Conversaciones con Mariela Castro Espín (partes 2, 3 y 4 final)

Por Salim Lamrani

PARTE 2 – “El PC cubano era el reflejo de la sociedad cubana, es decir machista y homófobo”

El “Quinquenio Gris”

SL: Recordemos ahora el oscuro periodo del “Quinquenio Gris”, entre 1971 y 1976, cuando, otra vez, intelectuales de primera magnitud fueron marginalizados y víctimas de ostracismo por su homosexualidad.

MCE: El ostracismo del cual fueron víctimas los homosexuales durante el “Quinquenio Gris” fue mucho peor que lo que tuvieron que sufrir en las UMAP. Esta etapa sombría tuvo un impacto terrible en la vida personal y profesional de los homosexuales. En el Congreso nacional “Educación y Cultura” en 1971, se establecieron parámetros exclusivos contra los que presentaban una orientación sexual distinta de lo que se consideraba la norma. Así, no podían ni trabajar en el mundo de la educación, es decir ser maestros o profesores, ni en el universo de la cultura. Se consideraba, de modo muy arbitrario, que serían malos ejemplos para los niños y los alumnos y que por lo tanto había que alejarlos de la juventud. Ahora, desde luego no se quedaban sin trabajo, pero no podían integrar esos dos campos y resultaban por consiguiente discriminados.

Fue una experiencia muy dura para ellos. Imagínese el caso de una persona homosexual que deseaba ser profesor por vocación. Se le prohibía el acceso a ese mundo por el sectarismo, la intolerancia de algunos dirigentes y burócratas. Prohibir a un estudiante ser médico u otra cosa por su orientación sexual es inaceptable para toda persona que cree en los valores de libertad y justicia. Esto duró muchos años aunque los homosexuales encontrasen empleo en otro sector. Se les recordaba sistemáticamente su condición de minoría sexual. Algunos vivieron esa situación mejor que otros pero muchos sufrieron ostracismo y discriminación.

SL: ¿Hasta cuándo duró esa política discriminatoria?

MCE: Duró hasta 1976, fecha en que se creó el Ministerio de Cultura. La Resolución que se aprobó en 1971 y que apartaba a los homosexuales de los mundos de la educación y de la cultura se declaró inconstitucional en 1976, tras la adopción de la nueva Constitución ese año. Entonces se eliminó y se adoptó otra política a nivel educacional y cultural.

SL: ¿Cuál fue la postura del Partido Comunista de Cuba hacia la diversidad sexual?

MCE: El PC cubano era el reflejo de la sociedad cubana, es decir machista y homófobo. Un homosexual no podía ser militante del Partido. Cada vez que descubrían a uno lo expulsaban inmediatamente. ¡Hubo un momento en que se excluía incluso a los hombres casados con mujeres adulteras! Continue reading

Cuba y el comunismo de Darío Machado: los matices, incongruencias e imposibilidades de la posición estatista

Por Ovidio D´Angelo Hernández

En un inacostumbrado largo artículo aparecido en Cubadebate el 22 de agosto de este año, bajo el título Cuba y el Comunismo, el autor de referencia brinda lo que para él sería la perspectiva del socialismo cubano –y en general-.

Hay que decir que la aparición de este tipo de elaboraciones, en los medios de comunicación –si bien Cubadebate se limita a los portadores de acceso a intranet e internet y sería deseable que aparecieran en otros medios públicos, tanto estas como las elaboraciones contendientes- constituye una iniciativa que despierta la posibilidad del debate profundo que necesitamos para construir la teoría-práctica del socialismo en las condiciones presentes de este siglo.

Tarea que, por demás, interesaría a amplias capas de la población por cuanto su concepción afecta las condiciones de vida de millones de personas en cuba y otros países.

En comentarios que realicé a dicho artículo, de manera sintética y rápida (y que Cubadebate publicó en los dos días siguientes, en el blog de dicho artículo, lo cual me parece una intención excelente), expresé:

“Darío Machado nos brinda una narración histórica ya conocida. Con intentos de retoques, justificaciones y algunos “encajes” que parecerían alegorías más que realidades posibles en ese marco interpretativo. Merecería retomarse muchos aspectos que requieren mayor profundidad en encuentros con partidarios de otros enfoques socialistas que sí creen en la realización plena del ser humano en los tiempos presentes y en formas de organización autogestionaria de la sociedad –lo que no implica eliminar el papel del Estado, por cierto, sino su reconversión, tanto en la esfera productiva como social y política, como instrumento de las bases populares y trabajadoras, para llegar a una real Economía Social –que no puede identificarse con una economía estatal- , dentro del marco multiactoral que se presentará inevitablemente en nuestra sociedad.

Como se menciona a Alvaro Liniera, sería bueno complementar con esta reflexión suya:

García Linera defiende la palabra comunismo

Palabras finales de la Conferencia de Prensa de Álvaro García linera en Maracaibo, 28 de noviembre 2011

Gobernar obedeciendo es afirmar cada día que el soberano no es el Estado, que el soberano es el pueblo, que no se manifiesta cada cinco años con el voto, sino que se manifiesta, habla, propone, cada día necesidades, expectativas y requerimientos colectivos. Lo que se le pide al gobernante es sintetizar y unir, porque pueden haber voces discordantes dentro del pueblo”. El pueblo es una cosa homogénea, no señores, hay clases sociales, hay identidades, hay regiones. El pueblo es muy diverso. El trabajo del gobernante no es sustituir al pueblo, es armonizar las voces del pueblo, sintetizar en un sólo sentido sus inquietudes. Pero eso no significa que el gobernante sustituya al pueblo. Gobernar obedeciendo es eso: el soberano es el pueblo y el gobernante es simplemente un unificador de ideas, un articulador de necesidades, y nada más. Ese es el principio comunitario, pero también socialista y comunista en el sentido fuerte del término de común-unidad, esa palabra me gusta, no es muy reconocida pero a los viejos marxistas como Marta y yo nos encanta esa palabra comunismo, que se ha atribuido al diablo. No, comunismo es comunidad, esta es una comunidad, comunismo viene de comunidad, de riqueza común, de decisiones comunes, de vida compartida, de bienestar compartido, eso es comunismo, de poder compartido, gobernar-obedeciendo: poder compartido, no poder concentrado. Es una frase hermosísima que atraviesa como flecha la sociedad contemporánea, apunta al socialismo, pero tiene más horizonte común, vida común, riqueza común, felicidad común, democracia compartida, decisiones compartidas, tristezas compartidas, alegrías compartidas, comunismo, eso es”.

Al día siguiente envié el siguiente comentario:

“Muy agradecido por la publicación de mi comentario. Yo creo que el artículo de Machado abre la posibilidad a la importante polémica teórica que debemos tener, públicamente, entre los que profesamos diversas interpretaciones del socialismo (los estatistas, los pragmáticos y los autogestionarios; como muy bien clasifica de manera general Camila Piñeiro en el reciente número de la Revista Temas mencionado antes por otro comentarista de este blog), e inclusive con los que desde posiciones patrióticas más centristas, defienden ideales de democracia y justicia social que deben ser tenidos en cuenta.

Creo que desde todas las posiciones debemos reaccionar de manera constructiva, pero crítica y aportadora a los planteamientos de Machado -en este espacio y en otros posibles y de manera seria y rigurosa-,, porque me parece importantísimo que reenfoquemos la teoría del socialismo y el comunismo, desde las diversas experiencias, pero también desde una relectura novedosa que ponga el acento en sus esencias: Economía social cooperada y democracia participativa y protagónica, de base popular y con el concierto de todos los actores sociales de buena voluntad; es decir, una vez más: con todos y para el bien de todos.

PD: trataré de aportar, por mi parte, en cuanto tenga tiempo, pero el llamado debe ser a todos los sensibles por el futuro del país.”

De manera que me voy a referir a los puntos importantes de la presentación de D. Machado.

El articulo combina el mejor estilo manualístico de verdades absolutas e “irrebatibles” -por “históricas”, según la interpretación clásica de los exponentes de la versión de la historia “real” (que, en su realidad, siempre es realmente multiinterpretativa, diversa, de tonos claro-oscuros, de zonas no esclarecidas, etc., aparte de hechos incuestionables consensuados y documentados), con alusiones “atrevidas” que, sin embargo, dichas en el marco interpretativo del socialismo estatista dogmático, se hacen poco creíbles –porque son contradictorias en sí mismas, inviables, como históricamente se ha demostrado-.

Pasemos directamente a los argumentos brindados (en cursiva los de D. M.):

Inicia con una impecable reflexión de Alvaro García Liniera, que compartimos totalmente:

“Alvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia, en la presentación en La Paz del libro “Revoluciones desde Abajo”, reivindicó el sustantivo “Comunismo” y lo hizo en estos términos: “¿Qué decía Marx? ¿Qué es el socialismo? ¿Qué es el comunismo?. No es un ideal que conciben cuatro amigos en un café, en un Manifiesto, no es el programa de Pulacayo, ni es el programa del 70, ni es el Programa de Gotha; es el movimiento real de la sociedad que se desenvuelve ante nuestros ojos y que supera lo existente.”

La historia “verídica” del socialismo y sus perspectivas?¿?¿?.-

Ese punto fuerte, de referencia inicial, le sirve de base, supuestamente, para desembarcar una narración peculiar de parte de la historia del socialismo.

Sobre estos aspectos se aportan, desde visiones tradicionales ya descartadas junto a otros hechos constatados y consensuados, hasta increíbles planteamientos que colocan la realización del socialismo “completo” para las postrimerías de varios siglos venideros…!gran esperanza para la humanidad nos ofrece!, además de que justifica como tenemos que contentarnos con lo que tenemos, no importa cuán imperfecto sea y cuanta cuota de injusticia aún se presente en los “socialismos” actuales o remanentes.

Veamos:

Después de narrar varios episodios históricos en diversos países, nos dice, respecto a los primeros años de la Revolución cubana: “La trasformación de la mentalidad del cubano fue de tal rapidez y envergadura, que en apenas dos años, las palabras socialismo y comunismo pasaron de ser abominadas a resumir el ideal de emancipación y dignificación del ciudadano común”, lo que al menos fue una realidad para la mayoría del pueblo, más allá de excesos, apresuramientos y voluntarismos que, por supuesto DM no refiere, porque la historia narrada es bastante lineal y sin contradicciones.

De aquí pasa, en salto mortal –mediado por las consecuencias de la 2da. Guerra mundial y la guerra fría- a la debacle del campo socialista, cuestión debida, a su parecer, por la propaganda imperialista, ya que “entre las acusaciones repetidas a lo largo de décadas de propaganda contra el comunismo, está la de denunciarlo como un sistema que somete a los individuos a su despersonalización, que los iguala sustrayéndoles su voluntad, los uniforma en el actuar y hasta en el vestir y en los gustos, les quita la libertad y la creatividad”. Males todos que él atribuye sólo al capitalismo y no a la versión del socialismo real estalinista y estatista donde fue evidente que también –bajo otras formas, se produjeron de manera intensa, aunque el atribuye cualquier desviación de las fundamentaciones de Marx y Lenin a los errores inevitables, la ignorancia y otros factores aunque tuvieron los logros –destacados por DM- de la electrificación y otros desarrollos científico-técnicos.

Así, esto último fue posible, según la peregrina interpretación de DM, porque: “La revolución rusa, la toma del poder político no eliminaba ni podía hacerlo la relación contradictoria entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, pero la colocó en otra perspectiva por la acción consciente del sujeto social.

Al imponer desde el poder político relaciones de producción exentas de la explotación del trabajo asalariado por el capital anuló el fundamento de la contradicción trabajo-capital liberando así colosales magnitudes de energías creadoras de los trabajadores para avanzar en el desarrollo de las fuerzas productivas, pero ahora junto con un necesario proceso de transformación cultural cuyo final previsible era la satisfacción de las necesidades de los trabajadores, la justicia social, el colectivismo, la solidaridad, la cooperación” . (subrayados nuestros que muestran las incongruencias interpretativas, porque fueron las metas que, precisamente, se desviaron para convertir al “socialismo real” en una sociedad totalitaria de explotación semejante a la relación trabajo-capital, sin participación ciudadana real.

Pero queda claro que DM no puede tapar el sol con un dedo, de manera que afirma que, efectivamente se cometieron algunos errores, debido a la falta de una teoría eficiente de la transición socialista: “ese experimento socialista, en la URSS arraigó el verticalismo, no se desarrolló la democracia socialista, se cometieron abusos de poder, no lograron una teoría eficiente de su transición socialista, algo que tampoco alcanzaron otros países socialistas de Europa del Este, donde no necesariamente funcionaría lo que se estaba haciendo en la Unión Soviética…. El ejercicio del poder político, el edificio jurídico, la organización y la economía no podían anclar en la sociedad con el esquema impuesto, cuando la ciudadanía misma necesitaba otro medio social para desarrollarse satisfactoriamente. Las posibles soluciones experimentales a través de una amplia, activa y consciente participación social que nutrirían el desarrollo de una teoría eficiente de la construcción socialista estaban impedidas por la separación entre la ciudadanía y el poder político, que a la postre resultó letal.

La conquista del poder político, si bien permite una gestión consciente para adelantar el desarrollo y hacerlo con criterios racionales compatibles no solo con los seres humanos, sino también, con la naturaleza, con el medio ambiente, no puede, so pena de un enorme desgaste, desafiar realidades que son inherentes a la sociedad en transición socialista, en el intento de avanzar más de lo posible y de un modo más arbitrario que científico. Y es precisamente ahí donde ha habido improvisación en más de una experiencia de orientación socialista”.

La larga cita ilustra la idea fundamental: todo fue debido a que no se contaba con una “eficiente” teoría socialista, no a que todo el proceso estaba mediado por complejas situaciones de diverso orden interno (además de los hechos internacionales y los atrasos históricos del régimen pre-revolucionario ruso); es decir, los abusos de poder –y los crímenes cometidos bajo su manto-, la concepción del Estado soviético, la personalidad del líder supremo, la idea de control desde arriba de toda la sociedad, etc., no fueron factores que jugaron un papel en la debacle final del socialismo estatal, según DM; la cuestión estaba en la elaboración no eficiente de la teoría….

No obstante, en este punto plantea algo con lo que podríamos sintonizar (aunque no constituya la única “causa” de los desastres socialistas –además de la gran vigencia actual para nuestra propia sociedad-: “Desde la política y la orientación ideológica se puede mucho, pero no se puede todo. Lo posible define los límites de lo necesario y la determinación de lo posible no es una apreciación arbitraria, individual o grupal, se requiere de un enfoque científico, de una teoría general de la transición socialista que fundamente los programas de acción”. En otras palabras, podríamos decir que una concepción general de la teoría y la práctica social del socialismo se ha requerido (debió ser elaborada, discutida por toda la sociedad en sus fundamentos, ideales y metas), más allá de una pragmática ideológica predominante en nuestra propia historia y que llega hasta los Lineamientos del Modelo de actualización Económica actual.

Ahora bien, el propio DM tiene que conservar un ápice de cordura y, entonces, expresa –a contrapelo de sus afirmaciones anteriores donde expone la difamadora propaganda imperialista sobre el socialismo soviético- que: “el desconocimiento de las necesidades más íntimas de su propia gente, el alejamiento y extrañamiento del poder, la excesiva centralización y verticalismo que apagaron el entusiasmo y la creatividad, la presencia de privilegios para los dirigentes y funcionarios y la enajenación no superada, además de errores en la política de las nacionalidades que proclamaba a destiempo que ya existía un “nuevo pueblo soviético”, minaron por dentro el socialismo que terminó con su implosión bajo la enorme y múltiple presión del capitalismo internacional”.

¿En qué quedamos? Si pero no o no pero sí: una elemental congruencia debería ser imprescindible para no marear al lector. Al final no sabemos bien en que cree DM al respecto. ¿O es una salida salomónica para quedar bien con dios y con el diablo?. O lo que es lo mismo, ¿una expresión de la doble moral y su manifestación en la distancia entre el decir, el justificar, el pensar, el hacer, al quedar bien, el no buscarse problemas?.

De aquí en adelante el tema parece centrarse en el fatalismo geográfico. La pregunta clave para DM sería: ¿Socialismo en un solo país?.

En un giro a dimensión estratosférica, DM nos dice que: “si consideramos la respuesta a la pregunta del título bajo la premisa de un ideal de socialismo pleno, de algo acabado e irreversible, entonces es obvio que en la actualidad no es posible a corto o mediano plazo. De hecho cabe pensar que mientras a escala planetaria no se produzcan transformaciones sociales que inclinen la balanza a favor de la superación del régimen capitalista, un socialismo así no es posible, tampoco en Cuba, y su proclamación entusiasta no es políticamente viable, ya que solo generará críticas porque no es alcanzable.” (subrayados nuestros).

¿A dónde nos lleva esto?, ¿qué quiere decir DM con ideal de socialismo pleno?, ¿se trataría de contentarnos con las estructuras y mecanismos actuales, a lo más algo reformados o “actualizados”?.

Pero, para que no nos quede duda alguna, él se encarga, más debajo de explicar su idea: “Puede formularse de otro modo más explícito si se aprecia el problema como el dilema entre retroceder al capitalismo dependiente o continuar buscando las fórmulas eficientes para organizar el metabolismo socioeconómico de la sociedad en su conjunto sobre la base de los principios socialistas (me refiero básicamente al predominio de la propiedad social sobre los medios de producción de bienes y servicios, infraestructura y recursos naturales, al papel del Estado en la organización de la actividad económica, organizativa, política y cultural del país, al papel de la ideología socialista, de la planificación, del antiimperialismo, de la política exterior de principios, de la democracia socialista y participativa)”. (subrayados nuestros).

O sea, para DM se trata de buscar fórmulas eficientes, de acuerdo a los principios socialistas, donde no queda claro si la propiedad social seguirá siendo la propiedad estatal alejada de la gestión y control obrero y popular (como planteaba Lenin), ni si el papel del Estado seguirá siendo el de ejercer la actual función omnipotente sobre la economía y toda la sociedad y sus ejercicio del poder seguiría siendo inalcanzable para el común de los mortales del país. Tal vez, el paliativo propuesto se encuentre al final de la frase con la declaración de una “democracia socialista y participativa” que todos los exponentes del socialismo estatal consideran que tiene su paradigma logrado en el nivel de participación popular que ya alcanzamos ¿¿?¿?. Y, en el mismo tono, contrapone lo que tenemos, al regreso a un capitalismo dependiente –que está claro que no muchos queremos-, pero en esa ecuación lineal de esto o lo otro, con todo el rosario de males que el se encarga de relacionar y que no repito aquí para no aburrir, sin medias tintas ni alternativas diversas y creativas, realizadas a la luz de una “nueva interpretación de las esencias del marxismo” que él mismo reclamara antes.

Una lógica elemental indica que para Cuba, donde el poder político responde a los intereses de las grandes mayorías?¿?¿?, y las instituciones políticas, ciertamente requeridas de modernización, están vigentes y mantienen sus potencialidades?¿?¿?¿?, y donde están vigentes las políticas sociales fundamentales, el dilema verdadero no es si retroceder al capitalismo o continuar el rumbo socialista, sino…. cómo atemperar los ideales a las posibilidades, cómo reorganizar el metabolismo socioeconómico para que estimule la reproducción de la iniciativa y la creatividad en todos los órdenes de la vida social, como profundizar la democratización de la sociedad, o sea, cómo asegurar el derecho de las grandes mayorías ciudadanas a participar y decidir, cómo movilizar las potencialidades productivas del país y aprovecharlas en favor de las grandes mayorías ciudadanas.”(interrogantes y subrayados nuestros).

De manera que DM da por sentado que hay una coincidencia entre poder político e intereses de las mayorías y que las instituciones políticas mantienen sus potencialidades (sólo hay que actualizarlas): Los mismos argumentos de los defensores a ultranza del status quo, del socialismo estatista autoritario.

En cuanto a la última parte, por tanto, queda como declaración incierta de propósitos que no se sabe cómo se garantizarían, o si realmente se quiere que se garanticen. ¿Es que no se han adelantado ideas, desde Marx al presente, acerca de cómo lograr eso?. Podría remitirse a las ideas de un socialismo autogestionario y popular que ha sido ampliamente divulgado por las redes, ya que de otra forma no se permite.

Todo esto concluye en un lamentable reconocimiento –desconocimiento- de nuestras realidades: “La política de la revolución es socialista, el poder es del pueblo, el ideal es socialista y hay importantes características socialistas en el país, Cuba es socialista, pero en Cuba no hay un socialismo pleno.”

O sea, si todo es así como dice, no debemos cambiar nada, con lo que sus propuestas abstractas hacia la “plenitud” quedan totalmente vacuas. No hay nada que hacer.

Pero para seguir en el tembleque de los pa´tras y pa´lante, DM nos dice que:

“El cambio es de tal envergadura que toca prácticamente toda la vida de la sociedad, lo que hace imposible describir la infinitud de su alcance y manifestaciones.”

Pero no nos hagamos ilusiones, el problema es que: “los nuevos dueños colectivos nunca aprendieron antes a organizar la producción, manejar la economía, el control, la contabilidad, tomar decisiones, que surgen ahora nuevas realidades como lo tocante a las motivaciones para producir, el desafío que plantea un nuevo modo de distribución del producto social,…”. Todo lo cual raya en el ridículo, porque ni hay nuevos dueños colectivos (es uno de los problemas centrales a resolver con una economía realmente social), ni mucho menos nos apeamos hoy con que no sabemos organizar la producción, ni manejar la economía y la contabilidad, ni tomar decisiones, … Realmente ya estos resultan argumentos, cuando menos penosos, si no agresivos y demeritadores en extremo de las cualidades profesionales de los cubanos comunes (los supuestos dueños colectivos).

Después de referir que existirán diversas formas de propiedad y que ellas influirán en la subjetividad del cubano y que –claro está- la planificación y el estado deberán jugar un papel diferente en esas condiciones, considera eufemísticamente, que ello “donde no tendrá influencia alguna es en lo tocante al poder político, ese que ha sido conquistado y defendido por el pueblo trabajador y que es garantía de la transición socialista,”, dando por sentado verdades absolutas –si tenemos en cuenta los fenómenos de corrupción en nuestro país, en China, etc.- y de que es el pueblo y no una capa dirigente y representantes de la burocracia, quienes ejercen el poder real. De donde, por arte de birlibirloque, para DM no es la práctica real ni las relaciones sociales de producción quienes establecen el modo de vida de las personas, sino que descarga toda la garantía del triunfo inexorable en el papel de la educación, la formación cívica y ética, los valores ideológicos, etc…, como fenómenos extrapolados de la conciencia social que serían los que encaucen, de por sí, las nuevas realidades del “metabolismo socioeconómico” propuesto (no dejo pasar por alto la novedad metafórica del término).

En definitiva los “efectos” del modo de producción de nuestra sociedad –más cercano al socialismo real soviético de lo que se reconoce- son trocados en “causas”, adjudicando a los malos comportamientos de los ciudadanos los males que posee la sociedad: “Cuando afirmamos arriba que la sociedad cubana no tiene aún las condiciones materiales y espirituales para un socialismo pleno, nos estamos refiriendo en lo material al desarrollo económico-productivo, tecnológico, científico, a la infraestructura del país; cuando hablamos de las condiciones espirituales, subjetivas, nos referimos principalmente a la persistencia de la psicología de intercambio de equivalentes y al menoscabo del trabajo como valor por la pérdida de sentido del valor del trabajo que se ha producido como resultado de no haber tenido en cuenta esa psicología, algo ahora agravado por el hábito perverso de “resolver” las necesidades individuales a costa de los recursos que pertenecen a todos los ciudadanos, pero también unos individuos a costa de otros”.(subrayado nuestro).

Ello parece ser consistente con la política actual de exigencia de disciplina, responsabilidad y sacrificio, que es producto de las condiciones socioeconómicas y sociopolíticas vigentes, en vez de ser causa, y que cambiarían sólo en cuanto cambien las condiciones socioeconómicas que les dieron origen; la estatalización y alienación del trabajador del proceso y fruto del trabajo, la carencia de influencia real en los procesos decisorios de la sociedad, etc. Se suscribe, por tanto, el principio de la sociedad autoritaria estado-céntrica vigente, en desmedro de las víctimas del proceso.

Para evitar equívocos, toda nuestra argumentación para nada disminuye el papel de la formación cívica e ideológica, ni el papel del estado como regulador, pero sobre otras bases, como señalaba Alvaro Liniera en el fragmento que inserté antes.

Finalmente, DM trastoca ideal por realidad y declara: “La transición socialista vista como actividad humana, como práctica, es un proceso consciente en el que los ciudadanos, los grupos, organizaciones, instituciones de la sociedad que de conjunto articulan el sujeto del cambio, adoptan -en diferentes grados y formas- una actitud correspondiente en general con los objetivos consensuados. La acción coherente, cohesionada del sujeto social múltiple, articulado y naturalmente diverso es funcional al cambio porque la base de la sociedad reproduce intereses compartidos, las estructuras políticas y jurídicas los amparan y el sistema de ideales, objetivos, conceptos, valores socialistas y comunistas articulan al sujeto múltiple en su diversidad y diferencias y es el fundamento del programa de acción en lo económico, lo organizativo, lo jurídico, lo político, lo social, lo cultural.”

Por eso, nos dice, es tan importante el papel de la ideología socialista. SI, ¿PERO CUAL?. ¿La que construyen las masas en debate con los ideólogos que se acercan más a sus intereses y necesidades?, o ¿la que elaboran las élites, a nombre de ellas, situadas más allá del alcance del control y la decisión popular?.

El cierre del artículo no puede ser más “impecable”: “Ahora bien, no se habla aquí del comunismo como de un esquema de algo que tiene que producirse de un modo dado, inevitablemente, o como la doctrina política de una organización, de un partido….”

Entonces, compañero Darío Machado, de lo que se trata es de un cambio profundo de TEORÍA y de PRÁCTICA, un cambio estructural profundo que retome las esencias del socialismo marxista-leninista en los énfasis de priorización de las relaciones cooperadas de trabajo, de autogestión social y económica, de democracia participativa y protagónica real, que pasa por el control y decisión de los trabajadores y del pueblo organizado desde sus diversos intereses, de creación de una Economía social multiactoral basada, principalmente en la autogestión obrera, la cooperativización o arriendo de los medios de producción a los trabajadores, la asociatividad pequeño y mediano-empresarial con interés privado-comunitario, la contratación de sectores público-privados con cogestión de los trabajadores, en fin, en constituirnos, gradual, progresiva y aceleradamente, en una sociedad de trabajadores empoderados, en las que el Estado, al decir de García Liniera, tenga el papel de “gobernar obedeciendo…: el soberano es el pueblo y el gobernante es simplemente un unificador de ideas, un articulador de necesidades, y nada más”.

Esa es la propuesta del socialismo autogestionario multiactoral y popular.

Alexis contra el comunismo

Por Erasmo Calzadilla

“Una parte importante de la población norteamericana siente que la principal crisis que afecta hoy a los Estados Unidos es el colapso de la vida comunitaria, que se extiende desde el núcleo familiar al lugar de trabajo, el vecindario y la corporación, hasta llegar, hacia arriba, a la comunidad más amplia que es la nación. Se percibe una atomización de la sociedad. Y, sin duda, aparecerán otras formas creativas en que se envolverán las ideas socialistas.” -El Futuro Despues del Fin de la Historia de Francis Fucuyama, Centro de Estudios Públicos Chile 1992.

Este post es la continuación de uno anterior en que criticaba la respuesta que ofreció el filósofo Alexis Jardines a la pregunta que le realizara el estudiante de la Universidad de la Florida, Gerardo M.

¿Es cierto que no haya nada rescatable del comunismo entiéndase esta palabra como idea central de la política en tanto la vida en común…?

Según Alexis “no hay NADA rescatable en el comunismo” y “la Clase Obrera ha desaparecido y seguirá desapareciendo.”

Ante estas posiciones simplonas que niegan radicalmente todo un camino de lucha (y soluciones) y abaratan una polémica que podría ser muy interesante, me sentí provocado y respondí ya una vez; esta es la continuación.

Veamos qué más dice Jardines:

“Más bien quisiera alertar sobre los peligros que entrañan los colectivismos, tanto el marxista como el anarquista. Ya ambos han tenido la posibilidad de probar su eficacia.

“La implementación de la teoría de Marx derivó hacia el sistema estatista del socialismo real, mientras que las economías libertarias del anarcocomunismo se pusieron a prueba por todo el planeta: América (EE.UU), Europa occidental (España, Inglaterra) y oriental (Ucrania), el Medio Oriente (Israel) con resultados igualmente desastrosos al margen del Estado.”

Tesis: El colectivismo entraña un peligro.

Algunos ideólogos liberales a los que Alexis sigue han satanizado al colectivismo asociándolo a los sistemas políticos más tristemente célebres del siglo pasado: el Estalinismo y el Fascismo ¿pero eran estos sistemas verdaderamente colectivistas?

La ola socialista que recorrió Europa tras el fracaso político, social y económico (no tan recordado hoy) del liberalismo (convertido ya en el “liberalismo” de los trusts) fue manipulada por una élite guerrerista y desarrollista que pronto chocó con las verdaderas tendencias socialistas y comunitarias. Sobran los ejemplos, aquí mismo en Cuba, de un Estado supuestamente colectivista enfrentando a, y destruyendo las instituciones y relaciones comunitarias, religiosas, familiares que osaron hacerle frente.

¿Aún entraña peligro el colectivismo? Claro, pero aquí Jardines le echa arriba el muerto de otros. Continue reading

El comunista manifiesto

Iván de la Nuez
Barcelona

Uno. Un fantasma se cierne sobre Europa… es el fantasma del comunismo. Han pasado más de 20 años desde de la debacle del imperio soviético. Siglo y medio largo desde que Marx y Engels lanzaran esta alarma, nada más empezar el Manifiesto Comunista, la madre de todos los panfletos. Pero es precisamente ahora —cuando se da por muerto y enterrado— que el comunismo sale de ultratumba y consigue afianzar la frase en su sentido más estricto.

Si lo propio de los fantasmas, según los diccionarios, es aparecer después de la muerte, entonces no es antes del comunismo —época en la que Marx y Engels despliegan la metáfora— cuando podemos hablar, en propiedad, de ese espíritu amenazante, sino a posteriori. (A fin de cuentas, la mayor capacidad aterradora de un fantasma es post mortem). Solo después del derribo del muro de Berlín el comunismo se ha convertido en un fantasma que recorre Europa; el espectro de un mundo muerto que insiste, con ardides muy dispares, en tirar de los pies a los que le han sobrevivido.

Ese fantasma inicia su andadura en 1989, año que cifra la caída de un PC (Partido Comunista) y el advenimiento de otro PC (Personal Computer), con la expansión de internet y la era digital. Justo en la frontera entre el ocaso de aquellas sociedades que se decían basadas en el proletariado —el trabajo manual— y el apogeo de la época actual, determinada por el mundo virtual —¿espectral?— de la sociedad informatizada.

En la actualidad, este comunismo de baja intensidad no tiene, como en la época del antiguo PC, un baluarte estatal en el que fijar su estrategia y su meta, habida cuenta que las dictaduras del bloque soviético ya no aguardan al otro lado del Telón de Acero. Sí está conectado, sin embargo, a los movimientos y eslóganes que echaron abajo aquellas tiranías. Es posible percibir los ecos de la glásnost (la política de transparencia que inició el deshielo de la Unión Soviética) en Wikileaks. Las movilizaciones de los indignados evocan a Solidarność, el sindicato surgido en Gdansk que apeló a la solidaridad para subvertir el régimen polaco (Lech Walesa acaba de resurgir brindando su apoyo a los manifestantes de Occupy Wall Street). Y la convocatoria a refundar la democracia nos remite a la perestroika (aquella reconstrucción invocada por Gorbachov como única posibilidad de salvar el antiguo sistema). Continue reading

Que compre China quien no la conozca

Mikel Aren

¿Ni calco ni copia?

“Cuba está preparada para aprovechar la experiencia de desarrollo en reforma y apertura de China”, dijo el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba (ANPP) a su homólogo chino durante un viaje al país asiático, en noviembre del pasado año (según la agencia estatal de noticias Xinhua). Pero el pueblo cubano no ha sido consultado. Ni siquiera informado al respecto. Y sí bombardeado subliminalmente con esa intencionalidad.

Contrariando la prédica de Martí y el pensamiento de Mariátegui, la eternizada dirigencia cubana –convicta y confesa, según su histórico líder, de no saber edificar el socialismo (y añado: parece que tampoco de cómo pasar el batón a otras generaciones para que lo intenten)- ha venido degustando “las mieles del poder” mediante el calco o copia de la matriz autoritaria y de capitalismo monopolista de Estado de la Unión Soviética. Metrópoli que podía garantizar el soporte económico de subsistencia al país y para el mantenimiento de la sinarquía local.

Ahora, a falta de la desmerengada URSS, y “actualizando” un modelo que -también bajo reconocimiento de Fidel Castro en 2010- “ya no funciona ni para nosotros mismos”, los jefes ex-továriches cubanos parecen interesados en transformarse en mandarines y plagiar a la RPCH, emergida como otra potencia mundial capitalista al abrirle las piernas al neoliberalismo, cual se refocila en ella con una enormidad de homos faber con salarios de hambre y un mercado de más de 1300 millones de potenciales consumidores.

La misión de Alarcón en el gigante asiático fue sumamente “oportuna” porque se produjo en vísperas de otro período de sesiones de la ANPP, ante el inicio de la propagandizada “actualización” económica y en medio del proceso previo al descafeinado VI Congreso del PCC, efectuado tan solo cuatro meses después. “Eso prueba que la relación bilateral es muy estrecha”, expresaría a EFE el experto Xu Shichen del Instituto Latinoamericano de la Academia de Ciencias Sociales de China.

Muy lamentablemente “estrecha”, pensamos los que estamos empeñados en lograr para Cuba un auténtico socialismo democrático y participativo, libertario; porque las reformas chinas no han llevado a una renovación socialista sino a una restauración en toda regla del capitalismo. Pero… ¿cuál modelo de capitalismo? Continue reading

Cuerpos, símbolos, escaleras

Por Julio Tang Zambrana

Escuela secundaria china cualquiera, temprano en la mañana. Jóvenes vestidos de uniforme escolar desarrollan la obligatoria gimnasia matutina, formados en filas y columnas ante la mirada ceñuda y atenta de dos o tres profesores, los cuales revolotean alrededor del grupo. Una alumna con faz de seriedad imperturbable es probable que sea de las más prominentes de la escuela y con seguridad por ello fue escogida por los maestros- dirige la actividad desde una tribuna situada al frente, de espaldas a sus compañeros. La cadencia de los ejercicios corta el silencio del momento desde los altavoces del campo deportivo con la misma claridad que la luz del sol alumbra los pequeños ojos somnolientos.

Pero uno de los alumnos no sigue los ejercicios. Uno, dos, uno dos, levanten los brazos, uno dos se oye a su alrededor. Pero él no presta atención: su esfuerzo está dirigido a sus piernas y pies y a la pelota de fútbol que domina con evidente destreza. Tres o cuatro toques de dominio del balón siempre en su casi eterna posición mañanera- y allá va el soñador, deslizándose entre los cuerpos uniformados de sus compañeros. A medida que gana velocidad, se desdibujan los obstáculos y la meta va ganando control de su vista y cerebro Zas, zas dos menos, vuela Cristiano Ronaldo Zas, salta Rooney Zaaaaaaaaaas, Messi desliza los pies Ya se encuentra frente a la Puerta y dispara el balón da en el larguero

Pero el muchacho no se duele, una sonrisa le ilumina el rostro. Y de repente, uno, dos, pierna adelante, uno, dos, brazos arriba, un profesor lo divisa y con gestos nerviosos le ordena que ocupe su posición en el cuadro de alumnos y su gimnasia. El niño vuelve deprisa al espacio que antes dejó y que nadie ha osado ocupar, y a su sudor y cara iluminada se unen los movimientos y miradas ya relajados aunque seguidores del altavoz- de sus amigos lo has hecho bien, te felicitamos

Afiche oficial actual de la Comisión de Deportes y Educación Física de la RP China, que muestra la sucesión de movimientos de la Gimnasia Radial. Los caracteres de abajo reproducen consignas cuya traducción aproximada sería: “El bienestar de la nación proviene de la salud de todo el pueblo” y “El ejercicio [trabajo] de hoy representa el bienestar de mil años”.

Hacer deportes hace que tu día no pase en vano

Nike Just Do It.

(Comercial de la transnacional Nike en la televisión hongkonesa)

La primera vez que vi el comercial una sonrisa me asaltó casi instantáneamente al terminar el mismo. Fue un gesto automático y me sorprendí a los pocos segundos, cuando mi cerebro se dio plenísima cuenta del proceso mercantil al que estaba siendo sometido. Sigo incólume en la batalla por que me pesquen, y río. Mas, hay que decir que han elevado la calidad de los comerciales menos mal, ya no puedo más con la misma cantaleta, es como si me estuvieran ablandando el cráneo con tubos de acero. Decididamente los chinos tienen mucho que aprender todavía en su camino del paraíso capitalista

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Artículos en Granma contra el burocratismo y por el cooperativismo

[ctegory Política,
Economía]

Por Pedro Campos

Conscientes de que las ideas del cooperativismo y la autogestión no pertenecen a nadie en particular, vemos con satisfacción que las mismas empiezan a ser publicadas en Granma

El periódico Granma, órgano oficial del PCC, luego del discurso del Presidente Raúl Castro el 1ro de agosto en la Asamblea Nacional del Poder Popular, ha venido publicando una serie de artículos incisivos contra el burocratismo, a favor de la participación de los trabajadores en las decisiones y hasta en las utilidades y apoyando el cooperativismo.

Felicitamos estos primeros artículos en la prensa del partido y esperamos que sea el preludio de una más amplia difusión de estas ideas en todos los medios del país, con vistas a tomar otras decisiones que desbrocen el camino de la socialización y democratización del poder económico y político en la conferencia del partido, dispuesta para enero próximo.

Siempre hemos creído que los cambios necesarios deben realizarse sin traumas, logrados en el diálogo y que existen reservas revolucionarias en el seno del partido/gobierno, capaces de dar ese golpe de timón que vienen demandando muchos trabajadores, buena parte del pueblo y toda la izquierda democrática, a pesar de la oposición de un tradicional sector neoestalinista que no está dispuesto a realizar transformaciones. De ahí nuestro tradicional apoyo crítico, que algunos no entienden en la izquierda internacional.

La participación de los trabajadores en la propiedad, las decisiones y en las utilidades, constituye el núcleo duro de las relaciones de producción que primarán en la sociedad post-capitalista. Han estado presentes en el socialismo, desde los primeros utópicos, pasando por Marx, Lenin, Bakunin y muchos otros más recientes, cuya lista sería muy larga, para enunciar aquí.

Antes del triunfo de la revolución de 1959, en nuestro país existía un movimiento cooperativo de alguna significación en el transporte público; en la medicina, con las clínicas mutuales y gremiales y algunas organizaciones del movimiento obrero manejaba sus cajas de retiro y ahorro, clubes sociales, casas de descanso y otras formas de cooperación. El Hotel Habana Hilton, hoy Habana Libre, fue construido con los dineros del sindicato de los gastronómicos de La Habana, el que contrató con la cadena internacional Hilton la administración y la gestión internacional de venta. Otros sindicatos y asociaciones mutualistas y regionales construyeron emblemáticos edificios, teatros, escuelas, centros de salud y socio culturales en La Habana. En otras esferas también existían formas diversas de cooperación entre los trabajadores.

En La Historia me absolverá, se planteaban como leyes a introducir por la revolución, la repartición del 30 por ciento de las utilidades de las empresas entre los trabajadores y el desarrollo de cooperativas agropecuarias como parte de la reforma agraria. En algunas de las primeras medidas tomadas en los inicios del proceso revolucionario para desarrollar la agricultura, las ideas del cooperativismo estaban presentes. También se crearon cooperativas pesqueras, para la producción de henequén y de consumo entre otras.

Sin embargo, la ausencia de una clara conciencia sobre el significado de las formas cooperativas para el socialismo y el paulatino predominio de las concepciones neoestalinistas del socialismo como el monopolio estatal de la economía y el mercado, llevaron a la supresión de las experiencias de tipo cooperativo previamente existentes y al excesivo tutelaje del estado sobre las que se fueron creadas por éste.

No obstante muchos revolucionarios, algunos de origen anarquista, y trabajadores de las cooperativas, siguieron defendiendo esta forma socialista de producción y asociación, pero siempre en un medio que la subestimaba y la consideraba solo para la agricultura, la cual debía ser muy bien controlada, para evitar se fuera de las manos estatales.

La propaganda neo estalinista contra la Yugoslavia autogestionaria, también jugo un importante papel en el rechazo a esas formas socialistas de producción.

En el Instituto de Filosofía de la Academia de Ciencias, un pequeño grupo de científicos sociales venía defendiendo desde mediados de los años 80 el cooperativismo y la autogestión como ejes de la construcción económica socialista. Algunos de aquellos compañeros sufrieron represiones en diversa forma y no faltaron los aplastados políticamente. Desde entonces, aunque desde fuera del Instituto, colaborábamos ya con algunos de ellos en estos temas. De una u otra forma el asunto siguió vivo entre muchos académicos, profesionales y trabajadores, aunque siempre en un medio hostil.

Cuando el IV Congreso del PCC, muchos militantes en las bases plantearon la necesidad imprescindible del cooperativismo y la participación de los trabajadores en las decisiones y las utilidades, para el socialismo. Luego de la caída de la URSS y el campo socialista, varios compañeros, por diferentes vías, siguieron investigando sobre estos temas y, dentro de sus posibilidades, hicieron llegar a la dirección del partido sus trabajos, sin ningún tipo de aceptación.

Las cooperativas de producción agropecuarias (CPA), las de créditos y servicios (CCS) desarrolladas en los años 60-80 y las Unidades Básicas de Producción Cooperativas (UBPC) surgidas en el llamado Período Especial, siempre han estado bajo control y tutela estatal. Sus planes de siembra, sus ventas a Acopio, sus entradas y salarios y hasta sus dirigentes, en muchos casos, eran determinados centralmente.

El fracaso paulatino del estatalismo, generó movimientos insospechados en el propio seno de la economía estatal y en la informal. En muchos centros de producción y de servicios, con los propios recursos estatales y con otros de su propiedad, los trabajadores empezaron a organizar sistemas de producción y comercialización ilegales, en muchos de los cuales han estado presentes algunos de los principios del cooperativismo, como la propiedad o usufructo colectivo, la gestión común y la repartición de las utilidades.

Para el gobierno/partido se trataba de robos o desvíos de recursos del estado. Solo un enfoque científico y objetivo salido de la práctica misma, podría interpretar estos movimientos económicos, como nuevos tipos de relaciones de producción que auto-organizaban los trabajadores, para romper las asfixiantes relaciones estatales asalariadas impuestas burocráticamente.

Las fuerzas productivas creadas por el propio proceso revolucionario, sobre todo el gran potencial científico humano, generado por la revolución cultural y educacional, no cabían, no caben en el esquema burocrático estatal asalariado del neo estalinismo.

Luego del discurso de Fidel en la Universidad de la Habana, en noviembre del 2005, algunos decidimos salir a la palestra internacional a defender el cooperativismo y la autogestión, ya que nacionalmente no se nos brindaba ninguna oportunidad de publicar esas ideas, dada la natural resistencia de la burocracia a esas formas de producción genéricamente socialistas.

La lucha ha sido difícil. Nada se nos publica, aunque todo lo enviamos al Comité Central, a Granma, Juventud Rebelde y Trabajadores; se nos impide desfilar los 1ros de Mayos con un cartel que expresa, simplemente, autogestión socialistas, no se nos invita a evento económico alguno, se trató de impedir nuestra participación en algunos espacios donde pudiéramos expresar algún criterio y el mundo académico e intelectual oficial ha sido orientado a ignorarnos.

En esta batalla han tratado de desprestigiarnos, hemos sido acusados de pro-capitalistas, de agentes del imperialismo y de cuanta basura se le ha ocurrido a los neoestalinistas que han estado controlando los medios y tratando de evitar que estas ideas cobren fuerza en el seno de la revolución. Hemos tenido paciencia para soportar injurias. Nuestra activa y comprometida participación en el proceso revolucionario, ha impedido -hasta hoy- otras acciones contra nosotros.

Pero nada nos amilanó. Como pudimos, hicimos circular distintos escritos sobre cooperativismo y autogestión, por todas las vías posibles. Nada impidió que en muchos centros de producción y servicios los propios trabajadores y comunistas de base, hayan estado proponiendo aumentar su participación en la dirección, la gestión y las utilidades y que muchos profesionales revolucionarios de la Ciencias Sociales hayan ido asumiendo posiciones iguales o similares a las nuestras.

Los defensores del modelo neo estalinista, con sus ataques a nuestras posiciones, su intransigencia, su empecinamiento y obstinación, contribuyen a fortalecer los enfoques restauradores del capitalismo. Junto a la denominada mafia de Miami, son los mejores propugnadores de la destrucción de la nación cubana y su eventual anexión real o virtual.

Hay que decir con toda claridad, que el compañero Raúl Castro ha permitido este iniciado proceso de concientización con sus llamados a los debates, a permitir las diferencias y las contradicciones. Sabemos que ha heredado la presidencia de un país casi en ruinas, que su tarea es ardua y que enfrenta una formidable y sutil oposición burocrática. Pero si desea, como le creo, no caer en el abismo que bordeamos, además de escuchar a los trabajadores, tendrá que darles participación en todas las decisiones y, especialmente, en la dirección, la gestión y en parte de las utilidades en cada centro de producción o servicios. Si no se apoya para ello en el pueblo trabajador, más allá de sus estructuras afines, la crisis podría desbordarse.

Ya lo habíamos escrito: las políticas económicas neoestalinistas fueron derrotadas por la práctica. Ideológicamente el neo estalinismos ha sido derrotado por las diversas ideas de la nueva izquierda cubana de pensamiento socialista participativo y democrático, las que no tienen siquiera cómo responder, que no sea con diatribas. Hoy la tarea es derrotar políticamente al neo estalinismo: neutralizar lo que de él queda en el gobierno/partido: tarea de todos los cubanos que aman esta tierra.

Conscientes de que estas ideas no pertenecen a nadie en particular, vemos con satisfacción que, al fin, las mismas empiezan a ser publicadas en Cuba por el propio periódico del PCC.

Felicitamos a Granma y esperamos que estas ideas se conviertan en el centro, no las únicas, de los planes del partido gobierno para consolidar la economía del proyecto socialista cubano.

Como sabemos que el cooperativismo y la autogestión no pueden ir, sino a contrapelo del monopolio estatal y de manos de la democratización de la vida económica y política del país, esperamos que en la medida en que estas ideas de promuevan y divulguen, se vayan abriendo, también, otros horizontes democráticos para el pueblo cubano, pues sin democratización, como sin socialización, no hay socialismo posible.

Socialismo por la vida. La Habana, 5 de septiembre de 2011