Por Amrit
HAVANA TIMES, 17 mayo — En un mes y medio mi hijo terminará la secundaria. Con su único uniforme, la camisa varias veces rota y zurcida por el diario lavado, lo veo entrar a esta escuela de paredes despintadas, donde está prohibido hacer fotos. Aquí se disolvieron al menos tres de sus sueños:
-Poder decir lo que piensa, (en esta o en cualquier escuela de este país)
-Hacerse respetar sin usar la violencia
-Encontrar otro maestro como el que tuvo en sexto grado, el único por el que llegó a sentir admiración y sincero cariño. Continue reading