El futuro en tiempos de lineamientos

Por Rogelio Manuel Díaz Moreno

En los últimos meses, han ocurrido tantos acontecimientos en nuestro país, que podríamos estarle dando vueltas mucho tiempo. Tanto, que para cuando termináramos, ya estaríamos otra vez desactualizados. Interesante reto, orientarse e insistir en el derecho de participación en la nuevas épocas, marcadas por los famosos lineamientos del Partido.

No hace más de un año, para poner un par de ejemplos, era sencillo señalar las opresivas restricciones sobre el derecho de viajar y el daño que infligían a nuestro país, o reclamar espacios para una forma de producción socialista tan ventajosa como lo constituyen las cooperativas en todo tipo de actividades económicas. No se presentaban obstáculos de mucha cuantía en los torpes justificativos de muchos exégetas gubernamentales -los cuales, como era de esperar, experimentaron la mutación correspondiente en cuanto llegaron los decretos con los últimos cambios. El caso es que ya dichas realidades y otras más- cobran cuerpo, para provocar estas curiosas mezclas de sentimientos, de incertidumbres y expectativas.

El alivio de una liberación no excluye las razones para algunos enojos. Por años oímos que las razones para las restricciones de viajes eran el bloqueo norteamericano, el robo de cerebros, la ley de ajuste cubano Que pretender cambiar la política de aquí, sin vencer antes las malvadas maniobras de allá, era hacerles el juego, debilitar la sacrosanta unidad de la patria, etc., etc. Ahora resulta que no se cayó el cielo sobre nuestras cabezas sino que, por el contrario, el cambio desde aquí es el que está replanteando todas las reglas y obligando, a los de allá, a ponerse en una posición defensiva muy novedosa. O sea, otra manifestación patente de cómo hemos sido manipulados, se nos ha mentido, sujetado hasta el último momento en cajoncitos estrechos que, finalmente, no han resistido la presión de la naturaleza y la voluntad humanas de crecer. Otra de esas contradicciones espectaculares es el asunto del famoso cable óptico para Internet, campo en el que primero nos dicen que no tenemos esta conexión por culpa del imperialismo, luego que viene un cable, luego no se menciona más el cable y se vuelve a culpar al imperialismo, años más tarde aparece de nuevo el cable, y uno simplemente confirma lo que sabe, que no puedes creer a quien pretende con tanta desfachatez mantener el monopolio de la información. Continue reading

Los candentes Temas de la transición en Cuba

Por Rogelio Manuel Díaz Moreno

Esta es una nota que saqué en Cubaliteraria mientras trabajo de periodista semiprofesional durante la Feria del Libro. Cómo estoy aprendiendo cosas. Nada más les adelanto que hoy (día siguiente a la actividad que reseño aquí) el economista Omar Everleny, de los protagónicos en la redacción de las transformaciones de este país, declaró literalmente que si alguien puede tener diez “Paladares” (restaurantes particulares en Cuba) no hay por qué limitaro a una sola, porque hay que liberar las fuerzas productivas.

Nota sobre presentación del número 72 de Temas y Panel sobre Transición en Cuba

En el tercer día de actividades públicas de esta vigesimotercera edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana, tuvo lugar una actividad a la que le era imposible pasar inadvertida. El colectivo de la revista de pensamiento Temas aprovechó el evento literario y citó a sus seguidores para la presentación del número 72 de la reconocida publicación, con el acompañamiento del panel que usualmente adereza estos encuentros.

El tema que abordaron los sesudos, reunidos en la sala José Lezama Lima de esta fortaleza de La Cabaña, mantiene en vilo la atención de muchos de nosotros y no es otro que la transición del modelo social y económico de nuestro país. Como una muestra de la importancia concedida a este fenómeno, se puede aportar el consenso del panel de Temas, manifestado alrededor de este término de transición con toda su contundencia, para dejar de lado eufemismos como actualización o ajustes.

Raúl Garcés, a cargo de la conducción, sufrió bastante para mantener el buen ritmo temporal, pues algún integrante siempre se extendía más al verter sus tesis desde su experiencia como analista, científico social o miembro de las comisiones a cargo de la implementación de las nuevas políticas gubernamentales. Así, Manuel Limia empezó por establecer, como punto de partida, la nacionalidad consolidada en los últimos dos siglos y fuertemente conmocionada por los sucesos del derrumbe del llamado campo socialista. Ahora esta sociedad enfrenta un panorama internacional al que se debe adaptar, caracterizado por la intensificación de las guerras de rapiña, crisis variopintas y emergencia de movimientos sociales alternativos. En este escenario, continuó, se profundiza el reto de construir una sociedad dirigida hacia una prosperidad sustentable, que atienda a los principios de justicia y solidaridad, proyectada internacionalmente hacia la paz y la integración de los pueblos. El modelo buscado, mantuvo, debe rechazar el irracional derroche característico de los mecanismos económicos contemporáneos; enfrentar los paradigmas de dominación y predominancia del capital y tomar en cuenta todos los elementos que intervienen, como los recursos naturales y el medio ambiente. El derecho a la vida y el desarrollo sustentable son los derechos esenciales en esta visión, con consideraciones especiales hacia el valor de la cultura y el patrimonio humanos. Continue reading

Se buscan chicas cantantes, pero que sean blancas

Por Rogelio Manuel Díaz Moreno

El cartelito lo encontré en la parada de ómnibus en la esquina de las avenidas 41 y 42, en el municipio habanero de Playa. El origen podía ser de lo más común: una compañía artística joven que necesitaba completar su elenco, convocaba a audiciones.

El problema aparecía en una serie de condiciones físicas, prerrequisitos exigidos a las candidatas. Lo primero es que una chica bajita, por muy buena voz que tuviera, quedaría fuera, aunque eso es más o menos común en el modelaje y tal vez en otras manifestaciones, donde conviene que a uno lo vean de lejos. Ahora, lo más escandaloso, lo verdaderamente intolerable, es que se exigiera que la muchacha fuera De tez clara.

Whitney Houston, Rihanna, Tina Turner, Diana Ross, o Elena Burke, Omara Portuondo y demás compatriotas cantantes afrodescendientes si en vuestra próxima reencarnación ustedes llegan a nacer en Cuba, no se acerquen a la compañía Habana Joven. Cuando traten de franquear la puerta del teatro Mariana Grajales, probablemente un empleado les informará que no reúnen las condiciones que exigen en aquel conjunto. Tal vez si pasan los tratamientos como aquellos con los que el super famoso ídolo del Pop, Michael Jackson, quedó bien blanquito, reciban la merced de una audición. De otra manera, tendrá que probarse con una carga al machete como las de los hijos de aquella, cuyo nombre lleva la sede de la compañía.

Me molesté lo suficiente como para sacar el bolígrafo y poner, sobre el cartel, el tachón y el epíteto ¡Racista! que pueden verse allí en la imagen. Estuve un par de días elucubrando una conspiración digna de un serial de héroes anónimos: una llamada al lugar, hacerme pasar por el representante de una chica que canta muy bien, pero que es un poquito oscura, ¿saben?, a ver si le podían dar una oportunidad. Pensaba averiguar hasta dónde eran capaces de llegar los de la malhadada convocatoria, pero al final no lo realizé. Cuando volví a pasar por esa esquina, el cartel seguía allí con mi añadido. Así que, simplemente, lo arranqué y lo traje a casa, para escanearlo y producir esta denuncia.

No es secreto para nadie que nuestra sociedad, la Cuba del siglo XXI, es todavía racista. La educación, la cultura, pueden hacer retroceder lentamente una lacra, acorralarla hacia los rincones más apartados hasta hacerla desaparecer. Se ha avanzado mucho por ese camino, convengo, pero en cierto momento pareciera que llegamos a un empantanamiento e, incluso, se comienza a retroceder. Los prejuicios discriminativos extienden sus expresiones públicas, hasta el punto de plasmarse en un cartel como el de esta ocasión.

Las posiciones retrógradas se ven estimuladas por las desigualdades que se asientan y profundizan en nuestra sociedad. La selva del individualismo y los paradigmas mercantilistas a los que nos abocamos, hacen buen caldo de cultivo para el florecimiento de actitudes egoístas. Estas, a su vez, implican echar mano de cualquier recurso bueno ¬por ejemplo, el racismo para pisotear y adelantar a los demás.

No estoy diciendo que la compañía Habana Joven sea partícipe consciente de esta inmoralidad. Puede ocurrir, simplemente, que ciertas actitudes se interiorizan y se tornan tendencias naturales. Se pierde de vista sobre todo, si uno no es el perjudicado de manera directa la carga negativa que contienen algunas posturas y se busca el acomodo dentro de lo que se cree que será lo más provechoso. Así que uno puede necesitar actrices, y las busca entonces dentro del molde de belleza impuesto por el paradigma preponderante. Se participa del prejuicio y, con esa actitud, se refuerza.

Los sistemas educativos gubernamentales permanecen arrastrados por la crisis nacional generalizada y anclados a mecanismos petrificados en el tiempo de burocracias y autoritarismos. Poco pueden hacer para revertir el avance de las nuevas realidades, cuando ni dentro de las aulas se puede contener el avance del racismo. Sin embargo, con culpar a las nuevas generaciones o a los maestros de un problema de toda la sociedad no se adelanta un ápice. Este problema, como tantos otros, está llamado a convertirse en uno de los retos más severos para todos los actores que se decidan a jugar sus roles, ya sean del gobierno o de la sociedad civil.

Ideología tecnocentrista y Cultura del trabajo manual en Cuba

Por Yenisel Rodríguez Pérez

La desestimación del trabajo manual en los diseños productivos que se implementaron en el país a partir del Primer Congreso del PCC no puede ser explicada desde una supuesta inserción de nuestra sociedad en el proceso de globalización tecnológica. Hasta el día de hoy la transferencia tecnológica no ha implicado una influencia significativa para nuestra sociedad. La quimera tecnocentristas de las autoridades cubanas ha atestado el país de cementerios de máquinas supermodernas.

La cultura tecnológica, que es en definitiva lo que se puede transferir de una sociedad a otra, no ha logrado acoplar ni con la idiosincrasia artesanal de nuestra cultura, ni con las políticas eurocentristas estatales. El giro más reciente que han dado estas políticas de desarrollo hacia una intención de rescate del trabajo manual, valida el fracaso de las aspiraciones primer mundistas.

En nuestro país el trabajo manual nunca ha perdido importancia como forma de trabajo socialmente útil. Es en el plano ideológico donde esta cultura comenzó a verse amenazada como esfera de producción de valores. La propaganda intelectualista y universitarista desmovilizó la vocación por el trabajo manual que históricamente formó parte de los proyectos de vida de diversos grupos sociales cubanos. La cultura del trabajo manual comenzó perdiendo la batalla ideológica, para luego presenciar cómo se esfumaba su centralidad productiva en la estructura socioeconómica.

Se desmovilizó la vocación por el trabajo manual generándose la ilusión de una supuesta falta de pertenencia social. Desde el plano de las ideas se trastocó una estructura laboral centenaria y autogestiva sustentadas en asociaciones nucleares y sectoriales veteranas, para luego llenar ese espacio vacío con presuntuosas ilusiones tecnocentristas.

En el mundo desarrollado la máquina altamente sofisticada ha venido a sustituir al cuerpo humano en un número cada vez mayor de tareas. En consecuencia, se han arrinconado en compartimentos estancos aquellos trabajos donde la participación del cuerpo es protagonista. En momentos de intercrisis estos trabajos pueden llegar a ser valorados como labores denigrantes, delegándose al anonimato social. Un costo que solo los inmigrantes pueden asumir con cierta disposición.

Para el mundo de vida latinoamericano la última revolución tecnológica del mundo desarrollado no pasa de ser un acontecimiento que define, por contraste, su identidad artesano-corporal. El autoreconocimiento frente al ideal modernizador del primer mundo se viene practicando en Latinoamérica desde la época colonial. En determinadas circunstancias ha llegado a adquirir matices sociopolíticos definidos. Un ejemplo fue la década de los ochenta del pasado siglo con la subversión espontánea que afrontaron las políticas desarrollistas de la CEPAL en el mundo de vida popular. Tras la renovada exigencia de los gobiernos latinoamericanos de turno de afianzar un nacionalismo tecnologizado, vemos como nuevamente eclosiona el reciclaje artesanal de los protocolos tecnológicos importados del primer mundo.

En nuestro país podemos descubrir con facilidad la ausencia de una idiosincrasia tecnocentrista. Nunca hemos sido estrictamente modernos. Nuestra idiosincrasia es básicamente la hegemonía del aquí-ahora, de la practicidad, el inmediatismo, el cara a cara; donde la relación a preponderado frente al abstraccionismo vivencial que implica el culto al maquinismo y el afán de dominio material sobre el mismo.

En la cultura popular cubana no anida un auténtico sentimiento de angustia por haberse frustrado el proyecto tecnocentrista implementado por el gobierno durante más de 50 años. El logos tecnológico se sufre en los barrios desde las ansias consumistas, no desde el incompletamiento práctico de una reflexión que aspira a la sustitución maquinista de las acciones protagonistas del cuerpo.

Lo que se ha hecho y se continúa haciendo en el mundo de vida popular es un reciclaje cultural del protocolo tecnológico importado del mundo desarrollado. Se reconduce el brío utilitario de la máquina hacia las creaciones artesanales en las fábricas y en el barrio.

El giro tecnocentrista no es una aspiración auténticamente popular. La obsesión con esta forma que ha tomado la cultura europea desde inicios de la revolución industrial, ha sido históricamente un asunto de las élites y los gobiernos latinoamericanos. Performance de un sector social que aunque nunca se ha distanciado profundamente del imaginario popular, soporta esa dependencia adictiva para con los planes de desarrollo europeos. Esta dolencia de Estado ha trastocado el éxito de diversas culturas del trabajo auténticamente latinoamericanas, sobre todo de aquellas donde el cuerpo participativo es la clave de la eficiencia y la eficacia económica y social.

¿Cuántos experimentos de superposición cultural ha impuesto durante el último medio siglo el Estado cubano a las clases trabajadoras? Son estos forces de imaginarios los que generan angustia popular en cuanto a las expectativas laborales

La cultura del trabajo manual trastoca en innovaciones artesanales aquellas utopías tecnocentristas irrealizables, logrando que éstas sean funcionales a las necesidades cotidianas del pueblo. Esta ha sido la contribución fundamental del trabajo manual a la sociedad cubana durante el actual periodo de autoritarismo burocrático.

Si en un acto de resucitación el desaparecido poeta peruano César Vallejo se preguntara la razón de ese empuje del artesano en el taller, como hiciera en vida en aquel poema titulado Oscura1, le responderíamos que ese empuje expresa el sentido y la trascendencia que le asigna al trabajador manual lograr participar significativamente en lo que produce. Vivenciar corporalmente la utilidad de su contribución social. Utilidad que en nuestro país ha consistido en hacer eficaz la errada política tecnocentrista.

El mundo de vida de la sociedad cubana no ha extraviado su vocación artesanal como consecuencia de que ésta haya desembocado en el tedio vivencial o porque se descubriera en la cultura maquinaria y tecnológica un universo enigmático y tentador. La vocación artesanal y corporal del cubano ha sido ahogada bajo el grito autoritario de una burocracia enajenada en su desmedida concentración de poder, como por ese desprecio que derrama sobre la vocación libertaria que un día la llevó al poder.

Actualización del modelo económico… ¿qué hay del educativo? (II)

II Del soldado de la Revolución a la inercia, el vacío o el estatismo de mercado

Por Rogelio M. Díaz Moreno

En la entrega anterior cerré insinuando la posibilidad de que el objetivo último del sistema educativo aplicado en nuestro país fuera la de crear una masa maleable, enajenada, permisiva, aunque se proclamara oficialmente otra cosa la doctrina del soldado de la Revolución. En realidad, realizar esta maniobra de manera consciente implica un grado de maquiavelismo del que, en el fondo, no creo capaz a nuestra inepta burocracia nacional. Lo que sí considero posible es que la sensibilidad de este estrato dominante le permitiera percibir, en la situación que se desarrollaba, un clima favorable para sus trapacerías, así que se aferrara con fanatismo acérrimo a las directrices establecidas y combatiera toda señal de que era necesario cambiar las reglas. De cualquier modo, a la luz del proceso de reformas que están en plena marcha, cabe entonces plantearse unos cuantos cuestionamientos.

Imprimir y reproducir una mentalidad castrense solo tiene sentido un sentido impuesto, no un sentido democrático, pero sentido al fin en el modelo en el que el todopoderoso papá Estado exige toda la obediencia, y a cambio asume todas las responsabilidades. El soldado marcha pero no tiene que preocuparse por las botas, el rancho o las municiones, que se supone que asegura la logística central. Sin embargo, ahora toda la lógica del asunto está cambiando. Papá Estado ha declarado que ya no puede ocuparse más de la mayor parte del mantenimiento de quien hasta ayer era convocado como soldado. Que éste se las va a tener que arreglar por su propia cuenta. Si acaso, se le seguirá atendiendo la salud y el entrenamiento, perdón, la educación. En cambio, Liborio tendrá la oportunidad ahora de cambiar el uniforme y las botas ya bastante raídos, de todas formas por los tenis y camisetas deportivos de la tienda, si es que los puede comprar. Idénticamente, se le retira el ranchito igual, iba de mal en peor; pero ahora ya podría, sin que resulte escandaloso, buscarse los frijoles con otro coronel, rectifico, con otro patrón. Y hasta entrar, como candidato a nuevo empresario y aspirar a ser de los ganadores, en cierta competencia que, gracias a las nuevas transformaciones, ya debemos suponer como éticamente buena, compatible con lo que sea que los árbitros de aquí llamen socialismo y, especialmente, que no está amañada de inicio.

Y aquí es donde se cae de la mata la necesidad de transformar el sistema educativo hasta sus raíces. La formación del educando no podrá seguir como en el paradigma anterior, que enfatiza las cualidades típicas de entrega al modelo social a cambio de algunas seguridades, que a veces eran solo promesas de seguridades y muchos, pero muchos, sermones conscientizadores.

Algo de esto ocurre ya. Por lo menos, el dislate de formar masivamente graduados universitarios para los cuales no van a existir luego empleos válidos especialmente en el campo de las Humanidades, fue ya percibido y rectificado. Sin embargo, todavía queda en pie la importante cuestión de qué van a hacer los graduados universitarios de cualquier rama, al momento de acabarse los dos o tres años de gracia en los que tienen asegurados un trabajo mejor o peor, en dependencia de muchos factores y queden sueltos en un escenario donde van a regir las más vulgares leyes del mercado capitalista de trabajo y mano de obra. Continue reading

Caen las penúltimas máscaras

Por Rogelio M. Díaz Moreno

Me ha caído en las manos una pieza, una joya en el plano de la revelación de la naturaleza del autor y de sus semejantes. La suscribe Hugo Chinea, una figura no demasiado brillante de la narrativa cubana y de actividad más bien concentrada en los campos administrativos y políticos de la cultura. Algunos recordarán la polémica que sostuvo recientemente con Leonardo Padura, el flamante Premio Nacional de Literatura, a raíz de que Padura denunciara las políticas persecutorias de la estructura burocrática imperante durante varias décadas.

El texto de Chinea, de título “Contextos y Descontextos”, fue recogido en el blog La Polilla Cubana, administrado por Rosa Carmen Báez, y considerado lo suficientemente meritoro para su divulgación a través de un boletín del Ministerio de Cultura que llega periódicamente a mi buzón. En sí, es una burda pieza de manipulación de la evolución histórica del proceso cubano a partir del triunfo de la Revolución, dirigida a justificar la transición al capitalismo que, desde los espacios del Observatorio Crítico, hemos estado denunciando en los últimos años. Me ha parecido importante regresar sobre este tema, que ya hemos recorrido varias veces, porque en el escrito de marras se evidencian de manera especialmente inequívoca, con una claridad sin precedentes, las intenciones del sector del aparato gobernante que apuesta a la extinción gradual del socialismo.

Al leer dicho material, se notará con un esfuerzo analítico ligero la superficialidad de la argumentación del sujeto, que le permite llegar a conclusiones absolutamente carentes de base y no hablemos ya de ética o principios. Después de una cuartilla dedicada a denunciar las agresiones imperialistas a nuestro país, a raíz del triunfo revolucionario, Chinea establece tres líneas que, para él, parecen haber contenido el contenido socialista del proceso cubano: el racionamiento a través de la libreta de abastecimientos; la nacionalización absoluta de todas las unidades productivas y de servicios con la llamada Ofensiva Revolucionaria de 1968, y el establecimiento de un partido político único en la sociedad como fuerza regente. También esboza rápidamente las características, para él principales, que signaron el proceso: aquella mezcla de paranoia monacal con utopismos desenfrenados, enardecida sobre todo en los años ´70 del pasado siglo.

A todo esto, siguiendo la lógica del escrito, no habríamos llegado siguiendo un programa y unos principios propios, sino forzados por unos contextos sui géneris, que son los que explican la evolución descrita. Concluye Chinea que, en realidad, no éramos tan socialistas o comunistas, pese al nombre del Partido, sino ante todo, lo importante era que estábamos monolíticamente unidos alrededor de ese partido y de su máximo líder, el compañero Fidel. Como, finalmente, la experiencia histórica demostró que el socialismo no da buenos resultados, pues ahora deberemos olvidarnos de toda esa bobería, ponernos para las cosas, y tomar del capitalismo todo lo que pueda servirnos para progresar. Esto, según Chinea, estaría justificado incluso con argumentos procedentes de las ideas del Ché Guevara. El autor hace algunas fugaces referencias a descortezar las partes más malas de esas herramientas capitalistas para que se conserve el nivel de justicia social que habríamos alcanzado en nuestro país.

Para tratar con propiedad este tema, se pueden escribir varios tomos de muchas páginas, pero la indignación y el sentimiento de urgencia no tienen tanto tiempo, ni muchos lectores se permiten tanta paciencia. Tengamos estas líneas rudimentarias por ahora.

La propuesta que adelanta Chinea y que es recogida amistosamente por los demás sujetos que mencioné más arriba implica la consumación de la traición a los ideales socialistas que se gesta desde hace tiempo ya, por parte de una burocracia que desea solidificar aún más sus privilegios y control sobre lo que haya de valioso en la economía cubana. Es un eco fiel de aquellos pasos, dados en la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que cambiaron, en un momento dado de su proceso de derretimiento, el adjetivo Socialistas por el de Soberanas.

Antes de seguir desarmando la infamia a la que se nos quiere conducir, debemos establecer un par de líneas, triviales para algunos pero importantes para todos. Los que defienden, y trabajan, y estudian las ideas del socialismo con sinceridad y reales convicciones, han estado conscientes de que al modelo cubano le faltaba mucho para llegar a convertirse en una sociedad digna de ese nombre. Los medios de producción, confiscados a la burguesía internacional y nacional, y desde la mayor hasta la microscópica, no estuvieron nunca en poder de sus trabajadores, sino del todopoderoso estado. El carácter del trabajador, asalariado de un poder ajeno a sus capacidades, no se modificó demasiado, si bien es de reconocer que recibió avances sociales sustanciales que justificaron, a los ojos de muchos, el estado de cosas impuesto. Así y todo, aquello se le podía llamar todavía un proyecto de nación que tenía establecidos determinados mecanismos autoritarios, absolutistas de ascensión social y política. Con la retórica actual de Chinea, del ideal que se identificaba con el socialismo con mayor o menor acierto no queda ni eso, sino que se ve reducido a la obediencia a un caudillo y a su hipertrofiado aparato de poder, más la Libreta de Abastecimientos. Incluso, los que son más fidelistas que socialistas podrían sentirse ofendidos, pues su ídolo queda muy mal parado en la exposición de Chinea: convertido en un mero oportunista sin principios que navega como puede hábilmente, eso sí, entre aguas turbulentas.

La retórica vacía que invoca facilismos de justicia y equidad no salva a quien ha negado ya tres veces el único espacio donde esos, y otros principios, pueden concretarse. ¿O será que Chinea y sus compinches terminaron por descubrir la elusiva Tercera Vía? Hay que advertir que la socialdemocracia es antagónica con el monopartidismo, pero allá ellos con sus contradicciones. Lo que no podemos permitirles, es que nos cercenen nuestros sueños.

No debemos confundir un desvío hacia un callejón ciego con el fin del mundo. El socialismo, para empezar, es la consecuencia lógica de cualquier revolución popular que se propone sacudirse el oprobioso régimen de explotación del hombre por el hombre. La agudización de la lucha de clases, y las agresiones de los imperialismos externos pueden acelerar el proceso o deformarlos, en el peor de los casos, pero nunca ser la causa última o contexto que determina esta evolución. El socialismo legítimo, ese que soñamos aunque no lo hayamos llegado a concretar, permite que los trabajadores, al ser los dueños efectivos de los medios de producción, implanten y defiendan el reino de las libertades y la democracia públicas, como nunca lo hará una sociedad capitalista. No negaré que el capitalismo haya traído avances colosales para la Humanidad en las facetas científico-técnicas, y también en cuanto a teorías sociales y de desarrollo humano y demás; pero sí que afirmo que, bajo su hegemonía, estos avances tienen un tope, sumamente insatisfactorio excepto en algunas sociedades privilegiadas del primer mundo y a un enorme costo para el resto del planeta. Solo el socialismo auténtico está llamado a aportar los próximos avances en todos esos campos, de manera más equitativa para todas las personas y países y bajo relaciones mucho más respetuosas con el medio ambiente.

Un grupo de compinches encumbrados, de los cuales Chinea es apenas un portavoz, fueron incapaces de comprender y participar de un proyecto así. Ante el reto y la crisis de sus deformadas visiones, frente a la posibilidad de perder los privilegios que gozan, prefieren revertir los ideales sembrados en la mentalidad popular; optan por sustituirlos paulatinamente por los viejos cuentos de la sociedad capitalista que esconde la explotación y las desigualdades bajo ilusiones de prosperidad por cuenta propia. Ahora nos tratan de vender el cuento de que las herramientas y las técnicas no tienen ideologías y se pueden asimilar tranquilamente. Sin embargo, sin un marco ideológico-filosófico concreto, ¿cómo van a plasmar, en la realidad, lo de asimilar esquemas capitalistas sin minar los principios de una sociedad menos injusta? Evidentemente, profundizar en esta parte no le interesa al malhadado autor, que apenas la menciona para salvar las apariencias.

Cuando el sueño de Chinea y los suyos, de eliminar lo que se entiende todavía como socialismo, se concrete, la reciclada burguesía cubana no tendrá ya siquiera los últimos reparos que hoy le quedan, para despedir a libre albedrío a cualquier cantidad de trabajadores para aumentar la plusvalía; tendrá vía libre para privatizar todas las empresas rentables del país, sus bancos, sus playas y hoteles, sus minas y demás recursos naturales; podrá cuestionarse la existencia de servicios públicos, universales y gratuitos de salud y educación. Cuando el sueño de Chinea y los suyos se concrete, se habrá asestado un último y colosal golpe posible a los propósitos de los pueblos que trabajan por un futuro mejor. ¿Qué quedará de las esperanzas de los movimientos sociales?; ¡qué desorientación tan profunda; qué total pérdida de confianza y prestigio de los ideales revolucionarios y socialistas se producirá entre los trabajadores del mundo, que verán estupefactos la implosión y caída de la última bandera que defendía sus más sagrados anhelos! ¿Cuántas décadas y generaciones, cuánto sudor y cuánta sangre, costará reconstruir la fe y la esperanza en un proyecto que aparentemente, se reveló como infructuoso? La CIA y sus satélites deliran de felicidad.

Sería bueno que todos los que se cuestionan la pertinencia de nuestras denuncias sobre cómo la burocracia cubana prepara la transición al capitalismo, se pronunciaran respecto al texto de Chinea, que obra tal como el refrán a confesión de parte, relevo de pruebas. Emplazo, de esta manera, a decantarse a cada bloguero, periodista, personalidad pública, intelectual, militante comunista, socialista con o sin carnet, de los que participan en estos debates. Insisto en que la sinceridad de cada participante se revelará en la toma de posiciones al lado de uno u otro grupo de personas. En última instancia, Chinea, el socialismo es la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes. Esos humildes que, en el capitalismo, nunca van a ser los dueños de Paladares refinadas; de fincas con muchas cabezas de ganado; de hoteles cinco estrellas, de minas ni de centrales azucareros, sino apenas su explotada mano de obra, cuando no parte del ejército de desempleados.

Esa causa fue consagrada por la sangre de los milicianos en Playa Girón y el Escambray; por las víctimas de los atentados terroristas de la CIA; por los caídos con el Che en la gesta boliviana; en otras misiones internacionalistas. Por el sudor de los que creyeron en las zafras del pueblo, o en servir de maestros o médicos en una montaña a quinientos o mil kilómetros de la confortable casa en la ciudad; por los trabajadores calificados o sencillos que hoy persisten en sus puestos de utilidad social y postergan, con más quijotismo que lógica, la decisión de emigrar, a pesar de no faltarles oportunidades. Tal vez esa causa tenga su destino temporalmente ya fijado, pero Chinea y aquellos a los que él representa, no se librarán del estigma del traidor.

Actualización del modelo económico… ¿qué hay del educativo? (I)

I Parte. Del Hombre Nuevo al Soldado de la Revolución

Por Rogelio M. Díaz Moreno

Para nadie es un secreto que los sistemas educacionales de las diferentes sociedades responden al objetivo de reproducir las condiciones imperantes en esas sociedades. Tampoco se descubre el Mediterráneo cuando se comprende que sistema educativo es mucho más que el aparato escolar e incluye órganos de prensa y comunicaciones, rituales políticos, sociales, artísticos y deportivos, etcétera.

La indagación que me planteo en este escrito parte de las transformaciones que experimenta el modelo económico-social cubano y la repercusión que debe traer para el sistema educacional en nuestro país. ¿Por qué es pertinente plantearse esta cuestión? Una señal bien notoria de la pertinencia de este análisis la dio Marino Murillo en la reciente y última sesión de la legislatura parlamentaria cubana, al advertir que los próximos dos años serán los de mayor intensidad en la actualización del modelo cubano.

Sin embargo, antes de caer de fly en el futuro, me retrotraje un tilín para poder encontrar la solución de continuidad que permita interpretar el presente y prepararme para el futuro.

Podríamos, por partir de algún lugar, decir que nuestro sistema educativo asumió en cierta etapa, como paradigma, la formación del Hombre nuevo, según el concepto del Ché Guevara, aunque haya muchas personas que discutan esta aseveración. Como Hombre nuevo podríamos entender a la persona más interesada en el bienestar colectivo que el individual; pronta para el sacrificio altruista por ese bien colectivo; feliz de participar dentro de las instituciones de la Revolución y, además, con espíritu internacionalista.

Aunque esta pudiera ser un prototipo ideal para establecer por parte de la vanguardista dirección de un proceso revolucionario según los cánones de cierta época, en la época en la que yo entro a la enseñanza media y luego paso a la superior en los años ´90 del pasado siglo- mi percepción es que el ideal perseguido había variado un poco. Los incubadores de la generación de los talibanes conseguieron desplazar el énfasis del discurso educativo-formativo, sobre todo, hacia la construcción del joven soldado de la Revolución. Hoy día se me ocurren algunas razones por las que esto habría tenido amplio sentido.

El ideal de Hombre nuevo no podía ser del todo satisfactorio para la nomenklatura. Este incómodo arquetipo llevaba una dosis de honestidad y valentía que no se suponía que se doblegara ante los imperativos de el lugar y el momento establecidos; que también practicara la crítica y combatiera contra los dirigentes que cometieran barbaridades y así sucesivamente. Por más que al Che le achaquen rasgos autoritarios y demás, en el breve tiempo en el que jugó roles políticos de peso en el gobierno cubano se expresó a favor del protagonismo que debería alcanzar la juventud, con algún tipo de conjugación entre la tutoría de los mayores y su propia iniciativa, sin dejar de escarnecer a ciertos orientadores de la espontaneidad. La adquisición de los más altos estándares de ciencia, cultura y tecnología eran parte de las herramientas de las nuevas generaciones para adquirir el mayor peso propio, desarrollarse e insertarse ventajosamente en las condiciones mundiales, manejando con sus propias manos todas las potencialidades de las nuevas tecnologías existentes y que fueran surgiendo. Para colmo, esta idea todavía tenía como objetivo el alcance, en vida de los presentes, de cierto nivel de felicidad que no podía excluir un nivel de satisfacción de las necesidades materiales.

Una persona más consciente de sus deberes como soldado se presta más para la comodidad de la burocracia. Esta preferiría, obviamente, a alguien capaz de obedecer sin chistar. Una persona que viera, como objetivo fundamental de su vida, el sacrificarse por un puñado de ideales enarbolados e interpretados a capricho por los niveles centrales, con absoluto desprecio por una racionalidad dirigida a la satisfacción del bienestar y a las relaciones y comunicaciones naturales con el mundo. Un ejemplo espectacular podría ser Internet: al Hombre Nuevo le correspondería, por su naturaleza, entrar masivamente, con toda la frescura y la audacia, en este revolucionario campo, en cuanto estuvieran listas las condiciones técnicas como ya es el caso; el soldado de la Revolución, disciplinadamente, acata los mandatos que definen quiénes entran, cómo, cuándo y hasta qué punto.

Solo hay que seguir la evolución histórica de los discursos oficiales y empatarlos con las políticas implementadas para aumentar la plausibilidad de lo anteriormente expuesto. Cada aspecto de la vida, cada faceta correspondiente a su reproducción material y espiritual, como fueron convertidos en legítimos blancos de la petrificación del control monolítico por parte de la cumbre dirigente. Cada posibilidad de desahogo ¬actividades económicas autónomas, viajes, comunicaciones internacionales con Internet como ejemplo último- estrechamente reguladas o bloqueadas por décadas. Por supuesto, aquí hubo una buena dosis que pasó por la defensa ante una superpotencia extranjera, rabiosa y agresiva por la pérdida de su neocolonia, pero con todo y eso, se perdió toda noción de balance entre la necesidad de una trinchera y las libertades y derechos que esa trinchera estaba destinada a proteger.

Al final, ni siquiera el proyecto de impresión de mentalidades de soldaditos fue suficiente. Una tropa puede hacer derroches de heroísmo en situaciones especiales digamos, los conflictos en África pero en tiempo de paz no rinde muchos beneficios. Lo que es peor, aún para el más disciplinado de los militares llega el momento de preguntarse a dónde lo conducen. Especialmente, para uno que se consagra a los ideales que le sacuden en la cara y empieza a chocar con realidades contradictorias. Por una parte, encuentra que los que deben ir a la vanguardia, se desvían una y otra vez, engolosinados por las mieles del poder. Por otra parte, percibe que a pesar de todo su esfuerzo e incondicional servicio para seguir hablando en este lenguaje metafórico el rancho que le suministra la logística no alcanza, que los uniformes y las botas las tiene que buscar él mismo por la izquierda, que el armamento en sus manos se obsoletiza irrevocablemente y así por el estilo. Si de veras formar soldados era el objetivo del sistema, y el objetivo hubiera sido cumplido, los oficiales podrían empezar a verse en problemas.

A menos que el objetivo último fuera otro. Por lo menos, en el terreno de lo alcanzado, entre los ciudadanos realmente existentes no predominó tanto el espíritu del soldado fiel como, más bien, la enajenación, el arreglárselas uno como se pueda, y hasta el irse del país. Sintomáticamente, a este acto se le denominaba ¡y muchos todavía lo llaman así! deserción. Al final, enajenado o desertor, esta es una persona mucho menos comprometida, de la cual la burocracia no tendría tanto de qué preocuparse. La burocracia podría luego hacer y deshacer, sin temer a una ciudadanía indignada, que se sintiera partícipe de los destinos del país, responsable y receptora directa de las consecuencias de las políticas para bien y para mal. Ahí es donde cabe preguntarse si el objetivo proclamado de formar ciudadanos con compromiso social si bien bastante draconiano, coincidía con el sueño anhelado, nunca reconocido pero mucho más concretado, de obtener una masa maleable y permisiva. Al menos, a una persona sensata le puede costar trabajo creer que las autoridades no sabían que los métodos que empleaban supuestamente para el primer objetivo iban a producir, a la larga, los resultados finalmente obtenidos. Máxime después de tantos intentos, planificaciones, estudios, avisos desde las ciencias sociales, reintentos y más reintentos.

Pagando con "besos": el ascenso de las monedas sociales en Brasil?

Por Manuel Toledo

Vitoria, Brasil, viernes, 4 de enero de 2013 – Heraldo Rodrigues da Silva, de 55 años, tiene una pequeña tienda en Sao Benedito, uno de los barrios más pobres de Vitoria, la capital del estado brasileño de Espirito Santo.

En la pared detrás de su mostrador, un cartel anuncia que, además del real, la moneda oficial de Brasil, él acepta el “bem”, una moneda alternativa de un banco comunitario de desarrollo, Banco Bem.

El banco fue establecido en 2005 por una asociación de costureras de Sao Benedito que decidieron prestar lo que habían ganado como beneficio en una feria a un grupo de ebanistas para que ellos también pudieran formar un colectivo.

En el país hay unos cien bancos de microcrédito similares, así como varias iniciativas de trueque en las que también se intercambian monedas sociales. Todos tienen por objetivo promover los principios de una “economía solidaria” que, según ellos, es más justa y sostenible que el modelo capitalista dominante.

Sus clientes pueden pagar con coloridos billetes llamados, por ejemplo, “palmas”, “castañas”, “girasoles” y “besos”.

Incluso Ciudade de Deus, la favela de Río de Janeiro conocida mundialmente a través de la película de Fernando Meirelles, tiene su propia moneda, el CDD.

En Sao Benedito, como en Ciudade de Deus, hasta hace poco reinaban el narcotráfico y la violencia. Pero ahora que esta favela de Vitoria ha sido prácticamente ocupada por la policía militar, como sucedió con varios barrios pobres de Río, muchos de sus residentes dicen que se sienten más seguros.

Los habitantes de Sao Benedito también dicen que la vida ha mejorado en los últimos años gracias a las políticas sociales de los gobiernos del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva y su sucesora, Dilma Rousseff, y al trabajo de proyectos locales, como el Banco Bem.

“A través del Banco Bem, comenzaron a estimularme, a ayudarme, a apoyarme”, dijo Rodrigues da Silva, quien antes era albañil.

Él tomó dos préstamos del banco: el primero para construir su tienda y el segundo para ampliarla.

“El comercio ha aumentado muchísimo recientemente. Cada vez son más quienes vienen a gastar aquí su dinero y muchos de ellos pagan con bem”, añadió, con una gran sonrisa.

Comprando en el barrio

Banco Bem se inspiró en Banco Palmas, el primer banco comunitario de Brasil, fundado hace 15 años en la ciudad de Fortaleza.

“El objetivo de tener una moneda social es estimular a la gente a que use su dinero en la comunidad y contribuya al desarrollo de la economía local”, le dijo a la BBC la directora de Banco Bem, Leonora Mol, una psicóloga con un largo historial como trabajadora social.

“Nuestro sistema de préstamos es muy sencillo. Son los vecinos quienes deciden a quién se le otorga créditos. Les preguntamos algo muy simple: ¿si este dinero fuera suyo, se lo prestaría a esta persona?”, explicó.

El banco ahora está animando a los minoristas de la zona a unir sus fuerzas para que puedan negociar mejores precios con los grandes abastecedores y supermercados.

Además, Banco Bem está ayudando a transformar áreas que eran usadas como basureros en atractivos espacios sociales, como parques y teatros.

En el vecino municipio de Vila Velha, unido a Vitoria por un puente, otro banco comunitario también le ha declarado la guerra a la basura.

El Banco Verde Vida paga con su “moeda verde” por materiales reciclables, como botellas de plástico, latas y aceite de cocina usado.

Dos veces por semana, hay un constante flujo de personas sobre todo mujeres con carretillas repletas de desechos que han recogido en la zona.

Junto a la entrada del banco, hay una pequeña tienda donde se puede comprar alimentos y materiales de limpieza, a muy bajos precios, con los billetes verdes. Alternativamente, es posible pagar con ellos en otros negocios locales.

“Empezamos cuando nos dimos cuenta de que teníamos que hacer algo antes de que la basura destruyera completamente nuestro medio ambiente”, dijo el director del banco, Joao Manoel Ribeiro dos Santos, quien también era albañil.

“Tenemos un río, el Aribiri, donde la gente iba a pescar los peces se veían incluso desde el puente y los niños nadaban. El plástico acabó con todo eso. Durante la estación de lluvias, comenzamos a sufrir inundaciones. El agua entraba hasta por las ventanas”.

Aunque al río todavía le falta mucho por recuperarse, los vecinos están orgullosos de lo que han logrado hasta ahora.

“Ésta es la tercera carretilla llena de botellas que mi mamá y yo traemos hoy. Ella es quien las recoge. Esto nos ayuda financieramente pero también hay que ver lo limpias que están nuestras calles ahora”, dijo una joven.

Confianza comunitaria

Los bancos comunitarios de Brasil cuentan en la actualidad con el apoyo del gobierno, en especial a través de la Secretaría Nacional de Economía Solidaria (Senaes), vinculada al ministerio de Trabajo y Empleo.

“El Banco Central no estaba muy contento con nuestras monedas sociales pero se dio cuenta de la importancia de nuestro trabajo y las aceptó, en parte gracias a Senaes, que fue establecida por Lula”, dijo Ribeiro dos Santos.

Según él, la sociedad brasileña ha experimentado un cambio fundamental.

“Hemos perdido el miedo a negociar con el gobierno. Antes no podíamos ni acercarnos a las autoridades locales, ni qué hablar del Banco Central”, señaló.

“Ahora tenemos confianza en lo que podemos lograr con pocos recursos pero con mucha buena voluntad, paso a paso”.

Unos de los pasos más importantes que los 11 bancos comunitarios de Espirito Santo ahora tienen que dar es, según la directora de Banco Bem, adoptar un sistema único para tener una mejor idea de las diferentes formas en que se está utilizando el dinero que prestan.

“Pero esperamos que, dentro de unos años, nuestras monedas alternativas no sean necesarias porque la mayoría de los vecinos estará comprando localmente y ayudando a sus comunidades a crecer”, dijo Leonora Mol.

Tomado de BBC Mundo

El alumbramiento

Por Luis Rondón Paz

Ya estoy en el 2013, bueno no es que sea algo trascendental, pero cierra una era para muchas personas entre ellas yo, que puedo decir que no ha sido un año tan malo, si ha sido bueno para mi crecimiento intelectual y humano, he aprendido más de mi ego y cómo controlar mejor mis malacrianzas, he identificado mejor que no todo circula a mi alrededor, el mundo se mueve y yo con él, porque todos/as somos materia, energía y poder, por lo tanto, se debe aprender a conocer a los demás siempre y cuando conozca mejor al inter ego.

A partir de ese punto, pienso un activismo sano, transparente, “neutral” y “político” en aras de incidir objetivamente al imaginario de las personas que tienen que ver, o no, con las decisiones que definen el desarrollo socioeconómico, e impactar positivamente en los seres humanos, esencialmente dentro de Cuba.

Siento que el pasado 2012 fue lastrado por malas decisiones, inducidas por personas con sed de mantener su poder hegemónico y heteronormativo (me refiero al Censo de Población y Vivienda y al Proyecto de Modificación del Nuevo Código de la Familia). Pese a ello, muchas personas hicieron y hacen escuchar su voz dentro y fuera de Cuba, el mundo supo que aquí dentro existen personas sexodiversas que promueven los derechos sexuales basándose en los principios fundamentales de los derechos humanos, exigiendo abiertamente al poder su cumplimiento y garantía, por estos ser universales, inalienables e interdependientes, además recalcaron su ideología antimperialista y anticapitalista e invocaron la memoria histórica de La Revolución Cubana -esta se hizo para los humildes y con los humildes-, y la construcción del Socialismo tiene como rasgo fundamental la igualdad de oportunidades y derechos. O sea, que no se puede discriminar o excluir a las personas por vestir o sentir diferente sea del sexo, rol de género u orientación sexual, sin obviar el amparo legal que propicia la Constitución de la República de Cuba.

Hace un tiempo, recuerdo escuchar de un colega las siguientes palabras: “El activismo siempre está y estará por delante de quienes tienen el control ejecutivo de las políticas hegemónicas”, de eso se trata, de pensar y de ver más allá de nuestras narices, a propósito de que el actual presidente ha dicho entre lineas en varias ocasiones -o salimos del inmobilismo, o se jode esto.

Si colapsa el país (espero que no, teniendo en cuenta que Cuba está en una estado parecido a un parto, doloroso para el pueblo y doloroso para el sistema) se corre el riesgo de que los especialistas en masa de croqueta, con quienes hemos convivido por más de 40 años, se hagan más fuertes con la absorción absoluta de los medios de producción, propiciando a los otros la acumulación del capital y concentración de la producción, trascendiendo así a un nivel superior del Monopolio Estatal.

Tengo fe como siempre, en que se escuche más abiertamente la opinión de todas las personas, se tengan en cuenta los criterios a modo concreto, y se apliquen técnicas no mecánicas ni absolutistas a la realidad cubana, teniendo en cuenta la experiencia del país.

Un mal año y la persistencia de la esperanza

Por Rogelio M. Díaz Moreno

El año que concluye este lunes 31 de diciembre, según el calendario occidental, no fue muy feliz para la inteligencia, el debate o la libre expresión de las diferencias inevitablemente existentes entre las visiones y aspiraciones de cada cubano. Específicamente, varios blogs de mucho valor vieron su fin este año por efecto de la censura.

Pido perdón si no puedo abundar en las malvadas muestras de represión en otras latitudes. No vivo ni conozco demasiado de otros países, así que escasamente puedo abordar ni intentar mejorar desde aquí lo que ocurra por allá, y menos me serviría de consuelo pensar que están peor que nosotros. Me duele lo que conozco que azota mi propia cabeza, y para ensayarle remedios es que tomo la palabra.

Debo hacer una salvedad; voy a exceptuar de este análisis la cuestión de los grupos cubanos que presentan lazos relevantes con las agencias del gobierno estadounidense. Me interesa aquello que hacemos aquí por nuestra propia voluntad, guiados por nuestros auténticos ideales de nación, típicamente de izquierda y anticapitalistas; por lo tanto, generalmente en contradicción antagónica con aquella potencia, que reitera periódicamente sus intervenciones para socavar nuestra independencia. Esto no le impedirá a nadie hacer su propio resumen con los aspectos que más le ocupen.

La primavera del 2012 abrió con un encuentro entre blogueros de todo el país, iniciativa interesante pero ensombrecida por la poca claridad del criterio empleado para seleccionar los invitados. Los organizadores del BlogazoxCuba, el colectivo matancero La Joven Cuba, otorgaron la etiqueta de revolucionarios a discreción; se aseguraron de marcar solo las direcciones políticamente correctas e integradas, en fin, las conocidas como oficialistas y dejaron fuera visiones que hubieran podido aportar riqueza conceptual y de contenidos desde otras sendas del socialismo democrático y la participación popular. Los roces no se hicieron esperar y se cruzó un volumen de fuego, reflejado en las bitácoras de uno y otro espacio.

Los agrupados bajo la sombrilla oficialista, de acuerdo con la tradición, siguieron empleando las armas de acusar al resto de adoptar posturas diversionistas y manipulables por un enemigo a cuyos fines se estarían prestando. El único pensamiento pertinente, según este partido, parece ser aquel que siga los canales establecidos, el momento y el lugar adecuados, cuidadosamente cribado de todo cuestionamiento de los líderes históricos, y que preferiblemente solo reproche a los malos del otro lado del estrecho de la Florida mientras se ensalze todo lo posible la política interna. Por el lado alternativo, se fustigó esta visión maniquea de bien y mal, la doblez de defender incondicionalmente la política que fuere que estuviera en boga, por contradictoria que fuera con ideales sociales sostenidos antaño o incluso, opuesta a políticas defendidas con el mismo acrítico entusiasmo en años anteriores.

Un punto tragicómico en esta historia es lo cuestionable de su trascendencia. El insignificante alcance de la Internet en nuestro país excluye a la aplastante mayoría de la población de estos debates, así que su mayor impacto lo producen a través de su divulgación entre élites de intelectuales, su seguimiento por las autoridades gubernamentales y el eco en los círculos internacionales interesados por nuestra tierra, ya sean cubanos emigrados, colectivos solidarios con Cuba y también las atentas miradas de consorcios turbios poco proclives a desearnos el bien.

Los meses del verano trajeron las mayores zozobras. El mismísimo colectivo de La Joven Cuba se tornó excesivamente molesto para el sistema, y sufrieron una flagelación brutal. Nunca han tenido el valor de denunciar claramente los detalles del defenestramiento, pero ha trascendido lo suficiente para permitir hacerse una idea bastante precisa: reuniones con altas autoridades, puñetazos sobre la mesa, cuestionamientos de su condición de revolucionarios, acusaciones de hacerle el juego al enemigo, las obvias amenazas de despedirles del trabajo como profesores de la Universidad de Matanzas, etc.

Hay que introducir aquí un par de detalles importantes. El blog La Joven Cuba no surge, a diferenta de otras columnas asalariadas del pensamiento oficial, por una orientación de los niveles superiores, con facilidades otorgadas para el propósito de conexión y navegación, estímulos por metas a cumplir y demás. Estos jóvenes admiradores de Antonio Guiteras se tiraron al agua del Morrillo por su propia cuenta y sin salvavidas, y emplearon para ello las limitadas posibilidades de conectividad con que contaban en su centro. De hecho, el emprendimiento navegó por aguas prohibidas desde un principio, si bien por un tiempo las autoridades, medianamente satisfechas, eligieron hacerse de la vista gorda. Ayudaba el detalle de que LJC manifestara intensamente y con frecuencia toda la afinidad posible por la conducción estatal, pero también parece ser un hecho que partieron de una motivación legítima, auténtica, de preocupación social y nacional. De ahí que produjeran materiales y despertaran debates de mucho interés, de contenido crítico y con exigencias combativas contra lacras burocráticas y autoritarias existentes. Estos dos (o tres) elementos, el proyectarse espontáneamente (con los recursos de la Universidad) y el emitir algunas críticas con seriedad, decretaron el fin de su romance con las autoridades. De nada les ha servido reivindicar sistemáticamente sus simpatías por el sistema; igualmente frustrante debe haberles resultado el virón de espaldas de la mayoría de los invitados a su reunión de blogueros revolucionarios.

Antes de sacar las conclusiones pertinentes, se deben contemplar otros hechos. Elaine Díaz, una de las voces más reconocidas de la blogosfera cubana, anunció de manera igualmente súbita el fin de su actividad para, según una argumentación que no convenció a nadie, concentrarse en su desarrollo profesional. Los que conocemos a esta valiente persona, apenas podemos imaginar la intensidad de la presión a la que debió ser sometida, las amenazas y reuniones con que la exprimieron, por su voluntad de proteger a su sufrida comunidad contra desmanes burocráticos, de convocar a acciones de defensa de la voluntad y el interés popular, las denuncias contra los acaparadores de las telecomunicaciones en Cuba y demás pecados de similar gravedad. También debe considerarse que Diaz siempre repudió todo intento de manipulación contrarrevolucionaria, y su bitácora intentaba mantener abiertos los canales establecidos por el gobierno.

El ocaso de Bloggers Cuba se consumó también en el 2012. Los últimos y aislados escritos, subidos al otrora pujante sitio, no hacían sino confirmar su desgracia. Este era otro colectivo que marcó durante varios años un espacio alegre, dinámico, informativo y variado, sin cesiones al oficialismo maniqueo ni escarceos con una disidencia de poco prestigio. Después de permitirle un período de esta suerte de navegación entre dos aguas, las autoridades le asestaron sucesivos golpes, por separado, a varios de sus miembros, y el colectivo no resistió la presión, hasta el punto que se perdió hasta el dominio del blog.

Elaine Díaz, justamente, era una de las voces destacadas de BloggersCuba. Sandra Álvarez también, y su bitácora personal porta el provocativo título Negra Cubana tenía que ser. En este espacio, la autora fustiga las lacras de discriminación contra la mujer, el racismo y la homofobia actuantes en la sociedad y las instituciones cubanas. No es un secreto que Álvarez también ha sufrido presiones y cuestionamientos agudos de agentes del estado, que hasta ahora no han podido acallar esta poderosa y valiente voz.

Dejo para último el blog del Observatorio Crítico, del cual me honra formar parte, y que también ha tenido duro bregar bajo las andanadas oficialistas de quienes nos acusan de toda una serie de pecados inicuos. Las consecuencias las han pagado varios integrantes con sus puestos laborales, ya perdidos o en peligro inminente.

Terminada esta relación, caben un par de preguntas. ¿Por qué a la juventud, llamada a desempeñar roles protagónicos en todo proceso revolucionario y enaltecida con el llamado guevariano al Hombre Nuevo, le decapitan todo intento de desbordar el rol asignado de obediencia? ¿Qué mensajes clarísimos emiten estos sucesos? Evidentemente, que el horno no está para galleticas; que toda voz fresca, espontánea, que se atreva a poner en juicio las políticas de la burocracia imperante, está en peligro de ser suprimida en el momento en que así se estime conveniente. No habrá tolerancia al debate abierto, al análisis sincero de ideas diversas, ni siquiera dentro del campo de las corrientes que respeten ideales socialistas desde distintos matices. La unidad monolítica y la obediencia a la clase burocrática imperante seguirá siendo el único estandarte aceptable. El vocerío de Lagarde, de Ubieta, de quien sea que se esconde tras el seudónimo Yohandry, de Jorge Ángel Hernández, Noel Manzanares Blanco y resto de la comparsa se vuelca en primer lugar contra cualquier nota discordante y luego, si el aludido persiste, caerán las represalias en el centro de trabajo, de estudios, el hostigamiento, los cortes de conexión o el despido llano y simple en un país donde el Estado sigue siendo la única opción laboral para ejercer una labor profesional de calificación universitaria.

Con este panorama, mal puede prosperar el propósito del General en Jefe, Raúl Castro, de respeto a las discrepancias y diferencias honestas dentro del mismo fin e ideales sociales. A pesar de todo, siempre existiremos aquellos, quienes creemos que la juventud generará eternamente nuevas voces y proyectos, colectivos y espacios de ideas y debate, con elevadas convicciones sociales y valores revolucionarios y democráticos de la mejor estirpe que, aún cuando sean aplastados una y otra vez, alimentarán continuamente el renacer de la esperanza.