Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba

El Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba sigue con suma preocupación la nueva escalada de violencia y muerte que las acciones de las fuerzas armadas de Israel están provocando en la Franja de Gaza.

Una vez más, Israel hace valer su superioridad técnica y militar para reprimir de forma brutal a la población palestina, causando víctimas civiles inocentes, así como enormes daños materiales que agravan las ya precarias condiciones de vida de la población en ese pequeño y asediado territorio.

Ante esta nueva agresión contra el pueblo palestino, Cuba reitera su más enérgica condena y llama a la comunidad internacional a tomar con urgencia todas las medidas necesarias para frenar este acto criminal.

El Ministerio de Relaciones Exteriores ratifica el más firme respaldo a la justa causa del pueblo palestino y a sus derechos inalienables, que incluyen la creación de un Estado independiente con Jerusalén Oriental como capital.

La Habana, 16 de noviembre de 2012.

La PlomoCultura del autoritarismo cubano

Por Marfrey Cruz

…y si a alguien le preocupa tanto que no exista la menor autoridad estatal, entonces que no se preocupe, que tenga paciencia, que llegará el día en que el Estado tampoco exista.
Palabras a los Intelectuales, Fidel Castro, junio de 1961.

Foto: Isbel Díaz Torres

“Echar plomo” en el argot juvenil significa flirtear, ligar, conseguir sexo. Esta frase tan repetida en discotecas, plazas y playas demuestra cómo el ordenamiento militar de la sociedad durante 50 años ha destruido no solo la naturaleza y las fuerzas vivas que necesitamos para nuestro desarrollo sino que ha arruinado el lenguaje y los cuerpos de los jóvenes cubanos. Cuando el “Poder” entra en nuestras camas, es porque de alguna forma, nos hemos enamorado de las cadenas y mordazas de nuestra servidumbre.

El mito guerrero-heroico y el poder simbólico-represivo que ejerce el ente metafísico partidogobiernoestadonaciónrevoluciónpatria en nombre del pueblo, se usan para atemorizar e impedir que la gente se organice y actúe autónomamente para cambiar su realidad y así mantener los privilegios, el abuso y la violencia que lo perpetúa en el poder.

La cultura es la primera víctima y luego una eficiente aliada del autoritarismo cuando se masifica e histeriza. Es curioso que la palabra “autor” sea la matriz lingüística de tanta miseria y muerte (uno de los tantos riesgos de vivir en español). La militarización de la sociedad necesita la sublimación de la violencia como necesaria y característica de la naturaleza humana como lo son la sexualidad y la espiritualidad. Para ello, el Estado convierte al lenguaje en cómplice, ceba y agita los rencores hasta que, muertos, nos re-matamos unos a los otros y luego rectificamos errores. El reclutamiento, entrenamiento, la propaganda y las doctrinas repetidas como eco de nuestra evolución como especie, nos convierte en ciego rebaño que se idiotiza y hasta vuelve “inteligente” el cansancio que elegimos, democráticamente. El “Poder” es disciplinar; corrige, ejemplariza y mata sólo si es necesario. ¡Ah! y si nosotros autorizamos, claro.

A continuación, les comparto algunos casos y frases típicas de nuestra cotidianidad que refuerzan el autoritarismo y el consecuente militarismo de la PlomoCultura: Continue reading

Peligro: nació varón

Por Mileyda Menéndez Dávila
No soy responsable de lo que hicieron conmigo, pero sí de lo que hago con todo eso.
Jean-Paul Sartre

El camino de la masculinidad en todas las civilizaciones es tan largo y difícil que a veces se muere varón sin llegar a ser hombre. Tal es el precio de un mecanismo sociocultural que exige a los machos de nuestra especie resistir sin chistar a cambio de convertir sus cicatrices en trofeos.
Por eso en todo el orbe mueren más hombres que mujeres por causas violentas: lesiones infringidas en peleas callejeras o en guerras, accidentes de tránsito, suicidios, anomalías derivadas del consumo de tabaco, drogas o alcohol…
Así lo explica el profesor Guillermo Figueroa, investigador del Colegio de México y defensor de la idea de que las sociedades actuales deberían tener en cuenta esa visión de masculinidad como factor de riesgo para incluirla en sus políticas públicas de educación y salud.
Pero aún a la altura de este siglo es bien difícil proponer el discurso del autocuidado a los varones, porque contradice las expectativas impuestas a su género: no parece legítimo enseñarlos a pensar en las consecuencias de esas pruebas a que someten a sus cuerpos, porque estos son proclamados desde la cultura como un espacio que debe ser curtido heroicamente.
«Nadie ha visto el “machómetro”, pero todos le hacen caso», dice Figueroa: «Por eso morimos literalmente de las ganas de ser hombre y alcanzar el estatus de macho exitoso al precio que sea, incluso el de nuestra salud.
«A veces creamos situaciones temerarias solo para cumplir esa meta: Desde niños aprendemos el “mérito” de una exposición intencional al peligro, y si alguien se alarma por lo que hacemos siempre hay un adulto que replica: “Déjalo, que para eso es macho”, como si solo importara el impresionar ahora y no el precio que paguemos después».
A su juicio, un fenómeno ilustrativo de esa masculinidad «peligrosa» es la epidemia simbólica que genera el alcohol, cuyo consumo fragiliza el entorno del hombre a cualquier edad, porque lo lleva al límite y a asumir más riesgos.
En Noruega, por ejemplo, muere mucha gente en accidentes asociados al alcohol, pero no siempre el conductor es el que está más borracho: «El conductor designado es el que menos bebe, pero eso lo lleva a sentirse seguro y a manejar más rápido o con descuido, lo que perjudica a todos».
Mejor temprano que tarde
Tradicionalmente los hombres procuran menos los servicios de salud que las mujeres, en especial chequeos preventivos para controlar factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión, los trastornos metabólicos…
Y no es porque ellos enfermen menos: ocurre que están muy atrapados en ciertos aprendizajes que demeritan el malestar, la tristeza y sobre todo la derrota, así sea a nivel celular, y por tanto no les parece bien escuchar las señales de alarma de su organismo.
«Muchos se enojan si están enfermos y solo se preocupan en serio si el trastorno afecta su imagen varonil, aunque a veces ni eso los lleva a la consulta», dice Figueroa.
Las sociedades patriarcales catalogan como «debilidad» femenina eso de estar yendo al médico: «Es que hice tal fuerza, ya se me pasará…». Y si no, no importa: «Yo aguanto», dicen muchos, sin querer aceptar que un trastorno conduce a otro y a la larga empeora su calidad de vida, con lo cual se deterioran sus relaciones en el plano íntimo y social.
Por lo general los hombres sufren calladamente esos malestares cotidianos. Por eso se reportan en ellos cifras más altas de infartos y eventos cerebrovasculares, sin importar nacionalidad, raza, escolaridad o estatus social. También superan a las mujeres en casos de cáncer detectados en estadios muy avanzados de la enfermedad, y lo mismo ocurre con otros padecimientos cuyo curso sería más leve si se trataran a tiempo. «Buscan ayuda profesional solo para bienmorir, y eso cuando la familia insiste», dice Figueroa.
«Morimos día a día sin mirar una rosa de soslayo», se lamenta el experto. «Más que morir no vivimos, porque no nos están permitidas muchas cosas… Pero si ya sabemos que ser hombres es una construcción social, desde el momento es que adquirimos esa conciencia podemos redireccionar esa tarea y hacerla más llevadera para toda la especie».
Pero no es un problema individual, aclara. Más bien refleja la lógica y las normativas sociales: como si existiera un cuestionamiento tácito del derecho a ser hombre en un cuerpo propio, y se subvalorara el cuidado de su integridad física tanto como se exige entereza moral prácticamente desde la cuna.
«Por lo general se asume que ellos no manejan la historia clínica familiar o la propia, no saben administrarse sus medicamentos y no pueden evitar provocaciones violentas, aunque en ellas les vaya la vida», dice Figueroa, y desde una postura que defiende la cultura de paz, pregunta:
«¿Por qué no inventarnos formas más dignas de morir, que de hecho implicarían formas más dignas de vivir con las que todos saldríamos ganando, hombres y mujeres?».
Eso es lo deseable, afirma, pero reconoce que será muy difícil mientras la sociedad designe a las mujeres el papel de intermediarias en salud, las predestine a surtir y controlar el botiquín de casa, a llevar solas a los hijos al médico y a curar las heridas masculinas ¡sin reproches!

Publicado en Juventud Rebelde

Liberados antimilitaristas en Suecia

En la mañana de hoy miércoles 27 nos llega la grata noticia de que han sido liberados Rafael Uzcátegui, Javier Gárate y demás compas que fueron detenidos ayer en la acción antimilitarista realizada en Suecia.
Seguimos a la espera de información, especialmente en relación a si el gobierno sueco tomará otras medidas represivas contra activistas cuyo “crimen” es ejercer su derecho a la protesta no violenta contra la barbarie militarista.
Procuraremos hacer circular de inmediato por aquí lo que nos vaya llegando sobre este tema, respecto al cual agradecemos tantas expresiones de solidaridad con l detenid y de protesta ante el Estado sueco que se han manifestado en las pasadas horas.
¡Aquí y allá, ahora y siempre contra el militarismo!

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