Pagando con "besos": el ascenso de las monedas sociales en Brasil?

Por Manuel Toledo

Vitoria, Brasil, viernes, 4 de enero de 2013 – Heraldo Rodrigues da Silva, de 55 años, tiene una pequeña tienda en Sao Benedito, uno de los barrios más pobres de Vitoria, la capital del estado brasileño de Espirito Santo.

En la pared detrás de su mostrador, un cartel anuncia que, además del real, la moneda oficial de Brasil, él acepta el “bem”, una moneda alternativa de un banco comunitario de desarrollo, Banco Bem.

El banco fue establecido en 2005 por una asociación de costureras de Sao Benedito que decidieron prestar lo que habían ganado como beneficio en una feria a un grupo de ebanistas para que ellos también pudieran formar un colectivo.

En el país hay unos cien bancos de microcrédito similares, así como varias iniciativas de trueque en las que también se intercambian monedas sociales. Todos tienen por objetivo promover los principios de una “economía solidaria” que, según ellos, es más justa y sostenible que el modelo capitalista dominante.

Sus clientes pueden pagar con coloridos billetes llamados, por ejemplo, “palmas”, “castañas”, “girasoles” y “besos”.

Incluso Ciudade de Deus, la favela de Río de Janeiro conocida mundialmente a través de la película de Fernando Meirelles, tiene su propia moneda, el CDD.

En Sao Benedito, como en Ciudade de Deus, hasta hace poco reinaban el narcotráfico y la violencia. Pero ahora que esta favela de Vitoria ha sido prácticamente ocupada por la policía militar, como sucedió con varios barrios pobres de Río, muchos de sus residentes dicen que se sienten más seguros.

Los habitantes de Sao Benedito también dicen que la vida ha mejorado en los últimos años gracias a las políticas sociales de los gobiernos del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva y su sucesora, Dilma Rousseff, y al trabajo de proyectos locales, como el Banco Bem.

“A través del Banco Bem, comenzaron a estimularme, a ayudarme, a apoyarme”, dijo Rodrigues da Silva, quien antes era albañil.

Él tomó dos préstamos del banco: el primero para construir su tienda y el segundo para ampliarla.

“El comercio ha aumentado muchísimo recientemente. Cada vez son más quienes vienen a gastar aquí su dinero y muchos de ellos pagan con bem”, añadió, con una gran sonrisa.

Comprando en el barrio

Banco Bem se inspiró en Banco Palmas, el primer banco comunitario de Brasil, fundado hace 15 años en la ciudad de Fortaleza.

“El objetivo de tener una moneda social es estimular a la gente a que use su dinero en la comunidad y contribuya al desarrollo de la economía local”, le dijo a la BBC la directora de Banco Bem, Leonora Mol, una psicóloga con un largo historial como trabajadora social.

“Nuestro sistema de préstamos es muy sencillo. Son los vecinos quienes deciden a quién se le otorga créditos. Les preguntamos algo muy simple: ¿si este dinero fuera suyo, se lo prestaría a esta persona?”, explicó.

El banco ahora está animando a los minoristas de la zona a unir sus fuerzas para que puedan negociar mejores precios con los grandes abastecedores y supermercados.

Además, Banco Bem está ayudando a transformar áreas que eran usadas como basureros en atractivos espacios sociales, como parques y teatros.

En el vecino municipio de Vila Velha, unido a Vitoria por un puente, otro banco comunitario también le ha declarado la guerra a la basura.

El Banco Verde Vida paga con su “moeda verde” por materiales reciclables, como botellas de plástico, latas y aceite de cocina usado.

Dos veces por semana, hay un constante flujo de personas sobre todo mujeres con carretillas repletas de desechos que han recogido en la zona.

Junto a la entrada del banco, hay una pequeña tienda donde se puede comprar alimentos y materiales de limpieza, a muy bajos precios, con los billetes verdes. Alternativamente, es posible pagar con ellos en otros negocios locales.

“Empezamos cuando nos dimos cuenta de que teníamos que hacer algo antes de que la basura destruyera completamente nuestro medio ambiente”, dijo el director del banco, Joao Manoel Ribeiro dos Santos, quien también era albañil.

“Tenemos un río, el Aribiri, donde la gente iba a pescar los peces se veían incluso desde el puente y los niños nadaban. El plástico acabó con todo eso. Durante la estación de lluvias, comenzamos a sufrir inundaciones. El agua entraba hasta por las ventanas”.

Aunque al río todavía le falta mucho por recuperarse, los vecinos están orgullosos de lo que han logrado hasta ahora.

“Ésta es la tercera carretilla llena de botellas que mi mamá y yo traemos hoy. Ella es quien las recoge. Esto nos ayuda financieramente pero también hay que ver lo limpias que están nuestras calles ahora”, dijo una joven.

Confianza comunitaria

Los bancos comunitarios de Brasil cuentan en la actualidad con el apoyo del gobierno, en especial a través de la Secretaría Nacional de Economía Solidaria (Senaes), vinculada al ministerio de Trabajo y Empleo.

“El Banco Central no estaba muy contento con nuestras monedas sociales pero se dio cuenta de la importancia de nuestro trabajo y las aceptó, en parte gracias a Senaes, que fue establecida por Lula”, dijo Ribeiro dos Santos.

Según él, la sociedad brasileña ha experimentado un cambio fundamental.

“Hemos perdido el miedo a negociar con el gobierno. Antes no podíamos ni acercarnos a las autoridades locales, ni qué hablar del Banco Central”, señaló.

“Ahora tenemos confianza en lo que podemos lograr con pocos recursos pero con mucha buena voluntad, paso a paso”.

Unos de los pasos más importantes que los 11 bancos comunitarios de Espirito Santo ahora tienen que dar es, según la directora de Banco Bem, adoptar un sistema único para tener una mejor idea de las diferentes formas en que se está utilizando el dinero que prestan.

“Pero esperamos que, dentro de unos años, nuestras monedas alternativas no sean necesarias porque la mayoría de los vecinos estará comprando localmente y ayudando a sus comunidades a crecer”, dijo Leonora Mol.

Tomado de BBC Mundo

SOLIDARIDAD CON INDIGNADXS EN N.Y.

Tensión en Nueva York por cientos de arrestos a indignados

Por BBC Mundo

Con la policía siguiéndolos de cerca, durante 15 días, indignados estadounidenses han estado acampando cerca del centro financiero de Nueva York para protestar contra lo que llaman la avaricia corporativa. Pero este fin de semana se rompió la calma.

Más de 700 personas del movimiento Ocupa Wall Street fueron arrestados en el puente de Brooklyn de la ciudad estadounidense. De acuerdo con las fuerzas del orden, los manifestantes no hicieron caso a las "múltiples advertencias" para que se quedaran en las aceras.

Desde el 17 de septiembre, cientos de personas del movimiento Ocupa Wall Street acampan en el sur de Manhattan.

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El 17 de septiembre, Ocupa Wall Street llamó a 20.000 personas a que "inundaran" el sur de Manhattan y se quedaran allí durante "algunos meses". "Están molestos por el rescate de 2008 a los bancos, pero también por otros asuntos que consideran una injusticia económica", explicó Barbara Plett, una de las corresponsales de la BBC en Nueva York. Cientos de personas acudieron y acamparon en el parque privado Zucotti Park, no muy lejos de la Bolsa.

Dos versiones

De acuerdo con la policía, los activistas no hicieron caso a sus órdenes de quedarse en las aceras.

Pero este sábado, una parte del grupo decidió tomar el icónico puente. "Algunos de ellos hicieron caso y tomaron la acera sin ser arrestados. Otros se cruzaron de brazos y siguieron por las vías tránsito. Éstos fueron arrestados", le dijo a la agencia Reuters un portavoz de la policía. Sin embargo, la versión de los manifestantes difiere un poco. Según algunos de los activistas, la policía primero les permitió estar en la calle, e incluso los escoltaron, cuando poco después fueron rodeados y arrestados.

"Ésta no era una protesta contra el NYPD (la policía de Nueva York). Era una manifestación del 99% contra el desproporcionado poder del 1%", le explicó a la BBC Robert Cammiso, uno de los manifestantes. "No somos anarquistas. No somos hooligans (vándalos). Soy un hombre de 48 años de edad, (y pienso que) el 1% más alto controla el 50% de las riquezas en EE.UU.". Henry-James Ferry considera que no es justo que su gobierno apoyara a las "grandes corporaciones en vez de a su pueblo", le dijo a la BBC este activista que desde el primer día que escuchó sobre la protesta ha ido a diario al campamento de los indignados.

Marcha en la base de la policía

Tras los arrestos, la policía dejó en libertad a varios detenidos.

Esta no es la primera vez que los manifestantes tienen problemas con la policía. El viernes unas 2.000 personas marcharon con la bandera Ocupa Wall Street a la base de la policía de Nueva York para protestar contra el comportamiento de las fuerzas del orden.

La molestia se debía a que el 25 de septiembre unos 80 activistas fueron arrestados, la mayoría por conducta desordenada y por bloquear el tráfico. Pero a uno de ello le presentaron cargos por agredir a un oficial. Los indignados de Nueva York no están solos. Otras protestas de menor escala se han producido en varias ciudades estadounidenses, como Boston, Chicago y San Francisco, para mostrar simpatía por Ocupa Wall Street.

Si bien este grupo empezó pequeño, la corresponsal Plett señaló que parece estar creciendo con el apoyo de sindicatos y celebridades del país. "Es muy pronto para decir si esto es el inicio de pequeñas manifestaciones como las que ocurrieron en varias partes de Europa, pero definitivamente esa es la esperanza de aquellos que han tomado las calles para protestar un sistema económico que están convencidos ha fracasado", agregó.

Fuente: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/10/110823_arrestos_indignados_wall_street_gtg.shtml.

Troy Davis y el drama de las ejecuciones en EE.UU.

Por: Redacción BBC Mundo. Jueves, 22 de septiembre de 2011

La imagen se ha vuelto cinematográficamente familiar: un reo, sus familiares y los guardias de una prisión cualquiera de EE.UU. atentos a una llamada telefónica que podría detener la inminente ejecución.

Mientras el reloj señala como se le acaba el tiempo al condenado, a las afueras de la cárcel algunos rezan esperando el perdón. Otros esperan que el cumplimiento de la condena les deje una sensación de justicia cumplida. Es el drama que se ve en películas, como Dead Man Walking de 1995, basada en el libro de la hermana Helen Prejean, en el que se cuenta como fracasan los intentos por lograr la conmutación de la pena a un preso, al que ella creía inocente. Pero no se trata de ficción, es un drama de la vida real que sufren decenas de presos condenados a muerte que han entrando en el tortuoso proceso de apelaciones para revocar las sentencias que los mantienen en el llamado corredor de la muerte.

Esperanza hasta el final

Es difícil de imaginar lo que pasa por la cabeza de una persona que no sabe si seguirá vivo en una, dos, tres horas, al día siguiente, porque espera la palabra de una instancia que pueda salvarlo.

Así sucedió el miércoles con Troy Davis, por cuarta vez en 18 años. Sólo que en esta ocasión los esfuerzos fueron en vano y la decisión salvadora no llegó. Tras serle negada una suspensión de la ejecución el lunes pasado por parte de la Junta de Perdones de Georgia y una doble negativa de la Corte Suprema del estado a reconsiderar el caso, los abogados de Davis acudieron al máximo tribunal del país. La Corte Suprema de Justicia, en Washington, ordenó la postergación de la ejecución mientras consideraba la apelación de último minuto. En 2008 el mismo tribunal mandó que el caso fuera revisado por una corte estatal. Pero cuatro horas después, la Corte informó que negaba la revisión del caso, con lo que se volvía a reactivar el mecanismo de la ejecución.

Davis había rechazado la que sería su última cena, en un gesto cabalístico que los activistas que apoyaban su causa dijeron que le había traído suerte las veces anteriores que estuvo a punto de serle administrada la inyección fatal.

Sin embargo, no hubo una nueva revisión del caso y Davis fue ejecutado a las 11:08 pm hora de Atlanta.

En el corredor de la muerte

En EE.UU. hay 3.251 personas esperando ser ejecutadas. Son los prisioneros que ocupan los llamados corredores de la muerte en cientos de cárceles estatales, según datos del Centro de Información sobre la Pena de Muerte, una organización no gubernamental. Se estima que, en promedio, los presos condenados a la pena máxima pasan 13 años desde el momento que reciben la sentencia hasta que se da el cumplimiento de la misma.

Todo ese tiempo se consume en un engorroso proceso de apelaciones y contra apelaciones, que en algunas ocasiones termina llegando hasta la Corte Suprema de Justicia en Washington. Incluso en los casos en los que han agotado completamente el camino judicial, queda el recurso de recibir un perdón in extremis dado por el gobernador del estado, o mucho menos probablemente, del presidente. De hecho, como dijo este miércoles Jay Carney, el portavoz del presidente Barack Obama, al comentar las solicitudes de clemencia que había recibido la Casa Blanca en el caso de Davis.

"No es apropiado para un presidente de Estados Unidos intervenir en casos específicos como este", sostuvo Carney.

En Washington reconocen cómo los estados defienden celosamente su potestad de administrar sus sistema de justicia, que están sólo supeditados a las decisiones del supremo. Y es por eso es que la llamada esa de último minuto sólo puede provenir de la casa del gobernador local.

Salvados in extremis

Desde que en 1973 se restableció la pena de muerte en EE.UU. 130 condenados han logrado salirse del corredor de la muerte, luego de haber demostrado su inocencia, de acuerdo con datos del Comité Judicial del Congreso estadounidense.

Hasta 1999 el ritmo de exoneraciones era de 3,1 al año, pero desde el 2000 aumentó a las 5 por año, en parte por las mejoras en las técnicas de investigación policial y forense, sobre todo con el creciente empleo del ADN como evidencia. En la última década, el ritmo de condenas a la pena máxima de 315 en 1996 a 112 en 2010, en buena medida, porque los jurados parecen menos dispuestos a castigar con su vida a una persona.

Otro factor son las consideraciones económicas. Por ejemplo en California, el estado con mayor número de personas esperando ejecución, aplicar la pena de muerte cuesta US$114 millones al año más de lo que costaría mantener a esos mismos condenados en prisión de por vida.

Pero, a veces, para las familias de quienes esperan que la ejecución del condenado sea una manera de cerrar su dolor, extender la vida del reo es también un sufrimiento. "Esto me está matando", usando una selección de palabras algo irónica Anneliese MacPhail, la madre del oficial cuando supo de la suspensión temporal ordenada por la Corte Suprema. "Para decir la verdad. No se ya qué esperar", dijo la señora MacPhail.

Campaña mundial

En los 18 años que batalló por revertir la sentencia, el caso de Davis ganó notoriedad internacional: desde el Papa Benedicto XVI hasta el ex presidente estadounidense Jimmy Carter.

La creencia es que Davis fue víctima de un sistema judicial racista cuando lo condenó por el asesinato del policía blanco Mark McPhail en 1989 en Savannah. La evidencia usada en su caso fue circunstancial, no hubo arma ni motivo del crimen e incluso siete de los nueve testigos cambiaron sus versiones tras el juicio.

  • 17 de julio de 2007, la Junta de Perdones y Libertad Condicional de Georgia suspendió la ejecución 24 horas antes de ser cumplida.
  • 23 de septiembre del 2008, la Corte Suprema de Justicia de EE.UU. ordenó que se revisara el caso dos horas antes de que se diera la inyección letal.
  • 24 de octubre 2008, una corte federal de apelaciones detuvo la aplicación de la sentencia programada para cumplirse 48 horas después.

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En Estados Unidos los métodos para ejecutar las penas de muerte han cambiado, pero hay una tradición que se mantiene: las últimas palabras.

Davis ejecutado:

http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2011/09/110921_eeuu_davis_ejecucion_cch.shtml

Tomado de BBC Mundo: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/09/110921_eeuu_davis_perdon_cch.shtml

El hombre al que miles quieren salvar, morirá hoy

Por: Redacción BBC Mundo. Miércoles, 21 de septiembre de 2011

Tres veces Troy Davis escapó a la sentencia de muerte que le impuso el sistema de justicia del estado de Georgia, en el sureste de Estados Unidos. Pero este miércoles debería ser su último día de vida, castigado por un crimen que asegura no cometió.

El estadounidense de 42 años deberá ser ejecutado, como ordenó hace casi dos décadas un tribunal, por haber matado a un policía en una pelea callejera en Savannah, en 1989. Davis siempre defendió su inocencia. Nunca se encontró el arma de aquel delito. Pero varios testigos sirvieron para ponerlo en el sitio donde murió el oficial Marc McPhail y establecer su culpabilidad. Es uno de los muchos casos basados en "evidencias circunstanciales", que suelen ser muy cuestionados por expertos legales, sobre todo cuando involucran la pena de muerte. Y en este lo es mucho más, porque siete de aquellos nueve testigos se retractaron o cambiaron su opinión. Además, varios de los jurados que lo condenaron inicialmente también cambiaron de parecer y así lo han dicho públicamente. Sin embargo, la ejecución de Davis está pautada para las 7:00 pm (medianoche GMT) del miércoles 21 de septiembre, hora de Atlanta, cuando debe ser aplicada una inyección letal.

Triple cita con la muerte

Davis no ha contado con la suerte que tuvo en tres ocasiones anteriores, cuando el conteo final logró ser detenido en el último momento.

Como el 17 de julio de 2007, cuando la Junta de Perdones y Libertad Condicional de Georgia ordenó la suspensión de la ejecución 24 horas antes de ser cumplida. O el 23 de septiembre del 2008, a dos horas apenas de recibir la inyección letal, cuando la Corte Suprema de Justicia de EE.UU. tomó la inusual decisión de ordenar que se revisara el caso. Y nuevamente, el 24 de octubre 2008, día una corte federal de apelaciones detuvo el cumplimiento de la sentencia que debió haberse llevado a cabo 48 horas después.

Pero esta vez la Junta no aceptó los pedidos de clemencia. Los funcionarios de la prisión de Jackson, en las afueras de Atlanta, creen que la muerte de Davis es indetenible. El gobernador de Georgia no tiene, como sucede en otros estados, la potestad de parar la ejecución. Sus abogados también reconocen que ya no les queda margen de maniobra, salvo un milagro o una improbable intervención de la Casa Blanca.

El Papa y Jimmy Carter

La causa de Davis ha sido respaldada por las firmas de más de un millón de personas en el mundo entero, según la organización de defensa de derechos humanos, Amnistía Internacional. Nombres célebres como el del Papa Benedicto XVI, el ex presidente estadounidense Jimmy Carter, el arzobispo sudafricano Desmond Tutu, se cuentan entre los firmantes. Vigilias y concentraciones en su favor se han escenificado en EE.UU., Europa, América Latina. Si bien no son multitudinarias demuestran un interés global por lo que Richard Dieter, director del Centro de información sobre la Pena de Muerte de EE.UU. considera "el caso de pena capital más grande en al menos diez años".

Negro vs blanco

Algunos señalan lo que describen como la corrupción inherente del sistema de justicia de Georgia, que sin dilaciones culpó a un negro del asesinato del oficial blanco. Sin embargo, en el jurado que sentenció a Davis en 1989 se sentaban siete negros y cinco blancos. Y la actual Junta de Perdones dos de sus cinco miembros son afroamericanos. Pero no se trataría de un asunto de proporcional, sino cultural de un estado en el que hasta hace pocas décadas la segregación racial era política oficial. La única evidencia física que vincula a Davis con el lugar del crimen son unos casquillos de bala pertenecientes a un arma usada horas antes en un robo el que este había participado. El peso del caso estuvo exclusivamente en los testimonios de quienes identificaron a Davis.

Según el Proyecto Inocencia, una organización que trabaja con pruebas de ADN para aclarar casos dudosos, los problemas de identificación de acusados es responsable por el 75% de las sentencias erradas. De esos 273 presos exonerados desde 1990, 17 de ellos estuvieron esperando en el llamado corredor de la muerte un promedio de 13 años. Sólo que en el caso de Davis no hay muestras de ADN con las cuales comparar y saber a ciencia cierta si fue él quien mató a MacPhail.

Castigo merecido

La fiscalía quedó satisfecha con la opinión del juez de distrito William Moore, cuando en junio de 2010 se cumplió con la inusual audiencia ordenada por el Supremo. "Aunque una nueva evidencia arroja alguna mínima duda adicional sobre su sentencia, es mayormente humo y espejos", dijo Moore. La audiencia concluyó que Davis no pudo demostrar su inocencia. Volvió al corredor de la muerte, donde actualmente esperan ejecución 3.251 personas, según datos del departamento de Justicia de EE.UU.

En la acera del frente, la familia del oficial MacPhail, dice querer "cerrar" la herida que dejó la trágica pérdida de Marc. La manera de hacerlo es, para ellos, que se cumpla con la sentencia original. "Eso es lo que queríamos y eso es lo que obtuvimos", dijo Anneliese, la madre del policía asesinado, tras la última decisión de la Junta de Perdones. "Queremos terminar con esto y que él (Davis) reciba su castigo".

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Tomado de BBC Mundo: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/09/110921_eeuu_troy_davis_muerte_cch.shtml