean, desarrollan y defienden las zonas de encuentro, las campañas de lucha contra el VIH/sida, las redes de apoyo antidiscriminación; quienes, en suma, buscan desplazar al heterosexismo, las discriminaciones diversas y las presiones heteronormativas del espacio público.

Pero una comunidad debe tener conciencia de sí y capacidad de diálogo interno para que opine o se movilice de modo auténtico. Es casi redundante mencionar que decisiones o movilizaciones tales solo se obtienen tras articular mecanismos de diálogo entre las personas de la comunidad, de lo cual nace la coordinación de acciones. Continue reading

Hoy es cuando, mañana puede ser demasiado tarde

Por Luis Rondón Paz

Estuve mirando anoche en los medios de comunicación masiva un acto desesperado: transmitieron un programa especial para obligar a las personas a ser censadas.

Piden veracidad, pero los veraces no van a ser ellos, porque no van a censar las familias no heterosexuales que viven en Cuba, y a los que se nieguen ser censados, según un amigo mío que llamo a la ONEI, les recordarán la obligatoriedad de declarar, porque así lo dice el Decreto Ley 291 de la Gaceta Extraordinaria 32 de 2012 (primer error, esta Gaceta no está ni en el Ministerio de Justicia, ni en la imprenta de las gacetas, por otra fuente supe que este documento realmente fue emitido en el 2011, y no dice nada de que sea obligatorio responder). Incluso amenazaron a este colega de que se podían tomar medidas con él si no declaraba lo que el enumerador tenía orientado anotar en el caso de las familias homoparentales. Lo más cómico de todo esto es la cañona que quiere dar la ONEI ante la sociedad cubana, la Nación, el Partido y el Gobierno de Cuba, ya que, cuando se te obliga a declarar algo que no es una realidad, se está violando el Artículo 59 de la Constitución de la República de Cuba, que tiene dicho bien claro que:

Nadie puede ser encausado ni condenado sino por tribunal competente en virtud de leyes anteriores al delito (decir la verdad y exigir que se sea censado verazmente me parece que no es un delito) y con las formalidades y garantías que éstas establecen.
Todo acusado tiene derecho a la defensa. No se ejercerá violencia ni coacción de clase alguna sobre las personas para forzarlas a declarar.

Y es lo que pasa justo cuando una persona no heterosexual, que vive con su pareja, decide que no va a declarar porque lo que anotarán en el Censo, para él y muchas familias cubanas es claramente una gran mentira, de carácter homofóbico, burgués, racista, patriarcal heteronormativo, invisibilizador, verticalista y poco democrático, porque entonces se le aclara que se “pueden tomar medidas contra este ciudadano”.

Me suena como algún vestigio de cacería de brujas con violencia implícita o explícita. Porque se está diciendo a este ser humano o dices que tu pareja es un pariente cercano, no tu pareja sexual-afectiva, o tomamos medidas contigo”. Porque no somos “normales” para el Censo, digo para la ONEI, que es la fuente sectorial encargada de la actividad registradora. Además, me parece que al asumir esta institución respuestas en pro de la coacción ante las llamadas telefónicas y correos con quejas razonables sobre el desacuerdo con ser enumerados contra su voluntad, por ser incierto su estado conyugal ante el país por parte del Censo, más claro ni el agua que eso es violación del citado Artículo 59. Incluso, constato más violaciones y cito el tercer párrafo del artículo constitucional:

Es nula toda declaración obtenida con infracción de este precepto y los responsables incurrirán en las sanciones que fija la ley.

¡Di tu! Todos los enumeradores serán sancionados entonces, porque están orientados de ignorar una “declaración” supuestamente veraz, como tanto recalcó un señor en el programa especial del Censo de Población y Vivienda que se transmitió en el horario estelar de la Televisión Cubana esta noche de jueves.

Y acoto que las personas trasns no serán reconocidas por su sexo o identidad de género, sino por lo que dicta su cédula de identidad. Los heterosexuales también son víctimas de violencia, ya que, según el Censo, no hay modelos democráticos de familia, todo es un “jefe”, un “líder simbólico”.

Me gustaría señalar que el lenguaje de género es bastante pobre por lo que plantean las encuestas.

Es que realmente es fundente lo que pretende la ONEI, siento como si estuviera viviendo en un país donde todas las personas son de piel color blanco o negro, no hay personas con rasgos asiáticos, afro descendientes y mucho menos familias homoparentales, no, no, no, que va, Cuba es un país libre de “maricas”, todos se fueron cuando el Mariel.

Entonces, ¿nos caemos a mentiras?, bueno, soy optimista y espero que se tomen medidas drásticas con la ONEI por violar “a la cara” el Artículo 59 de la Constitución de la República de Cuba. Me parece que la nación y la sociedad merecen más respeto, está bueno ya de que se siga tomando la Constitución como letra muerta. Pienso que, si se pretende modificar la actual Constitución, es urgente tomar las riendas ante tales faltas de respeto por parte de un Sector que, “se supone”, está junto a la política del Partido y sus nuevos lineamientos.

Creo que si esto se deja pasar por alto, la credibilidad ante los cambios que se están haciendo para el bien de la sociedad cubana” está en juego. Considero que es gravísimo lo que se pretende registrar, teniendo en cuenta que el próximo censo será en no se cuántos años. Es vital para la salud de una sociedad diversa, nuestra sociedad, que está enfrascada en la construcción de un socialismo democráticamente justo y equitativo, atacar a tiempo esta injusticia, después ya será demasiado tarde.

En 10 años, será demasiado tarde.

Mañana puede ser demasiado tarde.

Hoy es cuando.

Ahora hay que demandar justicia, es el derecho de todos los ciudadanos cubanos, y estos derechos no se plebiscitan, se garantizan.

No importa dónde estés cuando leas esto, si eres de Cuba, puedes exigir explicaciones a la ONEI. Puedes llamar al (53 7) 835 3911 o escribir a censo2012.

Tomado de Proyecto Arcoiris, correciones de Yasmín S. Portales Machado

Ciudadano Cero

Por Norge Espinosa Mendoza

No voy a estar en Cuba mientras el fragor del nuevo censo de población vaya puerta por puerta. Me perderé la oportunidad, entonces, de recibir a la persona que irá a mi casa para convertirme en un número, en una estadística que algo dirá sobre lo que somos en Cuba ahora mismo. Un número tras el cual estará la biografía de todos los que hagan ese gesto, con la esperanza de quedar como una marca en el mapa vivo del país. Hace ya varios meses nos habían advertido que las relaciones entre personas del mismo sexo no estarían contempladas en dicho repaso, que los homosexuales y lesbianas que tuvieran el arrojo de asumir la naturaleza de sus enlaces ante los encargados de esta operación, quedarían encubiertos por una voluntad nada relacionada con lo poco o lo mucho que hemos ido ganando sobre todo a partir del 2008, cuando comenzó a reconocerse en Cuba el Día Mundial de Lucha contra la Homofobia y parecieron removerse ciertos pedazos de la moralina tropical para que tuviéramos un rostro en ese mismo conglomerado que bajo el sol ardiente y tantas circunstancias que a otros pueden parecer insólitas, nos unen en diversos tipos de batallas.

La negativa de la oficina que realiza el censo a asimilar la verdad de estas parejas se escuda en la impersonalidad de las cifras, en el simple conteo, pero como han detectado varios activistas, es una maniobra que genera una mayor carga de oscuridad sobre lo que creíamos ganado. La cadena de contradicciones, demoras, esperas vacías, que sigue atentando en la Isla contra el reconocimiento natural y pleno de un hecho que sería ridículo negar ya, gana con este elemento un nuevo punto de apoyo, al que deberían haber respondido ciertas instituciones relacionadas con este batallar, y que no se han expresado como sus agendas debieran confirmarnos. En otros sitios del mundo, esto bastaría para que hubiera alguna protesta ante la fachada del organismo que emite el censo. En Cuba, nos queda el estrecho margen que blogueros, activistas, periodistas muy comprometidos, quieran dilatar para que esta estrategia no los reduzca a simples dígitos.

¿Qué puede significar en Cuba estar al margen de lo que el censo representará, si esta no es más que otra fórmula de invisibilización acerca de la calidad y las carencias auténticas de lo que somos? Poco o mucho, porque el censo puede ser apreciado solo como dato frío, pero también exigiría un grado de responsabilidad hacia esos rostros, esas parejas, esas vidas que se enfrentan diariamente a la homofobia institucionalizada, la misma que apela a estos actos para recordarnos su peso. La ingenuidad no debiera acompañarnos para que recibamos pasivamente este tipo de rechazos. Vivir en Cuba da el derecho a todos sus ciudadanas y ciudadanos a estar ahí, en ese conteo, y más, nos da el derecho de reconocer el modo en que vivimos por encima de estrecheces tanto morales como económicas, en pro de un respeto básico a la individualidad que encarnamos ahora mismo en la Nación. El dejo político que se oculta tras esta nueva negativa, el retardamiento de un punto de asunción que algunos han manejado con veracidad y otros hipócritamente cuando se acercan ciertas fechas y parece estar bien, ser correcto, hablando de la supuesta capacidad ya ganada para que tengamos como una pieza más en nuestro entorno a gays, lesbianas, transexuales, pacientes de VIH/Sida, etc., nos recuerda cuánto falta en el país para que en verdad seamos algo más que un número, una mano que se levanta junto a otras unánimemente en gesto mecánico, una voz confundida con las otras voces.

Lo conseguido en esta lidia no debiera reducirnos a Ciudadano Cero, de ahí mi apoyo a las ideas que varios de estos activistas han ido disparando contra el silencio que emanaría de esos reportes. Seguir callados o cruzados de brazos ante la manera en que nos anulan, nos editan como a ciertas escenas de seriales televisivos, nos mezclan impunemente con otros conceptos sin haber siquiera indagado en lo que quisiéramos o no participar, es una actitud a la que hay que enfrentar con radicalidad e inteligencia. Incluso cuando, como ahora, ya ha bajado por mandato el concepto de registro para este censo, y parezca imposible torcer el criterio retrógrado con el que, evidentemente, se sigue pensando la realidad en ciertas esferas.

El censo es apenas un símbolo de ello, y aunque parezca ingenuo colgar una bandera del arcoiris en un punto visible de la casa para al menos inquietar a los “censores”, va mi apoyo por esa provocación. La vida cubana, la que se explica en términos oficiales, está necesitada de ello. No quiero ser un Ciudadano Cero. Ni siquiera ahora que, por unos meses, estoy fuera de mi país, donde me repito una y otra vez aquello de “I am what I am”.

Es lo que lamento al no poder abrir la puerta a quien quiera saber quién soy, con cuántas personas vivo, mi edad. Etcétera. No quiero ser un número. Pero si quiero ser una persona dispuesta a reconocer lo que soy, y que no se me arrebate mi derecho al deseo. A desear el cuerpo que se me antoje. Me hubiera encantado recibir a ese hipotético encargado del censo envuelto apenas en mi bandera cubana.

Censo 2012: Cuba en una foto desenfocada

Maykel González Vivero

Será una foto de Cuba, una foto de familia, aseguran los manuales del censo, con vocación metafórica. A la medianoche del 14 de septiembre oprimirán el botón y veremos el flashazo. Ya sabemos, sin embargo, que nos harán una foto desenfocada: las uniones entre personas del mismo sexo fueron omitidas de los cuestionarios. Algunas familias no rezarán como tales, serán convivientes sin parentesco. Las pautas sancionadas por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) obligan a desenfocar la imagen de Cuba que necesitamos.

Hoy aparecieron pruebas de que la ONEI se traiciona a sí misma en una pugna a puertas cerradas. Un supervisor del censo, estudiante universitario, me reveló el contenido de unas líneas borradas en el manual denominado Instrucciones Enumerador. Aunque tachadas con saña, en el párrafo que define quiénes serán considerados cónyuges él pudo leer: “En este caso se admiten parejas del mismo sexo, siempre que sean convivientes del mismo hogar censal”. “Las parejas homosexuales no figurarán en la indagación”, dijo un funcionario de la ONEI al periodista Francisco Rodríguez Cruz hace pocos meses. Las líneas tachadas obligan a suponer que originalmente se les contempló. El diseño fue cambiado luego por razones que sólo justifican la homofobia y una flagrante mala fe.

Empeñado en conocer el origen de la tachadura homofóbica pedaleé hasta el sitio donde capacitan para el censo en Sagua la Grande. El director, Ovidio Bermúdez Acosta, me facilitó las Instrucciones y pude fotografiar el fragmento censurado. Bermúdez me mostró además una información oficial de la ONEI titulada Precisiones metodológicas y fe de erratas; en la penúltima página se ordena tachar la oración que reproduje arriba y sustituir por “Las parejas deben ser de sexo diferente”.

¿Por qué se abandonó el proyecto original? ¿Quién ordenó -persona o grupo- que se eliminara una pauta incluida por los propios especialistas de la ONEI? Lo que parecía una omisión ahora es discriminación. Afirmar que las parejas homosexuales no serían admitidas era anticuado; incluirlas, luego tacharlas, es discriminatorio. ¿Los responsables sabrán que obran contra la política del Estado?

Seguí hasta el Departamento Municipal del Censo, en la sede sagüera de la ONEI. Conversé con la máxima responsable: Dulce Suárez Rojo, otra funcionaria, me facilitó numerosos ejemplares de las Intrucciones. En todos aparecía la misma tachadura azul, rotunda. Maritza, la directora, me aseguró que los manuales llegaron tachados probablemente de La Habana. Ella desconocía la Instructiva No. 14 del 21 de junio de 2012, la fe de erratas de tanta mala fe. Dulce explicó que a pesar de la fecha el documento les llegó el pasado viernes. Y no tuvieron que corregir nada, lo que indicaban censurar ya estaba en azul.

Las funcionarias de la ONEI -todas son mujeres- se interesaron por el caso. Conocían el término homofobia. Mencionaron dos películas: Milk y Brokeback Mountain. Dulce admitió que la disposición obliga a instruir expresamente a los enumeradores para que desconozcan cualquier declaración de unión entre personas del mismo sexo. Si dos hombres se declaran unidos, los enumeradores excepcionalmente lo desconocerán, pese a que el censo consignará lo declarado aunque sea evidente alguna falsedad. Por una vez el censo mentirá. La foto quedará desenfocada.

Tomado de El Nictálope