Las relaciones con la inversión extranjera y los emigrados: la cantidad de dinero es lo importante

Por Rogelio M. Díaz Moreno

Esta es una de esas noticias de las que no podemos tener una certeza cabal, entre nuestra mala conectividad a Internet y la acostumbrada opacidad del sistema cubano. Si las conclusiones que uno extrae a partir de la limitada información que posee, son erróneas, ¿a quién culpar?

Vamos al grano. Al parecer, el canciller cubano Bruno Rodríguez se habría reunido con un grupo de emigrados agrupados bajo la organización Cuban American For Engagement (CAFE), que se oponen al bloqueo, defienden la normalización de las relaciones entre los EEUU y Cuba y otras buenas ideas que desde aquí aplaudimos. Entre las cosas que el canciller les habría dicho el pasado 28 de septiembre, me llama sobremanera la atención la parte donde, según lo que me ha llegado, les explica que se rechaza la posibilidad de que ellos inviertan abiertamente en la economía cubana por un hecho bastante simple, el de que no pueden aportar lo suficiente: las cantidades anheladas de cientos y miles de millones de dólares a las que aspira el gobierno cubano. Continue reading

A puertas cerradas y con oídos sordos

Por Rogelio Manuel Díaz Moreno

Un amigo me ha contado que a un amigo suyo, le contó otro amigo, que cuando los trabajadores del Censo de población que está por realizarse en nuestro país pasen por su vivienda, no va a declarar que posee X artículos ni que se gana cuatro pesos chapeando el jardín de una anciana que vive en su cuadra. Pareciera que el amigo del amigo de mi amigo desconfía de las buenas intenciones y teme que, a los que revelen detalles levemente salidos del tiesto de lo centralmente autorizado y administrado, le vaya a apretar las tuercas.

Un periodista se muestra indignado y pide mano dura contra esos inconscientes que no cooperan lo suficiente en la lucha contra el mosquito aedes aegypti, trasmisor de enfermedades como el dengue. Pareciera que las personas son tan irresponsables que son capaces de arriesgar su salud con tal de evitarse una leve molestia, por lo que necesitan que papá Estado las regañe a ver si se educan.

Estos botones dan fe de una actitud que se resiste, hoy en día, a tener confianza en el estado y sus instituciones, y no digamos ya a cooperar cuando las mismas convocan a empeños de bien común. Y yo me pregunto por qué será.

Se asume que la confianza engendra confianza y que, para esperar sinceridad, se debe ofrecer sinceridad. Pero las fuerzas del orden estatal gustan de solicitar que los ciudadanos se vigilen entre sí y le reporten, a las autoridades superiores, cualquier asunto que constituya una irregularidad. Esto podría ser loable, en todo caso, si se circunscribiera al combate contra crímenes como el narcotráfico o el terrorismo, pero constituye una insoportable violación de la privacidad del individuo en demasiadas otras esferas de la vida, como pueden ser la decisión de acoger o no huéspedes, y otras actividades económicas honradas y de supervivencia básica ante la incapacidad de ganarse una vida decorosa trabajando para el Estado por un salario en moneda nacional ¡por no hablar de la compra de alguna mercancía en el inexorable mercado negro!. Bastante tenemos, piensan algunos, conque lean nuestros correos y escuchen nuestros teléfonos, para creer también que la mano estatal, encargada de perseguir irregularidades, no va a alimentarse con lo que cuantifique la mano censal para quién sabe qué propósitos marrulleros. Para colmo, el estado-gobierno no es nada transparente con sus gestiones y la administración de los recursos provenientes del sudor de los trabajadores, ni gusta de revelar muchas informaciones y datos trascendentales del tipo socio económico, ni a investigadores ni a ciudadanos de a pie, como tuvimos un ejemplo fehaciente en el último censo realizado, a finales de la pasada década.

Por otra parte, para que le abran la puerta a los fumigadores y otros activistas institucionales de la salud, ayudaría que el estado reconociera en los medios de prensa oficiales, con todas sus letras, las situaciones epidemiológicas que haya o no en el país. Si hay dengue, que no se limiten a explicarlo, casi que a sottovoce, en corrillos discretos donde se cita a los vecinos por el CDR y apenas van tres viejitas apuradas porque va a empezar la novela. Que el Granma y demás reconozcan, HAY DENGUE, ES PELIGROSO, HAY QUE ENFRENTARLO. Si hay cólera, que el periódico diga desde que aparece, HAY CÓLERA, en vez de esas notas crípticas que hablan y para eso, con retraso- de un brote de enfermedades diarreicas agudas con lo que el despistado puede pensar que en un cumpleaños repartieron cake en mal estado; luego, con gran reluctancia, reconocen la existencia de un raro bicho, Vibrio cholerae, y no le ponen el nombre en griego porque las prensas no tienen los caracteres del alfabeto helénico. El contraste que existe entre el desganado reconocimiento de situaciones internas y el morbo conque se exaltan las desgracias en el exterior resulta un marco desfavorable para ganar en capacidad de convocatoria, pensamos muchos.

Pero pedir sinceridad y transparencia al aparato estatal es como pedirle peras al olmo. Pareciera que el trabajo de los miembros de aquel consiste en mantener sanas las páginas de los diarios y no nuestros barrios; adjudicarse los méritos de las cosas que salgan bien como dirigentes modelo y culpar al corrupto, apichonado e indisciplinado Liborio por los problemas que existan. De tal suerte, parece poco probable que ambos extremos vayan a intimar el uno con el otro, y que las actividades que dependan de esa confianza mutua vayan a llegar a buen puerto.

Preguntar con la Asamblea

Por Rogelio M. Díaz Moreno

En estos días, la Asamblea Nacional del Poder Popular de nuestro país está efectuando el segundo y último de sus breves períodos de sesiones ordinarias. Se conoció, por la prensa, que están tratando temas económicos y sociales. A mí me gustaría ver que los delegados preguntaran, o inquirieran, o aclararan, o explicaran un par de dudas que me han dado vueltas por la cabeza.

Se recordará el reporte triunfal en nuestra prensa sobre cómo el experimento efectuado con el arriendo de las barberías ha resultado en un gran ahorro y mayor recaudación para el Estado. Ha pasado también un buen tiempo desde el fin de la mayoría de las escuelas de estudiantes becados, lo que también ha implicado un considerable ahorro de recursos. Con la extensión de la edad de jubilación, unos cuantos pesos se han dejado de erogar por el presupuesto nacional en el concepto de retiro. Se han recortado ya bastante los alimentos subsidiados del racionamiento (la libreta), cesaron también los subsidios a los materiales de construcción ofrecidos a la población. Se liquidaron muchos premios literarios en metálico, y las editoriales han experimentado grandes tijeretazos en sus presupuestos. El financiamiento de proyectos culturales y comunitarios sufrió lo suyo. El INDER recibe menos recursos también. Se han reorganizado servicios médicos y educativos buscando mejor eficiencia menos gastos y, finalmente, en todas las ramas de la economía se han despedido unos cuantos miles o decenas, o cientos de miles, sabrán la Virgen y Marino Murillo la cifra exacta de empleados del estado que, de un tiempo a esta parte, se consideraron prescindibles.

A esto hay que añadir que, gracias a la regularización y extensión del trabajo por cuenta propia, existen hoy centenares de miles de contribuyentes más que en tiempos anteriores.

Entonces, lo que quisiera que se expusiera en estas sesiones por los ilustres diputados, es la cuantificación de todos esos recursos que se han ahorrado o aumentado su recaudación. Seguramente sería de gran ayuda comparar el presupuesto de este año y el próximo con aquellos de los años anteriores, y los fines a los que se han dedicado unos y otros dineros, no más para ver de una manera global si la actualización del modelo económico cubano ha valido la pena.

Para derrotar a las fuerzas retardatarias

Por Félix Sautié Mederos (fsautie@yahoo.com)

La dialéctica de la sociedad se expresa dentro de un ámbito de acción en el que las fuerzas encontradas positivas o retardatarias pujan constantemente unas contra las otras, ello podría representarse con un grafico de flechas que se contraponen tratando de ganar terreno sobre su oponente; pero para muchos ese enfrentamiento pasa desapercibido, sobre todo por causa del secretismo y de la falta de transparencia informativa que impera en la sociedad cubana contemporánea.

Los que diseñaron en nombre de la seguridad nacional ese modelo controlado de la información, ahora tendrán que enfrentarse a sus efectos perversos controvertidos contra sus propios orígenes, que encubren a la acción de una burocracia activa aupada por un funcionamiento oficial que durante muchos años ha considerado anatema y enemigo a quien osara criticarla o simplemente se atreviera a describir sus formas operativas. Entre tanto, el pueblo lo ha sufrido y aún lo sufre en todo este tiempo. Sus gestiones ante los burócratas se convierten en verdaderas contingencias desbordadas de un maltrato despreciativo que ha ido horadando persistentemente la credibilidad popular en el proceso socio político cubano, muy a pesar de las consignas reiteradas hasta el cansancio y de los análisis de los especialistas que oficialmente son publicados, que repiten con insistencia el mismo contenido de siempre apartándose de la realidad que nos embarga a todos sin excepción.

Estas contradicciones han llegado a un punto que ya no pueden ocultarse y sus efectos negativos que anteriormente solo el pueblo sentía en carne propia, ahora actúan en contra de los intentos por hacer cambios y reformas a favor del propio sistema que durante muchos años los privilegió. El indicador más explícito de estas situaciones se encuentra en los discursos del Presidente Raúl Castro, quien incluso ha llegado a plantear que no podemos continuar bordeando el precipicio porque nos hundiremos y muy en especial durante su intervención ante la Asamblea Nacional del Poder Popular el pasado 1 de agosto 2011, en la que expuso textualmente que: “Más de una vez he expresado que nuestro peor enemigo no es el imperialismo ni mucho menos sus asalariados del suelo patrio, sino nuestros propios errores (…) el mayor obstáculo que enfrentamos en el cumplimiento de los acuerdos del Sexto Congreso del Partido es la barrera sicológica formada por la inercia, el inmovilismo, la simulación o doble moral, la indiferencia e insensibilidad (…) Seremos pacientes y a la vez perseverantes ante las resistencias al cambio, sean estas conscientes o inconscientes. Advierto que toda resistencia burocrática al estricto cumplimiento de los acuerdos del Congreso, respaldados masivamente por el pueblo será inútil (…) ante las violaciones de la Constitución y de la legalidad establecida no queda otra alternativa que recurrir a la Fiscalía y los Tribunales, como ya empezamos a hacer, para exigir responsabilidad a los infractores, sean quienes sean (…)”

En el corto espacio con que cuento no me es posible hacer citas más amplias pero lo que he expuesto en el párrafo anterior lo considero suficiente al respecto de la exposición de este asunto. Además hace algunos días leí un artículo de un colega de la prensa extranjera, Fernando Ravsberg a quien aprecio muy especialmente, titulado “LA BUROCRACIA PONE EN PELIGRO A TODA CUBA” en el que plantea un párrafo que considero muy importante citar textualmente porque es expresivo de la situación que estoy exponiendo “(…) Los políticos cubanos parecen subestimar la fuerza y la decisión de los burócratas, primero creyeron que no osarían enfrentar a los ‘históricos’ y ahora piensan que pueden quebrar su resistencia solo con acciones legales (…)”

Las fuerzas retardatarias de la sociedad son complejas, están presentes y activas en Cuba hoy, muy a pesar de los aires de cambios que ha estado propugnando desde los mismos inicios de su mandato el Presidente Raúl Castro. Plantean una realidad incontrastable que requiere con urgencia una verdadera apertura de la libertad de expresión, del debate y del diálogo sin cortapisas dejando a un lado el proteccionismo oficial de que han disfrutado desde hace mucho tiempo e inclusive aún disfrutan hoy, dispensado desde determinados ámbitos oficiales, muy especialmente en medio de las contingencias que se libran a favor de los cambios y reformas que son imprescindibles y urgentes.

El problema es muy profundo y aflora en todas las instancias de la sociedad en su conjunto, porque muchas personas consciente o inconscientemente han quedado detenidas en el tiempo, e incluso hay quienes han envejecido en medio de estos procesos caracterizados por su muy poca transparencia e información abierta y se han convertido en una capa poblacional de base que a pesar de sufrir todos los efectos de la burocracia, las inconsecuencias, los empecinamientos y los autoritarismos, ahora no entienden nada y manifiestan determinadas insensibilidades con lo que realmente se está proyectando y tratando de implementar, coadyuvando a favor de las fuerzas retardatarias y del continuismo a crítico. Yo lo he podido palpar directamente y sé de muchos que actualmente se preocupan porque los que se fueron del país puedan regresar, ya que ellos les hicieron actos de repudio orientados y no entienden que se plantee la necesidad de una reforma migratoria que según se ha anunciado por el Presidente Raúl Castro, se encuentra en estudio; y, que en mi opinión, es urgente e imprescindible para la verdadera unidad de la Nación Cubana.

Las fuerzas retardatarias de la sociedad no sólo están conformadas por los burócratas activos de las cúspides políticas y económicas, sino que cuentan con el continuismo, la desinformación, el simplismo, las insensibilidades e incluso los miedos manifiestos de quienes han quedado detenidos en el tiempo dentro del sistema de organizaciones de la base y conforman una masa compleja que instintivamente se resiste a los cambios. Eso hay que tenerlo en cuenta, porque los cambios de mentalidad que se están planteando, son urgentes; pero sin cambios efectivos de personas y de estructuras que son obsoletas de arriba abajo, no podrán derrotarse a las fuerzas retardatarias de la sociedad. En mi opinión es imprescindible cambios radicales en el sistema, que abran los horizontes y las perspectivas de la sociedad porque sin el apoyo masivo de la población, que debe hacerse efectivo mediante la libertad de expresión, la libertad de asociación y su real posibilidad de participación, el punto de inflexión no podrá superarse. Así lo pienso y así lo afirmo.

Publicado el lunes 26 de septiembre del 2011 en Crónicas cubanas de Por Esto!: http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=117534