La naturaleza nos ha advertido severamente

Por Félix Sautié Mederos

Crónicas cubanas

Con amargura y tristeza me solidarizo en lo más profundo de mi ser interior con el dolor y el desasosiego de mis compatriotas de las provincias de Santiago de Cuba, Holguín y Guantánamo así como de los territorios aledaños que en la madrugada del pasado jueves 25 de octubre, mientras que dormíamos los que vivimos en el Occidente y Centro del país, fueron terriblemente abatidos por un ciclón que algunos meteorólogos han denominado “Frankentormenta o Frankenstorm”, dadas sus características. Ni territorios ni montañas pudieron debilitarle a su paso por los sistemas montañosos de Jamaica y del Sur del Oriente cubano para cruzar a Cuba de sur a norte durante 5 largas horas, entrando por la provincia de Santiago de Cuba para salir cinco horas después por el Cabo Lucrecia al norte de Holguín rumbo a Bahamas. Dejó tras de sí la devastación de los territorios y poblaciones atravesados y prácticamente barridos. Muy especialmente a la hermosa ciudad de Santiago de Cuba, orgullo de todos los cubanos. En total hubo 11 muertos, que fueron abatidos por la furia de sus embates, muy a pesar de todas las tradicionales medidas de prevención que en Cuba se aplican.

De la extrema devastación y de las muertes acaecidas, se desprende una primera interrogante que considero muy importante hacerse, más allá de las consignas, de la reiteración de los ejemplos que otros debieran incorporar y del triunfalismo obsesivo por parte de algunos que solo piensan en invencibilidades y eternidades. Quizás va siendo el momento de asumir verdaderamente un cambio de mentalidad al respecto, tal y como lo ha estado reiterando el destacado intelectual cubano Esteban Morales en sus insistentes artículos sobre este particular y que en uno de sus párrafos expresa un criterio para meditarlo a profundidad: “Nadie ni nada escapa de la intención de objetivos que encierra el cambio de mentalidad, si entendemos a fondo lo que ello significa. Abarca tanto, como pensamos, la esfera económica, el sistema político, la vida social, así como también, cómo nos pensamos y vemos nosotros mismos.” Continue reading

Los cubanos y la fe en nosotros mismos

Por Félix Sautié Mederos

Crónicas cubanas

No puedo pasar por alto la proclamación por la Iglesia Católica, en la persona del Papa Benedicto XVI, del Año de la Fe. Lo considero un tema muy importante que incluso trasciende las creencias y las ideas religiosas, porque en sus intríngulis se encuentran razones básicas que caracterizan a la condición humana que nos diferencia de las demás especies vivas como criaturas únicas asentadas sobre la faz de la tierra, con capacidad para tener la fe, que es motor de impulso positivo a la voluntad y la vida de las personas. Escribo mi crónica sin tomar en consideración los rechazos de algunos que descalifican a la religiosidad considerándola una manifestación oscurantista, menosprecian a quienes la proclamamos e incluso destilan rencores contra las religiones y la fe de los creyentes. Nos inculpan, además, indiscriminadamente de lamentables hechos puntuales de la historia, que verdaderamente habría que referirlos a seres humanos y estructuras específicas que han actuado esquemáticamente y por cuenta de sus propios intereses perpetrando barbaridades por encima de la fe verdadera que anima el amor, la concordia y la paz y que al decir de Jesús es capaz de mover montañas. A esa fe proclamada por Jesús es mi propósito referirme, en medio de los hastíos y las desesperanzas que percibo a mi alrededor. Me refiero a los cubanos y la fe en el Año de la Fe, que bien podría ser premonitorio de un futuro verdaderamente mejor que el presente en que vivimos, porque necesitamos tener mucha fe en nosotros mismos y en nuestros propios esfuerzos para salir adelante, dejando atrás las imposibilidades inmovilistas y pasando por encima de los obstáculos y los autoritarismos que nos intentan ahogar. Aquello de Fe y adelante, es una expresión muy necesaria hoy para afirmarnos en nuestras propias capacidades. Continue reading