Por Marcelo “Liberato” Salinas
Cumpliendo un propósito de varias asambleas del Observatorio Crítico de organizar un fondo solidario para víctimas del huracán Sandy, me dirigí a principio de febrero de este año hacia el oriente de la isla.
En la provincia Santiago de Cuba pude conocer a dos familias afectadas por el ciclón, a quienes se entregó una partida solidaria. Las familias, residentes en el municipio de Contramaestre, cuentan con una huerta común de autoconsumo y comercialización, referencia que tuvimos gracias a la familia Castro-Palmer, amigos nuestros en Santiago de Cuba, emparentados con los de Contramaestre y testigos de sus empeños.
Por otra parte, en la localidad de Báguanos del municipio de igual nombre, en la provincia de Holguín, estuve del 9 al 11 de febrero. Allí formé parte de una red de amistades y afectos, y conocí la existencia de un proyecto sociocultural en la localidad: El árbol que silva y canta, que durante más de diez años ha sostenido un espacio de crecimiento cultural, intelectual y humano en Báguanos.
Allí contactamos con la familia Ferreiro, con quienes disfrutamos de una entrañable amistad desde 2010, cuando trabajamos una temporada en la localidad con motivo de una investigación de terreno sobre la problemática del agua en la localidad. Manoli Ferreiro nos puso en contacto con Rolando Bellido, prestigiosa individualidad en la localidad que ha sido puntal en el sostenimiento del proyecto sociocultural local El árbol que silva y canta.
Con Bellido dialogamos sobre disímiles temas, todos vinculados a la militancia social y, por supuesto, de los principios con los cuales queríamos hacer la contribución solidaria del OC: ayudar a familias muy afectadas en sus viviendas por el huracán y contribuir a la adquisición de instrumentos de trabajo o de construcción para emprendimientos propios, sabiendo que 200 euros, equivalentes a 242 CUC, cambiados en pesos cubanos equivalentes a 5808 pesos, de los que se descontaron 900 pesos para las dos familias de Contramaestre, daban un total de solo 4908 pesos, 8 de los cuales tuve que descontar para un pago de transporte mal planificado. Continue reading