En su lugar el béisbol cubano

Por Edelmis Anoceto Vega

Más que pasatiempo nacional, el béisbol cubano puede definirse mejor como panacea nacional.(1) No comparto la romántica y aberrada idea de que cualquier cosa puede estar mal en Cuba excepto la pelota. Pero es un hecho que el deporte cubano del período revolucionario ha sido víctima de una politización que más que aportarle, comienza ya a cobrar sus deudas. Vemos el deporte cubano, y sobre todo la pelota, como reflejo de nuestro progreso social, un progreso social que no tenemos en otras esferas, pero que necesitamos hacer ver mediante el único paliativo que tenemos a mano: el deporte. De alguna manera tenemos que decirle al mundo que somos prósperos, ¿por qué ese empeño?, ¿no suena eso a complejo de inferioridad? Como dice el refrán: «dime de qué alardeas y te diré de qué careces».

Escuchamos con frecuencia el argumento de que muchas naciones en diferentes latitudes han desarrollado su deporte, lo que nos hace compartir con estas las medallas que años atrás estaban destinadas a nuestras vitrinas. Pero, ¿no se supone que a la par del desarrollo deportivo de esas naciones la nuestra haya transitado también por el suyo? Es evidente el estancamiento que hemos tenido en disciplinas que antes estaban en la elite mundial como la esgrima, el voleibol, el boxeo, las pesas y otras que se codeaban con lo mejor de nuestra zona geográfica como el básquetbol.

La politización de la pelota es tal en Cuba que atletas exiliados que una vez fueron estrellas en nuestras series nacionales son vistos como apátridas, y para colmo de ridiculez sus números son borrados de las listas de records y estadísticas oficiales, lo que constituye una burda falta a la inteligencia de un pueblo que nuestros propios medios se empeñan en vender como instruido y culto, y políticamente preparado. Famosa es en este sentido la carta abierta a Julia Osendi del escritor avileño Félix Sánchez, motivada por la absurda omisión de esa periodista del nombre del pelotero Kendry Morales en su reseña de un juego donde el mismo fue el protagonista indiscutible. El pitcher José Ariel Contreras, que tanta gloria dio a la pelota cubana, se levantó un día con el inadmisible calificativo de Titán de Bronce —¡a lo que hemos llegado!— y de pronto se vio condenado al anonimato tras emigrar. ¿Se trata de una especie de represalia para con el pelotero o temor a que nuestro gran público saque alguna conclusión y cree cierto estado de opinión? Si el deporte es derecho del pueblo también lo es la verdad sobre el mismo. ¿A quién se quiere entonces engañar con tales omisiones? ¿Acaso los peloteros cubanos no pueden ejercer uno de los derechos más antiguos de la humanidad: la migración? Deben pagar con su permanencia en el país lo que el estado invirtió en ellos para formarlos. ¿No constituye ese cobro un mezquino regateo por parte de nuestro estado, altruista e internacionalista? Lo más conveniente sería llamarnos a conciencia y preguntarnos por qué se van a Los Estados Unidos los peloteros cubanos. Continue reading

Donde florece la cultura física popular

Por Yenisel Rodríguez Pérez
ciudad deportivaTemprano en la mañana comienzan a llegar personas de todas las edades a la pista de atletismo de la Ciudad Deportiva. Siendo está institución uno de los mayores centro deportivos del país, constituye un excelente indicador para diagnosticar la disposición de la gente común para incorporar el ejercicio físico a su rutina diaria de vida.

Para aquellos que valoramos altamente el poder curativo y profiláctico del ejerció físico, es muy reconfortante ver a personas de todas las edades, clases sociales y un largo etc; acudiendo entusiastamente a los diferentes espacios de la Ciudad Deportiva para practicar deportes o simplemente para realizar ejercicios físicos.

Personas de la tercera edad caminado por las pista de atletismo en grupos pequeños, sumergidos en controversias, llevando a modo de mochila deportiva sus clásicas jabitas para las compras del mes. “Amas de casa,” profesionales y jóvenes cumpliendo los más variados trainings: unos para eliminar o atenuar las secuelas postparto, otros para bajar la barriguita que llega con los cuarenta o simplemente aquellos que buscan resaltar una atractiva fisonomía.

He conocido de mujeres que caminan más de 7 kilómetros todos los días para poder llegar a este centro deportivo donde realizan sus programas de “Ponte en forma.” Otras que engañan a esposos machistas para poder participar de los ejercicios acuáticos que se ofrecen en las piscinas del Centro.

Aunque afectado por situaciones de precariedad infraestructural, en otros centros deportivos de la capital se puede apreciar a la gente acudiendo asiduamente a ellos y con espíritu deportivo.

Más allá de la Ciudad Deportiva existe un sinnúmero de centros deportivos populares en acelerado deterioro. La gente se las arregla para practicar deporte sin detenerse en comodidades o en estéticas de primer mundo.

El apego a ejercitar el cuerpo florece por toda Cuba, sobre todo cuando cuenta con el respaldo de proyectos de promoción bien diseñados, sean estos de iniciativa gubernamental o no gubernamental.

Por ejemplo, se han instalado en lugares específicos de la ciudad un módulo mínimo de equipos para realizar ejercicios. Estos encienden de sobre manera la motivación popular para realizar ejercicios físicos.

Quizás este sea uno de los pocos casos donde la propaganda televisiva, la infraestructura existente y las necesidades de la gente confluyen en un mismo espacio-tiempo, generando prácticas reales y cierto consenso social.

Publicado en Havana Times

Béisbol en la TV: No hay peor ciego.

Por Gustavo Arcos

Mucha razón llevas, ¿Pedro Pérez?. Quienquiera que seas, he leído algunas de tus acertadas y punzantes crónicas relacionadas con el deporte, especialmente el beisbol. Pero este asunto al que haces referencia es un tema de Seguridad Nacional. De eso no se habla y no hay ni uno solo de nuestros periodistas (¿dije periodistas?) deportivos que se atreva a tratarlo públicamente. El cerrojo que se vierte sobre ellos en la Redacción de la Tv es digno del Salón de la Infamia. Y es que, resulta una vergüenza que siendo el beisbol el deporte nacional desde hace más de un siglo, jamás se hable de lo que acontece en este rubro a nivel internacional. Debemos esperar la llegada de los Clásicos para apreciar a las estrellas de este deporte y ..¡vaya sorpresa!.. enterarnos que varios de nuestros comentaristas, empezando por el propio Héctor Rodríguez, tienen todas las estadísticas, cifras y contratos de cada atleta en la mano. He visto fotos de varios de ellos posando sonrientes, al lado de Pujols, Iván Rodríguez, Alou, o Big Papi cuando tuvieron la suerte de compartir hotel y estancias en los clásicos anteriores, pero debemos escucharlos hablar muy críticamente en nuestros medios del enajenante deporte rentado y la venta de cerebros y piernas al mejor postor. Como bien apuntas en tu comentario, parece que el único deporte que es profesional y vil en el planeta, es el Beisbol. Continue reading

Nada veo, nada oigo

Por Pedro Perez

El 1 de noviembre de 2010, cerca de la media noche, me encontraba literalmente soñando despierto. Al estilo del personaje protagonizado por Leonardo Di Caprio en la galardonada cinta Inception, mi cuerpo habitaba un espacio de La Habana, pero mi mente estaba a miles de kilómetros de distancia, en la lejana ciudad estadounidense de Arlington. Allí, en el Rangers Ball Park, ante 52045 fanáticos, el dominicano Nelson Cruz abanicaba ante un lanzamiento del cerrador de los Gigantes de San Francisco Brian Wilson, culminando así el 5 y último juego de la Serie Mundial del 2010 que le dio la cuarta y definitiva victoria a los Gigantes y su primer título desde la mudada de la franquicia a San Francisco en 1958. Por un instante, quise encender la TV para ver si alguno de los 6 canales de la televisión cubana estaba transmitiendo el partido. Pensé también que a la mañana siguiente, alguna de las publicaciones nacionales reseñaría algo al respecto. Pero al igual que Di Caprio, desperté al día siguiente y la dura realidad me bañó con un cubo de agua fría.

Recientemente, a raíz de la desastrosa actuación del seleccionado nacional cubano de fútbol en la Copa de Oro, recordé aquellos días de julio pasado, cuando el Cine Yara y muchos otros sitios de nuestro país, acogían a cientos de fanáticos del más universal de los deportes, quienes tenían la dicha de disfrutar en vivo de los partidos del Mundial de Sudáfrica. Recordé el pasado 24 de mayo, cuando la TV cubana transmitió EN VIVO la final de la Champions League. Recordé también los clásicos Real Madrid-Barça, que para regocijo de nuestro pueblo, recibieron amplia cobertura, tanto en la prensa escrita, radial y televisiva.

Y yo me pregunto: ¿hasta cuándo? Aclaro que no tengo nada en contra del fútbol, pero todo tiene un límite.

¿Hasta cuándo seguiremos teniendo espacios televisivos dedicados exclusivamente a la difusión del fútbol y de sus ligas profesionales, y sin embargo nada sobre béisbol? Continue reading