Ramón García Guerra: Sabéis que no es por odio

Entrevista hecha por el Observatorio Crítico a Ramón García Guerra

OC: Ramón, ¿cuáles han sido tus preocupaciones, qué has estado haciendo los últimos 10 años?

RG: Quizá no fueron tantas sino apenas una la preocupación que durante esta década me ha traído en ascuas. Y no es complicada la cosa.

Cumplí mis 40 años de edad en el 2000. Pensaba que mis 27 años –según un poema de Roque Dalton– debían ser los peores. Pero no, han sido los 40. Entonces me hice por el camino decenas de preguntas que he tratado de resolver sobre la marcha. Todas se referían a qué vida prefería hacer y donde sería posible hacer aquélla. Confieso que hice un gran esfuerzo para que no me dañaran la autoestima, pues me contaba entre los sobrevivientes de los difíciles años 90s. Cuando se quiere en Cuba “rectificar” se buscan chivos expiatorios para hacer el corte definitivo e iniciar la nueva aventura. Entonces me percaté que mi suerte era compartida por millones de cubanos y que aparecía en todas las fotografías del proceso en cinco décadas. Pensar en mi situación era pensar en una sociedad. También en aquella fecha se cerraba el ciclo histórico de cierto modelo de sociedad.

Meditaba sobre la sociedad. Comentaba mis hallazgos. Participaba de los debates… Sucedía con mis amigos lo mismo. Mientras que aquel pequeño alud ganaba en tamaño y rapidez al ir cuesta abajo. Faltaba un poco de coraje… y algo de táctica –decía Roque Dalton.

Somos hoy muchos.

Decidí rescatar un proyecto intelectual que había dejado a medias.

Empecé dando clases de sociología política y sociología de la cultura en la Universidad. Y en buena medida los debates que iniciamos con la Cátedra Haydée Santamaría en los parques me fueron dando una visión de conjunto sobre la realidad cubana, así como acerca de la complejidad y los desafíos que significaba apostar por el cambio. Después estas inquietudes se han convertido en angustias. Porque tomé conciencia de que la situación de incertidumbre hace presión para que se restablezca el equilibrio que sostiene a la sociedad sin que ocurra todavía una ruptura radical con el pasado. Como nos pasó en 1997 al articularse cierto pacto social. La vieja burocracia del Estado asistencialista se encargó en distribuir los ingresos que producía una economía mixta a manos de la nueva burguesía. Pero adoptar esta política liberal-burguesa trajo consigo males peores. Siento que a veces nos enredamos en negociaciones ridículas con los lebreles del status quo.

Convendría que estemos en guardia ante los chantajes emocionales que aluden a nuestro amor a la patria, que afectan nuestras lealtades políticas, etcétera. Continue reading

Un Guardabosques para velar por los espacios verdes

Por Elaine Díaz

El Guardabosques es un proyecto iniciado en enero de 2007 por un grupo de jóvenes cubanos con el objetivo de “contribuir a un mejor manejo de los espacios verdes” que incluye la publicación de un boletín electrónico, de suscripción gratuita, para la “denuncia de depredaciones antiecológicas en el entorno urbano”.

“Todo comenzó en diciembre de 2006”, cuenta su fundador, Isbel Díaz, en exclusiva para Global Voices. En esa fecha ocurrió la “tala indiscriminada de una ceiba centenaria en el barrio de San Agustín”. Este árbol, símbolo de la capital cubana y patrimonio cultural de la nación caribeña, es respetado por todos los habitantes del país.

La denuncia de este hecho se realizó por correo electrónico a cientos de receptores donde se incluyeron tanto ciudadanos como instituciones gubernamentales. “La respuesta fue increíble”, comenta Díaz, “y nos impulsó para realizar la primera acción: editar un boletín digital”.

Así nació El Guardabosques, “sin nómina fija ni nada parecido”. Según Díaz, “A partir de un núcleo inicial de unas cinco personas, todas vecinas de San Agustín, se han ido sumando puntualmente personas y colectivos a este trabajo. Hay quienes han estado solo en la siembra de una postura y nunca más hemos coincidido, y están quienes han participado en casi todo lo que se hace.”

Pero, lo más significativo de este proyecto tiene que ver con su carácter inclusivo y democrático. Para participar en El Guardabosques no existen límites de edad, género, orientación sexual, creencia religiosa, militancia política o estatus económico.

Durante más de cinco años, la difusión del boletín en la red se ha complementado con una centena de acciones de limpieza en ríos, mares y vertederos de basura. Además, han implementado proyectos comunitarios para la siembra y el cuidado de los árboles junto a infantes y han participado en eventos teóricos como el panel “Pensamos Cuba” que coordina la Asociación de Hermanos Saíz.

Actualmente, El Guardabosques es recibido por casi 1000 destinatarios de correo electrónico. El 78 por ciento de estos receptores son residentes en Cuba que acceden desde la red interna, fundamentalmente en universidades, institutos de investigación, instituciones culturales o artísticas.

En junio de 2009, El Guardabosques se integró a la Red Protagónica Observatorio Crítico que incluye una docena de proyectos sobre infancia, diversidad sexual, raza, informática, promoción cultural, entre otros. Durante la IV edición del encuentro de esta red en 2010 los participantes comenzaron con la siembra de una postura de Anacagüita en un círculo infantil.

Cuenta el boletín que: “Trabajadoras del centro, encabezadas por su amable directora, niños de la comunidad, miembros de la Red Protagónica Observatorio Crítico, e invitados al evento decidimos colectivamente el mejor sitio para sembrar el arbolito, cavamos el hoyo, y sembramos y regamos la planta”

La muerte de la ceiba de San Agustín en 2006 no quedó impune. La juventud que actualmente integra El Guardabosques ha ampliado su red de ambientalistas y comienza a crear sus propios espacios para el intercambio con otros proyectos. Cada vez es mayor el número de personas que se acercan para denunciar alguna problemática ambiental o para mostrar su apoyo a la causa ecológica.

En su reivindicación de los espacios verdes, los integrantes de este proyecto reconocen el papel de la tecnología y las redes virtuales en la creación de una ciudadanía vigilante. Según Isbel Díaz, las redes permiten construir “sus propios canales de comunicación para denunciar las acciones de privados o instituciones estatales que infringen la legislación, o que amparados en las lagunas de esta, dañan el medioambiente”.

Publicado en Global Voices

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