La incapacidad de auto-renovación del “socialismo estatal” y las tareas de la izquierda

Por Pedro Campos y Armando Chaguaceda

Obligada la izquierda socialista a poner en primer plano la lucha por la democratización del sistema político, para poder defender libremente sus ideales.

Resumen: Stalin asesinó a Trotsky, Bujarin, Zinoviev, Kamenev y Tomsky, prominentes miembros del Buró Político de la época leninista por discrepar de su línea ultracentralista y antidemocrática. La Perestroika de Gorbachov fue sepultada por un golpe de estado de los tradicionales neo-estalinistas, propiciando la restauración del capitalismo en Rusia. En China el propio Partido Comunista había iniciado años antes la rehabilitación del viejo régimen de explotación.

En Cuba, el capitalismo de estado instaurado en nombre del socialismo trata de reforzarse con apoyo del capital nacional y extranjero. Las modestas y positivas modificaciones del gobierno de Raúl Castro son insuficientes para motorizar una renovación socialista. Las propuestas de la izquierda socialista y democrática son tenidas en cuenta solo limitadamente y la más importante ni rozada por los “lineamientos” aprobados por el VI Congreso del PCC. Por nuestras posiciones, muchos hemos sido represaliados en distintas formas y se trata de vincular nuestros análisis y sugerencias a los del enemigo imperialista para tratar de desprestigiarnos.

Las conclusiones son obvias: En Cuba, el viejo y fracasado modelo de socialismo de estado, tampoco da señales de estar dispuesto a auto-renovarse y más bien como en China, sus tradicionales defensores aspiran a “desarrollar la economía del país a partir de una restauración capitalista controlada por el Partido”. La intolerancia a los cambios, el sectarismo oficial y el control total del partido-gobierno sobre todas las palancas económicas, políticas, sociales y mediáticas hace prácticamente imposible una verdadera discusión para una renovación socialista en nuestro país.

Esa resistencia a los cambios, es lo que hizo, en la URSS y en otros países socialistas, llevar el péndulo político al extremo contrario. Serán ellos y únicamente ellos, los que obstaculizan todas las propuestas de la izquierda democrática y socialista, los responsables de la restauración capitalista en Cuba y su anexión real o virtual a EE.UU.

Como la incapacidad del “socialismo de estado” para auto-renovarse se está demostrando también en Cuba, a la izquierda socialista y democrática cubana no queda más alternativa que poner en primer plano la lucha por la democratización del sistema político, a fin de poder defender libremente sus ideales, como ha hecho el Laboratorio Casa Cuba. Continue reading

Partido cubano cambia al líder sindical

El líder de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) Salvador Valdés Mesa, fue reemplazado este sábado por decisión del Buró Político y el Comité Central del partido Comunista de Cuba, informó el diario Granma.

Durante el Pleno del Consejo Nacional de la CTC, José Ramón Machado Ventura comunicó la decisión partidista, justificada por que el nuevo cargo de Valdés Mesa como vicepresidente del país, “es incompatible con la de encabezar la organización sindical”.

En su lugar, el PCC colocó a Carmen Rosa López, segunda secretaria del Sindicato y también miembro del Consejo de Estado, hasta la celebración del XX Congreso de la CTC, momento en que se elegirá la máxima dirección del movimiento obrero en la isla.

Sin embargo, también por decisión del Buró Político, Valdés Mesa continuará “atendiendo” la central sindical desde su cargo en el gobierno.

Publicado en HAVANA TIMES

Apuntes personales para el Noveno Congreso de la UPEC

Por Rafael González Escalona

Periodismo de investigación… es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativo y documentado posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa; de la neutralidad, los suizos; del justo medio, los filósofos, y de la justicia, los jueces. Y si no se encargan, ¿qué culpa tiene el periodismo?”
Horacio Verbitsky

Foto: Adalberto Roque / AFP/Getty Images

Yo no seré delegado del Congreso de la UPEC (ni siquiera soy miembro de la UPEC). Atrás en las anécdotas quedaron los días románticos en los que un Miguel Barnet casi adolescente era testigo presencial en el vórtice de los debates culturales de la Revolución Cubana. Pero hace varios años perrunos que me siento periodista (y como me recordara Elaine, el periodismo es una profesión de servicio público, y la información un derecho), así que me siento habilitado para dialogar sobre esas cosas que al gremio duele.

Un comentario bastante común en el ámbito es que la única ventaja que tiene ser miembro de la UPEC es el posible otorgamiento de teléfono e Internet, lo que no es poca cosa en este tercermundista archipiélago. Valdría la pena hacer la prueba de si se quitara esta prebenda, cuántas personas seguirían solicitando su ingreso a la organización.

La UPEC (en teoría) regula la actuación de sus miembros a través del Código de Ética y de sus Estatutos, pero una revisión de los documentos deja en claro que este marco normativo es sumamente endeble, considerando sobre todo la inexistencia de un correlato jurídico, esa dichosa Ley de Prensa que tantos sentimientos encontrados despierta. En lo personal desearía que esa Ley viniera aparejada con el surgimiento de una institución encargada específicamente de la regulación estatal de los medios, algo más concreto y objetivable que el difuso encargo del Departamento Ideológico. Continue reading

La nueva Legislatura debe ser "empujada"

Por Yasmín S. Portales Machado

A propósito de la noticia de que no tendremos nuevo Código de la Familia, Lirians Gordillo me hizo unas preguntas, acá las comparto.

¿Qué consecuencias puede tener la no discusión del nuevo código de familia para la comunidad LGBTI en Cuba, y en general para la sociedad cubana?

Para la Comunidad LGBT los efectos ya son evidentes: cuando un activista tan respetuoso de nuestras estructuras estatales como Paquito muestra semejante amargura, puedes imaginar lo que sentimos el resto, militantes del PCC o no.

La discusión del Código de la Familia era la gran carta ganadora del CENESEX, y tras esta cancelación su credibilidad política debilita mucho. Como el movimiento LGBT más cercano a la institucionalidad estatal cubano tiene a Mariela Castro Espín y su institución como referente organizativo básico, en la práctica el movimiento ha perdido la cabeza. ¿Qué va a decir Mariela en mayo que de esperanzas? Ni idea.

¿Qué condiciones deberían darse, o qué debería cambiar para que en la próxima legislatura se llevara a cabo la discusión del Anteproyecto de Código de Familia?

Tenemos que lograr que la Asamblea Nacional y el Gobierno sientan presión de parte de la población cubana para discutir el nuevo Código, como lo sintió para dar paso a la Reforma Migratoria y a la liberación para la compra venta de casas y autos. Por supuesto, es muy difícil poner al centro del debate un asunto social cuando el desastre económico urge nuevas medidas, pero al menos hay que intentarlo. Mientras sigamos repitiendo que el Código de la Familia solo interesa a la comunidad LGBT no avanzaremos. Ese es el recurso discursivo que usa la homofobia, a sabiendas de que es falso. Hay que imponer nuevas reglas de juego, sacar el asunto a la calle y mostrar cómo el nuevo Código de la Familia afecta a toda la sociedad. A ver cómo van a negar su pertinencia entonces.

¿Cuáles pueden ser las iniciativas, o estrategias a seguir, para en el futuro ejercer mayor presión pública?

Es evidente, para mí, que la estrategia educativa seguida hasta ahora, de amabilidad y súplicas, ha demostrado sus limitaciones.

Se impone cambiar las reglas del juego:

1) Escapar de la retórica homofóbica que ha limitado la percepción del alcance de este proyecto legislativo, pues no es cierto que el Código de la Familia solo beneficiará a las personas LGBT y sus familias.
2) Siguiendo las recomendaciones de Raúl Castro, dejar el secretismo (ya hemos visto de qué valió) y revelar el contenido de este anteproyecto del Código de la Familia, de modo que quienes deseamos impulsar su aprobación podamos defender su validez en cualquier espacio con argumentaciones claras. Quienes estamos involucrados en esta lucha merecemos participar en igualdad de condiciones, que en este caso significa en igualdad de conocimientos.
3) Sacar texto y debate a la calle, a los espacios públicos de la nación y la emigración, para poner a las personas frente a frente con sus dudas y sus conceptos de la legislación que necesita la Cuba de ahora respecto a sus familias.
4) Crear condiciones para apelar al recurso de la Iniciativa Legislativa Popular (10 000 firmas notariadas) en caso de que la nueva Asamblea Legislativa no discuta el Código de la Familia en 2013, para garantizar su inclusión en el cronograma de 2014.

¿Apoya los criterios de que la ausencia del debate en esta legislatura parlamentaria se deba a la poca preparación del pueblo cubano para aceptar la diversidad sexual?

La que obviamente no está preparada es la Asamblea Nacional. No está preparada para defender a su nación en lugar de su tranquilidad. Quienes integran la Asamblea han dado más de una vez muestras fehacientes de su absoluta sumisión al brazo ejecutivo de Cuba y a pactos políticos coyunturales, antes que en la defensa a largo plazo de las necesidades normativas de una nación que se sueña independiente, socialista y con dignidad para cada habitante.

Lo único en que no le hacen caso al Presidente de la República es en que discutan en serio, pero con estos bueyes tenemos que arar.

Como las circunstancias no han cambiado, no cambiaré mi argumento en este caso: ¿Estaba lista Cuba para la abolición de la esclavitud, el sufragio universal, el divorcio o la nacionalización de las empresas? No. Claro que todo un país nunca está listo para saltar hacia delante, porque hay mucha gente miserable que medra de la desigualdad, o que se siente mejor al saber que hay personas con menos derechos que los suyos. ¿Qué clase se argumento es ese para negar el amparo legal?

Cuba no puede retroceder en su gloriosa tradición de saltar hacia delante, de poner la dignidad nacional y la autodeterminación por delante de los prejuicios y el neocolonialismo. Las personas electas para la nueva legislatura deberían recordar eso cuando gentes bien intencionadas les recuerden la sensibilidad de las iglesias o las tradiciones del pueblo respecto a los cambios que traerá el Código de la Familia.

Cuba es laica, Cuba defiende los derechos de TODA la infancia, Cuba es independiente y soberana, Cuba es socialista.

La Asamblea Nacional del Poder Popular podría dar una evidencia de todo eso en 2013, pero no lo hará sin nuestra ayuda.

La araña teje a un ritmo poco espectacular

Por Erasmo Calzadilla

Este post está inspirado en un trabajo reciente donde Samuel Farber afirma que el partido único es el obstáculo principal para la democratización genuina de la sociedad cubana.

En esencia no estoy de acuerdo con la tesis central de su artículo, sin embargo es el mismo Farber quien da pie a otra manera de entender el asunto.

Veamos algunas de sus palabras:

“Para los que estamos por el establecimiento de un socialismo auto-gestionario, es necesario tener claro que el monopolio polí­tico del PCC no va a abolirse automáticamente, y que solo un movimiento democrático desde abajo puede lograr esa meta.

“La autogestión obrera requiere una motivación e involucramiento por parte de los trabajadores urbanos y rurales que no existe en una sociedad donde la grave situación económica ha realzado el espí­ritu de “resolver” -incluyendo la aspiración de emigrar –  creando poderosos incentivos para el esfuerzo del individuo y su familia, pero no para el de la colectividad como tal.”

El problema más grave que le veo al grueso de las propuestas de cambio inspiradas desde la izquierda, es que todavía no ha nacido el sujeto social que las ponga en práctica. Siempre habrá activistas locos dispuestos a fundar una cooperativa socialista o a inmolarse contra el partido único, pero hasta hoy, esa vanguardia no hace cuerpo.

No es que las bases estén, pero inmaduras, desorganizadas, peleándose entre sí… No, es que no existen; ya lo dijo el mismísimo Farber. Continue reading

La nueva izquierda cubana: ¿pura y solita?

Por Haroldo Dilla Alfonso

Hace ya algunas semanas algunos miembros del Observatorio Crítico (OC) —grupo de intelectuales y activistas de lo que se ha dado en llamar una nueva izquierda cubana— prestaron su atención al Llamamiento por una Cuba Mejor y Posible, firmado por varios centenares de cubanos emigrados y residentes en la Isla.

Algunos miembros del OC lo firmaron, considerando que era una buena manera de revalidar sus posicionamientos y trazar puentes con otras personas y grupos, con los que no comparten ideologías, pero sí propuestas concretas sobre el futuro nacional. Creo que esa concurrencia fue un dato cualitativo muy interesante de este documento, que habla de la madurez política de los firmantes. Creo que nos honraron a todos.

Otros no lo hicieron, pues consideraron —al menos fue el caso de dos artículos que leí firmados por Karel Negrete y Rogelio Díaz — que se trataba de un documento democrático liberal del tipo del que es necesario huir si la izquierda alternativa, como también es referido el OC, quiere ser eso mismo, es decir, alternativa. En lugar de cuestiones como el multipartidismo o el ejercicio de libertades, los dos articulistas del OC se recordaban entre ellos que la meta de la izquierda era avanzar hacia la organización del sujeto popular en todos aquellos lugares en que esté, y todo desde una perspectiva anticapitalista. Continue reading

Balance de 2 años de trabajo del Taller Libertario Alfredo López

Homenaje del OC a Alfredo López. 12 de Mayo de 2012, momentos antes de acción de solidaridad con el Movimiento 15M. En la foto: Eduardo Fernández, Pedro Campos, Mario Castillo, Daisy Varela y Dmitri Prieto. La tarja recuerda el sitio donde “fue secuestrado y más tarde asesinado Alfredo López Arencibia, fundador de la Federación Obrera de La Habana y de la Confederación Nacional Obrera de Cuba”.

El Taller Libertario Alfredo López de La Habana es un espacio y una unión de voluntades para recuperar y desarrollar una perspectiva libertaria y anti autoritaria dentro de la dinámica de la Cuba contemporánea.

Nacido dentro de la Red Observatorio Crítico, los que animamos el Taller tenemos el gusto de haber sido los fundadores, antes, de dicho colectivo, lo cual denota que no hemos nacido con voluntad sectaria, sino con la intención de sostener una perspectiva propiamente anarquista después de haber dado una contribución determinante a la creación de un espacio plural, múltiple y autónomo, que ha logrado permanecer casi una década gracias a esa dinámica libertaria y anti autoritaria que nos ha animado desde el principio.

Un país cuyos habitantes han sido profundamente moldeados en el culto a la modernidad, el cosmopolitismo capitalista y el acceso a los frutos enfermos de ese régimen, primero por el dominio yanqui, muy tempranamente establecido en la isla, y luego con el impulso modernista, tecnocrático y megalómano de la llamada Revolución Cubana, ha producido efectos nefastos en el imaginario social de nuestro país.

Es probable que el campesinado cubano haya sido el primero, fuera de los EE.UU., en habituarse al consumo cotidiano de alimentos industrializados producidos en ese país desde finales del siglo XIX y de los primeros, en el continente americano, en familiarizarse con las relaciones monetario-mercantiles, a pesar de ser uno de los últimos países en abolir la esclavitud.

A contrapelo de los estereotipos construidos sobre “Cuba socialista” por el progresismo mundial, nuestra isla es una sociedad prolongadamente imbuida de los valores y la cultura material del capitalismo industrial, pero eso sí, frustrada en la posibilidad de generalizar y estabilizar el trabajo asalariado urbano, como base de acceso masivo a ese estilo de vida, dado el monstruoso crecimiento en el siglo XX del monocultivo azucarero. Continue reading

Censo homofóbico Cuba 2012: CENESEX declara que no hará declaración

Por Negracubana


En las acciones previstas por el Proyecto Arcoiris para revelar el carácter homofóbico del CENSO Cuba 2012, estuvo conocer cual sería la participación del Centro Nacional de Educación Sexual en la presente “batalla”.

Con esa intención, la bloguera Yasmín S. Portales Machado se comunicó con la mencionada institución.

Cual no sería nuestra sorpresa cuando Yasmín nos expresó que el CENESEX no haría declaración alguna. Según Marta María, periodista encargada de la comunicación institucional, luego de haber consultado a las autoridades indicadas, no había nada nuevo que decir.

Durante la preparación del CENSO, la institución había propuesto su contribución a la formación, en las temáticas pertinentes, de las personas que participaría en la investigación censal. Ahora que la “mesa está servida”, se le da la indicación de no decir ni hacer “ni pío”.

Ciertamente es lamentable dicha posición contemplativa; se pierde entonces una oportunidad —concreta y puntal— de trabajar conjuntamente, activistas e institución, contra la homofobia institucional en Cuba.

Todas nosotr@s activistas y periodistas, hemos fortalecido nuestra militancia participando “codo a codo” —brindando nuestras historias de vida, mostrando nuestros rostros, etc.—, en las actividades que el CENESEX ha coordinado por más de 5 años. Por eso nos sentimos con el derecho de solicitarle su acompañamiento.

El CENESEX tiene un recorrido sorprendente en la defensa de los derechos sexuales y reproductivos de cubanos y cubanas. De hecho, últimamente se le vincula casi exclusivamente con ese aspecto.

No entiendo entonces como alguien “de arriba” pudo decidir el silencio de la institución ante la situación que nos ocupa: denunciar cómo el CENSO pretende desconocer los hogares monoparentales y las personas con identidades de género trans que hay en el país.

Sin embargo, “seguimos en la lucha”, si no logramos que la oración tachada en el manual del enumerador vuelva a ser legible, por lo menos sentiremos que, como parte de la ciudadanía de este país, hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance: no tod@s queremos ser tan solo un número.

Publicado en Proyecto Arcoiris

Respuesta contaminada a Ubieta, desde abajo y a la izquierda


Por Isbel Díaz Torres

Enrique Ubieta Gómez publicó recientemente en su blog La Isla Desconocida, un nuevo artículo de descalificación contra la izquierda crítica en Cuba. Después de su última incursión en estos ejercicios (donde salió bastante mal parado), el periodista decidió retornar las armas con un candoroso texto, escrito “desde la buena fe”, según él mismo considera.

“La añorada contaminación de la crítica revolucionaria” es un material bastante poco explícito, comenzando por el título, que no deja claro quién es el sujeto que añora, ni define cuál es el “espacio crítico revolucionario” contaminado. Tales definiciones son importantes para que los implicados puedan sentirse aludidos.

En cualquier caso, mi intuición me dice que la izquierda en la que creo habita nichos un tanto distantes de los de Ubieta, por lo que en principio me doy por aludido. Sobre todo sabiendo que las lógicas del autor en cuestión comúnmente convierten en oponente al otro diferente.

Adentrándonos en el texto, Ubieta nos presenta su sagaz descubrimiento: la contrarrevolución intentará “anular la diferenciación entre la derecha (…) y la izquierda”.

A partir de ahí, articula su discurso asumiendo una serie de posturas bien cuestionables. Por ejemplo, se preocupa porque el enemigo intente “quebrar la identidad histórica entre Gobierno y Revolución”. Yo, que me siento revolucionario porque entiendo esa identidad entre PUEBLO y revolución, descubro ahí una de las diferencias entre la izquierda crítica cubana y la izquierda… como le podríamos llamar… de protocolo. Izquierda de protocolo.

Para Ubieta, “la izquierda revolucionaria todavía no acaba de superar la parálisis teórica en torno a sus errores y desvíos históricos” aspecto en el que ciertamente debo coincidir. Pero ¿qué hace él para superar esa parálisis? ¿Cómo intenta él corregir esos desvíos? ¿No será él uno de los precursores? En realidad no me molesta que la izquierda de protocolo invierta su tiempo en denunciar a Posada Carriles y defender la causa de Los Cinco, pues ambas son causas nobles y justas; no obstante, me preocupa cuando esa izquierda dogmática nos exige a todos que le sigamos los pasos, y cuestiona cualquier posicionamiento si antes no se aclara que se está en contra de Posada, a favor del regreso de los cinco, o de Elián, o en contra de la deuda externa… según sea el siglo de que estemos hablando. En mi criterio, una parte de la parálisis que refiere el articulista está muy relacionada con esa insoportable costumbre de convertir las agendas gubernamentales de política internacional en agendas políticas personales, cuestión que diluye al actor social, al hombre/mujer mirando su realidad y transformándola.

Ubieta no cree en la crítica al gobierno cubano que “presuntamente construye hoy en secreto un nuevo capitalismo”. La realidad es que ese capitalismo ni es nuevo, ni se construye en secreto, pero el autor no puede verlo. ¿Habrá que recordarle que aunque la prensa oficial no da parte de ello, no significa que no esté ocurriendo? Ah, claro, él es parte de la prensa oficial… la parte inmovilista.

Más adelante, Ubieta refiere una “alianza de una supuesta izquierda —que declara estar más a la izquierda que los gobernantes cubanos— y una muy clara derecha en la subversión del Estado revolucionario, para construir un Estado… ¿democrático burgués?, con el aplauso y los fondos de todos los imperialismos, resulta una evidencia esclarecedora.”

Pero Ubieta olvida mencionar a los actores de esa alianza ¿Dónde se verifica exactamente? ¿Pretende Ubieta que toda la izquierda es homogénea, incluso dentro de la llamada izquierda crítica? Al menos yo no busco construir un estado “democrático burgués”, ni de ninguna otra denominación. Busco autotransformarnos en colectivo, gestando relaciones (que pudieran y debieran convertirse en instituciones) sin ningún patrón preestablecido. Ahora, en mis intenciones no puedo ignorar que existe un espacio público donde las personas, cualesquiera sean sus posturas políticas, pueden encontrar demandas, gustos, voluntades comunes. No habría que escandalizarse por ello: ¿acaso no fue eso lo que pasó en la reciente visita del Papa, o todos los asistentes a las misas eran fervientes católicos? Aquello no fue una alianza, sino que las personas coincidieron en un espacio, muy posiblemente con móviles diferentes: fervor católico, curiosidad, miedo a represalias en el trabajo, aburrimiento, disciplina, acompañar a la abuela, etc.

Y ahora que lo leo ¿dónde están, por cierto, esos fondos que recibe la izquierda… y que además son evidencia esclarecedora? La difamación es un delito en este país, aunque ya sabemos que el código penal es aplicado de manera arbitraria y discrecional por las autoridades. Y si existieran tales fondos, y se conocieran, entonces el periodista debería hacerse la más elemental pregunta. ¿Si son ilegales, por qué quienes los reciben no son puestos tras las rejas? Si la legislación cubana condena el mercenarismo ¿por qué no es fiel a su letra? ¿Cómo interpretará el autor la legitimidad de quienes – dentro de organizaciones de la oficialmente reconocida “sociedad civil socialista”- reciben fondos provenientes de entidades foráneas, estatales o no, previa bendición del estado/partido?

Por ejemplo, si nos apartamos del debate en torno a la muerte de Payá -que no es el tema de debate aquí, ¿cómo se entiende que el estado cubano libere sin la más mínima sanción al político sueco Jens Aron Modig, quien declaró a la prensa que entregó dinero para financiar al opositor Movimiento Cristiano Liberación (MCL)? ¿El caso no es similar al de Alan Gross? ¿Y qué pasó con quienes recibieron ese dinero? Mi análisis no se enfoca en el MCL o sus mecanismos de financiamiento, sino en la discrecionalidad con que el gobierno cubano aplica sus políticas, esas mismas que Ubieta parece defender a capa y espada. Si verdaderamente considerara que se trata de cuestiones de fondo, ¿por qué no emplaza al gobierno, como un “verdadero hombre de izquierda”? (espero que no pretenda ofrecer aquí argumentos de real-politik). Por otra parte, el mismo análisis puede aplicarse en los casos del resto de la estigmatizada disidencia cubana, que parece ser tan plural y contradictoria en objetivos y métodos como la izquierda de la isla.

“Mi enemigo es todo aquel que intente restaurar el capitalismo en Cuba, reciba dinero o no de una potencia extranjera”, dice Ubieta, pero no lo he visto manifestarse en contra la presencia de monopolios brasileños y chinos – y sus millonarias inversiones contaminantes y megaexplotadoras del trabajo asalariado- en la economía cubana, ni en contra de medidas antipopulares y neoliberales, como el despido de miles de trabajadores, apoyado cínicamente por la CTC Nacional, o la reducción de prestaciones sociales, otrora presentadas como “conquistas de la Revolución” y hoy denunciadas como “gastos excesivos”. ¿Si el Estado o alguna fracción de su élite dirigente intentan restaurar el capitalismo, también estaría Ubieta contra ese Estado y élite?

No soy un analista político, y queda fuera de mi alcance el fin último de las maniobras estatales. Existe una real falta de información real y pública sobre los planes, la forma atomizada en que se presentan los proyectos de desarrollo: transgénicos brasileños en Sancti Spíritus, campos de golf con usufructo por 99 años para extranjeros en Matanzas, Puerto del Mariel con maquilas incluidas en el occidente, créditos increíbles desde China, médicos haciendo dinero para el Estado en Venezuela…. Todo ello va “salpicado” con un finquita agroecológica en Bauta, un médico que salva gratis una vida en Buey Arriba, una revista ecologista para proteger la Bahía de la Habana…, así, con la ayuda de los medios de prensa que magnifican las salpicaduras y minimizan las inversiones millonarias, es difícil saber la realidad del terreno que se pisa. Pero lo cierto es que hay más elementos para temer una restauración capitalista, que los que pudiera tener Ubieta para decir que la izquierda crítica busca construir un Estado democrático-burgués.

En su gratuito y contaminado discurso, Ubieta lanza otra frase descalificatoria, cuando refiere los “presupuestos de una izquierda no revolucionaria” Sin embargo, no dice cuáles son esos presupuestos. La única izquierda no revolucionaria que reconozco en Cuba es ese sector burocrático estatalista y autoritario, articulado con las estructuras del PCC, que se autotitula de izquierda, pero que tiene como único afán el cabal sostenimiento del sistema, y muy poco se relaciona con causas altermundistas, emancipadoras, y desenajenantes. De hecho, explorar el patrón de consumo cultural y material de los intelectuales orgánicos de estas élites pudiera ser muy instructivo: la imagen aún en mi cerebro de Ubieta tomando café en la cafetería del muy caro hotel Habana Libre, en lugar de consumirlo a una cuadra de distancia, en la cafetería de 23 frente al Coppelia, donde el café “popular” vale solo 1 peso cubano; pudiera ser bastante ilustrativo de lo que intento decir. A partir de aquí pudiera seguir una retahíla de expresiones descalificatorias, pero me halo las orejas y corrijo el rumbo. Aunque sea una manera hegemónica, no es posible crecernos si reproducimos tales prácticas antiéticas.

La realidad es que la izquierda que conozco sí profundiza en el dilema “socialismo-capitalismo” que menciona Ubieta, pero a la vez, reconoce la necesidad de un ámbito de respeto, de legitimidad para acceder al espacio público de todas las tendencias y propuestas de sociedad, incluidas las ajenas a su proyecto ideológico. El tradicional silenciamiento de las otras propuestas es uno de los elementos que ha llevado a los empoderados dirigentes cubanos a quedarse muchas veces sin propuestas propias. Como dijo una vez el Ché: “Opinión que haya que destruirla a palos, es opinión que nos lleva ventaja a nosotros” ¿Tendrá el Guerrillero Heroico, según los raseros y cánones de Ubieta, problemas ideológicos?

Coincido con el autor en que “la democracia real es anticapitalista, y que el capitalismo es por naturaleza totalitario”. Es por eso que nuestro cartel (que la Seguridad del Estado presionó para que bajáramos en la marcha del 1º de mayo de 2010) decía “SOCIALISMO ES DEMOCRACIA, PA’L LATÓN LA BURROCRACIA”. Es una pena que tan pocas personas comprendan esa visión que compartimos, y se empeñen en imponer esquemas antidemocráticos, arguyendo que con ello salvaguardan alguna Revolución. Por supuesto, en realidad salvaguardan sus propias prebendas y privilegios.

Seguidamente, el articulista menciona el tercer objetivo de la contrarrevolución: “romper el nexo histórico entre rebeldía juvenil y Revolución”. Ubieta, ese objetivo no es necesario perseguirlo, dado que ya que el sistema cubano se ha encargado de ello. Si este fuera un nuevo objetivo ¿cómo se explica la emigración de millones de jóvenes desde hace décadas? ¿Cómo es que la burocracia se devana los sesos tratando de inventar fórmulas (siempre infelices) que atraigan a la juventud? ¿Cómo es que las juventudes “comunistas” parecen cualquier cosa menos comunistas, y sus líderes, cualquier cosa menos jóvenes? No han comprendido que ya no se trata de defender la Revolución sino de desarrollarla, ampliarla, radicalizarla. Eso sí sería estimulante para los jóvenes. “Ahora le toca al padre la manzana en la cabeza”, pero la élite está demasiado apegada a sus raciones, por eso no se atreve a ceder el arco a sus hijos.

La historia de los adjetivos puede ser bastante confusa y manipuladora. Ubieta debería explicitar lo que él entiende por “crítica revolucionaria” y “crítica contrarrevolucionaria”. Espero que no sean los fines. Por ejemplo, decir por qué los servicios de salud para el pueblo son de baja calidad sería revolucionario si:

– persigue castigar a los profesionales y administrativos de salud que hacen un mal trabajo en detrimento del pueblo y de las planillas de los nobles burócratas que se atienden en el CIMEQ, además de reconocer los esfuerzos de la Revolución, la “gratuidad”, y los médicos “internacionalistas”;

– y sería contrarrevolucionario si lo que se busca con ello es desprestigiar y deslegitimar al gobierno tirano que se complace en ver a la gente humilde en colas durante horas para acudir a un especialista.

¿Es eso? Si fuera así, se estaría olvidando que hay muchos más pensamientos detrás de esa crítica, pero la realidad seguiría siendo la misma: el servicio es de mala calidad.

Por otra parte, el autor no se da cuenta que lo que él llama “el cansancio, la renuncia a ser diferentes, la aceptación acrítica del consumismo, el individualismo burgués” no es otra cosa que la propuesta cultural del Estado cubano a la población de la isla. Nada más cansón que los actividades político-culturales de la izquierda de protocolo, los matutinos, las galas, los homenajes forzados a los Cinco Héroes, que como una plaga carcomen el más elemental sentido de la estética, el arte, la alegría, la belleza en Cuba. Por su parte, la izquierda crítica privilegia el arte alternativo, la ruptura, la búsqueda de nuevas formas y estilos, es iconoclasta, queer (en el sentido más amplio del término).

El periodista venía hablando de la izquierda, y de pronto, como por arte de magia, se enfoca en el proyecto Estado de Sats, sobre el que vierte sus criterios, siguiendo “un razonamiento lógico” muy particular, totalmente desprovisto de argumentos probatorios, pero que al parecer a él le satisface. En realidad, con tales procedimientos, no sé para qué hace falta la Seguridad del Estado, si con el entusiasmo “revolucionario” de Ubieta ya todo queda probado. ¿Pero, y el análisis que venía haciendo sobre la izquierda dónde queda?

Cuando Ubieta declara quiénes son sus enemigos, no aclara qué métodos utilizará para vencerlos. Al parecer, los mecanismos extrajudiciales, ilegales, difamatorios, antidemocráticos, estalinistas, violentos, podrían servirle igual que cualquier otro. Aquí veo una profunda diferencia entre nosotros. Para mí, el enemigo ideológico es respetable, y la batalla debe ser limpia, de frente, y en igualdad de condiciones. No es posible que una parte tenga todos los medios a su alcance, mientras la otra deba recibir los palos justos e injustos que provengan de semejante poder.

A Ubieta no le tiembla el puño para escribir “la democracia revolucionaria que defendemos, no contempla a los capitalistas en el poder”, con lo cual hecha por tierra el sueño de la república martiana “con todos y para el bien de todos”. Pero si vamos un poco más allá, solo podemos sonreírnos ante la “ingenuidad” del autor, cuando miramos y vemos que los capitalistas hace rato están en el poder, protegidos bajo las casacas empresariales, militaristas, etc.

Ubieta finaliza su texto con una parrafada tan esquizo, que no resiste el más elemental análisis. Acepta lo diverso, pero no lo acepta; no desea la homogeneidad del pensamiento, pero excluye a los procapitalistas; habla de unidad nacional, pero no en “la orilla capitalista”. No entiendo cómo la lucha contra el capitalismo puede pasar por ignorar su real existencia en las estructuras y lógicas nacionales, y su avance evidente en las políticas económicas del país. Es demasiado ingenuo (u oportunista) ese intento por silenciar las voces disidentes, como si ello fuera a detener las finas telarañas de la Nestlé o Monsanto en la isla. Las neoliberales estrategias del “perfeccionamiento empresarial”, ensayadas décadas atrás, tienen ahora un caldo de cultivo fértil para recomenzar su expansión, y para colmo, profesionales de la palabra con acceso gratis a Internet pretenden descalificar a quienes luchamos por nosotrxs mismxs, y por quienes tenemos al lado, desde abajo y a la izquierda.

Las parejas en Cuba “deben ser…”

Por Isbel Díaz Torres

HAVANA TIMES — ¡Horror! ¡Han adulterado, con un bolígrafo homofóbico, las orientaciones a los enumeradores del Censo 2012! Uno de los párrafos que define quiénes serán considerados cónyuges para la investigación ha sido burdamente tachado.

La información fue denunciada por el periodista Maykel González Vivero, en su blog personal El Nictálope, el pasado miércoles 5 de septiembre, y llegó a mi buzón gracias a ese gran hermano y periodista que es Francisco Rodríguez Cruz (Paquito el de Cuba).

Corrí a buscar la publicación, y en efecto, era como decía Maykel.

La oración en cuestión se encuentra en la página 47 del manual “Instrucciones para el uso del enumerador”. Con tinta azul la frase “En este caso se admiten parejas del mismo sexo, siempre que sean convivientes del mismo hogar censal” fue tachada; y pegadita a ella alguien escribió a mano: “LAS PAREJAS DEBEN SER DE SEXO DIFERENTE”.

Por supuesto, esto no se trata de una iniciativa personal de un individuo homofóbico. Maykel nos cuenta que el mismísimo director del censo en Sagua la Grande (al centro de la isla), Ovidio Bermúdez Acosta, le mostró la información oficial.

La Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) envió un texto titulado “Precisiones metodológicas y fe de erratas”, en cuya penúltima página se ordena tachar la oración y sustituirla por la frase discriminatoria manuscrita.

Así ha sucedido, hasta donde sé, en Villa Clara, en Matanzas, y en La Habana; a partir de lo cual parece bastante obvio que se trata de una directiva nacional.

Jimmy e Isbel con Isabela

De tal modo, un documento elaborado por los especialistas de la ONEI es posteriormente modificado. ¿A quién habrá molestado la inclusión de las parejas homoafectivas? ¿Quién habrá decidido ocultar una realidad de esta isla a quienes buscan conocerla?

¿Cómo será posible establecer políticas hacia la restauración de derechos ilegítimamente quitados, si cuando se da la ocasión, un entusiasta “censor” decide cómo deben ser las parejas en este país?

Por una parte, este proceder viola directamente los recientes Lineamientos del Partido Comunista, pero para alguien como yo, que no milito en esas filas, lo más importante es que se violan los derechos de gran cantidad de gente que vive en este país.

Nos invisibilizan. Nos borran del mapa. Pretenden que estamos solos, que no somos capaces de conformar familias. No contamos como dúos de amor. No somos como “deben ser” las parejas.

Lo cierto es que no podrán invisibilizarnos. Ya estamos desarrollando estrategias para que nos cuenten, aunque no les guste.

Activistas de la isla haremos llegar esta información a las personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales que conocemos; y les pediremos que se declaren en unión consensual en los casos que corresponda.

Si el numerador ignorara o modificara nuestras respuestas (como al parecer está previsto), podemos negarnos a finalizar de responder el cuestionario. Nadie va a venir a decirnos cómo “deben ser” las parejas cubanas.

Publicado en Havana Times