Let it be

Por The Beatles

Lei it be. Grafitti en heladería Coppelia. La Habana. Foto: Isbel Díaz Torres

Lei it be. Grafitti en heladería Coppelia. La Habana. Foto: Isbel Díaz Torres

When I find myself in times of trouble,
Mother Mary comes to me,
Speaking words of wisdom,
Let it be.

And in the hour of darkness,
She is standing right in front of me,
Speaking words of wisdom,
Let it be.

Let it be, let it be,
Let it be, let it be,
Whisper words of wisdom,
Let it be.

And when the broken-hearted people,
Living in the world agree,
There will be an answer,
Let it be.

For though they may be parted,
There is still a chance that they will see,
There will be an answer,
Let it be.

Let it be, let it be,
Let it be, let it be,
There will be an answer,
Let it be.

Let it be, let it be,
Let it be, let it be,
Whisper words of wisdom,
Let it be.

And when the night is cloudy,
There is still a light that shines on me,
Shine until tomorrow,
Let it be.

I wake up to sound of music,
Mother Mary comes to me,
Speaking words of wisdom,
Let it be.

Let it be, let it be,
Let it be, let it be,
There will be an answer,
Let it be.

Let it be, let it be,
Let it be, let it be,
Whisper words of wisdom,
Let it be.

John Lennon

Por Simon Frith[1]

“I read the news today, oh boy…”

lennon“La muerte de un héroe”, se leía en grandes letras negritas en la página inicial del Daily Mirror, y si no hubiera sabido de antemano hubiera esperado una historia sobre algún policía o un soldado en Irlanda del Norte. La reacción de los medios ante la muerte de John Lennon fue arrolladora y lo que comenzó como una serie de aflicciones privadas fue convertido en un acontecimiento nacional por los disckjockeys y editores; sin embargo, era muy difícil de entrever el significado de tanto luto. Los medios específicamente parecían menos raudos que lo normal, encontrándose a sí mismos confundidos en sus esfuerzos por responder a los reclamos de un genuino shock popular. Lo que se vino no fue una nostalgia sobre Los Beatles, sino una particular tristeza por la pérdida de las características beatle de Lennon –las cuales nunca encajaron fácilmente en la ideología de Fleet Street[2].

“La idea no es –como el mismo Lennon dijo una vez al Red Mole– reconfortar a la gente, hacerla sentir mejor, sino hacer que se sienta peor”.

El Mirror, con sus instintos populistas intensificados por el thatcherismo, entendió la situación correctamente. En realidad, John Lennon era lo más cercano que tuve a un héroe pero aunque sabía lo que ello quería decir según los puntos de vista de un fan (comprar los discos de Los Beatles en el mismo momento en que los sacaban a la venta, sonar con mi personal visión de una amistad con Lennon –“ya nunca podre conocerlo”, me dijo un amigo cuando supo de la noticia), nunca me detuve a pensar en que tenía que ver el heroísmo con el placer de oír su música. “¿Qué significa eso?”, me pregunto por teléfono otro viejo amigo al saber que compartíamos el mismo sentido de perdida. Colgó sin haber obtenido una respuesta y yo contemple los homenajes transmitidos por televisión, tratando de encontrar algún sentido a una tristeza que era real pero que, de acuerdo a las máximas culturales que siempre he perseguido, se asemejaba más a una vergonzosa autocomplacencia. ¿Por qué debía sentirme así por una estrella del pop?

La respuesta me empezó a llegar a través de los obituarios. John Lennon fue un héroe porque lucho contra los tradicionales sentidos del estrellato, porque se resistió a las frecuentes manipulaciones, y lucho continuamente en las editoriales de periódicos, en las entrevistas radiales, los suplementos especiales con fotos a todo color –todos lo consideraban como un amigo, su símbolo cultural. Tal y como Brian McAllister destaco en sus trabajos en el Guardian, “uno solo tiene que echar una mirada a las personas que decían que conocían a Lennon para comprender por qué se fue a vivir a Estados Unidos”. Como el mismo Lennon afirmo en 1971, “había que humillarse completamente para ser lo que fueron Los Beatles, y eso es lo que me molesta. No sabía, no pude ver más adelante. Sucedió poco a poco, gradualmente, hasta que esta locura total te rodea y estás haciendo exactamente lo que no quieres con gente que no soportas –la misma gente que odiabas cuando tenías 10 años de edad.” Continue reading