SOLIDARIDAD URGENTE CON EL 15-M

“El bien más preciado es la libertad, hay que defenderla con fe y valor…”

EL OBSERVATORIO CRÍTICO DE LA REVOLUCIÓN CUBANA SE SOLIDARIZA CON EL MOVIMIENTO 15-M ANTE EL DESALOJO POLICIAL DE LOS INDIGNADOS DE LA PLAZA DEL SOL DE MADRID.

NO + VIOLENCIA

DEMOCRACIA REAL, ¡YA!

¡POR VUESTRA LIBERTAD, Y POR LA NUESTRA!

Ocha Niwe: gran akpwón de la música cubana

Por Isbel Díaz Torres

Lázaro Ross. (Foto de Mario Díaz, en el Diccionario Enciclopédico de la Música Cubana de Radamés Giró)

Lázaro Ross. (Foto de Mario Díaz, en el Diccionario Enciclopédico de la Música Cubana de Radamés Giró)


Unos lo conocían como Ocha Niwe, otros simplemente como Lázaro Ross. Lo cierto es que la música cubana le debe mucho a este artista, que vivió para ella.

Es una suerte que el Instituto Cubano de Antropología, como parte de las actividades por el año internacional de los afrodescendientes, esté promoviendo varias actividades abiertas a la población. Pienso que las ciencias, cualquiera sea la rama de estudio, debe dialogar constantemente con la sociedad y los individuos que la componen.
Así sucedió con la proyección que hizo esta institución cubana del documental “Ocha Niwe: el esclavo de la música” del realizador e investigador francés Daniel Pinos. A la misma asistieron investigadores del instituto, músicos, y público interesado en la temática.
Para la ocasión se contó con la presencia de músicos seguidores de la obra del maestro, quienes finalizada la proyección regalaron su arte a los presentes, en una actuación bella y energizante.
El audiovisual aborda la vida y obra artística del relevante cantante de música ritual afrocubana Lázaro Ross. Ross inició su carrera artística en los espectáculos del teatro nacional, y fue fundador del Conjunto Folclórico Nacional de Cuba en 1962. Allí se convirtió en uno de los akpwón (cantante de música yoruba) más importantes de la isla.
El cantante es conocido como Ocha Niwe, que fue su nombre de santo en el ámbito de la Regla de Ocha, y que significa santo de la manigua. Actuó como cantante y bailarín de muchas obras de danza, además de participar en los filmes “Historia de un ballet” de 1961, y “Osain” de 1964.
El gran público cubano puede reconocer su voz, de un especial timbre, gracias a las producciones discográficas de grupos populares como Síntesis y Mezcla. No obstante, su discografía es mucho más amplia, y llegó a obtener tres premios Cubadisco, en la categoría de mejor álbum de música folclórica.
Los años 2001 y 2002 fueron de gran relevancia para su carrera, pues fue nominado al Grammy Latino por dos años consecutivos, además de recibir el Premio Internacional Fernando Ortiz de Cuba. Continue reading

El enemigo brutal

Por Rogelio M. Díaz Moreno

Cuando Raúl Castro dejó pasar el 26 de julio sin considerar que valiera la pena pararse en el estrado a decir algo que no fuera interesante, y mandó en su lugar a Machado Ventura, yo tuve la esperanza de que se estuviera reservando para la Asamblea Nacional del Poder Popular, como ya hizo una vez. En efecto, el pasado lunes, en el espacio institucional preferido por él, el General en Jefe puso a todo el mundo a alucinar con su discurso.

Más allá de la bomba de la reforma migratoria, de la que no sabemos mucho en realidad, o de la anécdota de la justa restitución de la compañera afectada aparentemente por prejuicios antirreligiosos, a mí me motivó de manera singular el significado del pronunciamiento de Raúl, cuando dijo literalmente, Más de una vez he expresado que nuestro peor enemigo no es el imperialismo ni mucho menos sus asalariados en suelo patrio, sino nuestros propios errores. Fíjense si fue literal, que lo puse aquí copiando y pegando de la versión publicada en Juventud Rebelde. Y de esa concepción, y de las ideas que giran alrededor de eso, se pueden sacar conclusiones que no cabrían en muchos folios, mucho menos en este reducido escrito. Eso sí, empiezo por advertir que no me voy a cansar de sacarle lascas a esa frase.

Porque si ya nuestro peor enemigo no es el imperialismo y sus subordinados locales-, sino otro, urge dedicar al combate contra ese otro enemigo mayor los recursos de la nación que sean necesarios, en cuantía mayor aún que los que se dedican a la lucha contra el viejo enemigo que ya no es el mayor. Que no es poco decir: para empezar, contrarrestar la amenaza imperial es la principal tarea asignada en Cuba a las Fuerzas Armadas. También la mayor organización de masas de nuestro país, los Comités de Defensa de la Revolución, con 7 millones de afiliados más o menos, ubican en esos viejos enemigos su razón principal de existencia. De ministerio en ministerio se contempla un panorama uniformemente belicoso: todo el sistema educacional está montado sobre una ideología que repite hasta el cansancio la necesidad de ser antimperialistas; el sistema de Salud Pública circula documentos rectores donde se señala con más saña a la Casa Blanca que al dengue; las instituciones culturales parecen deslomarse defendiendo la humanidad, y esos son los que uno más conoce.

Así que si se va a ser consecuente con lo que dijo el Presidente, hay que dedicar recursos a combatir los errores con mayor prioridad, energías y dedicación aún que lo que se les dedica al viejo enemigo, porque ahora el nuevo representa un peligro mayor para la sociedad cubana y el socialismo que se anhela. Y no debe ser sencillo concebir, o dirigir, fuerzas más poderosas que el Ejército, el Gobierno, el Estado todo, enfocado contra ese nuevo enemigo. Si de veras se reunieran fuerzas de esa magnitud, de verdad que pobrecito el nuevo enemigo, lo van a hacer puré de talco. Más aún, teniendo en cuenta que,
teniéndolo aquí adentro, cerquita, no tendrá para dónde escapar o dónde esconderse.

El quid está bueno, hay muchos quids, y están en muchas partes. Para empezar, el Presidente tiene que usar un lenguaje políticamente correcto. Yo, que soy un pelagatos, me puedo tomar mayores libertades. Para empezar, puedo señalar que donde Raúl dijo sólo los errores, va todo el contenedor de otros agentes que ha señalado en otras ocasiones, cada vez más descarnadamente. Para ilustrar, y usando otros términos de este mismo discurso: la resistencia burocrática, la barrera psicológica formada por la inercia, el inmovilismo, la simulación o doble moral, la indiferencia e insensibilidad y que estamos obligados a rebasar con constancia y firmeza.

Cuando usted pone estos elementos en conjunto y constata cómo han conllevado a todas las distorsiones presentes en la sociedad cubana actual, se da cuenta de que no son simplemente errores, o el fruto de la improvisación, o el descontrol. El quid está en que casi todo eso es parte de la estrategia, premeditada o espontánea pero inevitable, de una clase que aspira a enraizarse parasitando el organismo republicano, bajo la etiqueta socialista o capitalista, da igual, con tal de mantener ellos y sus descendientes todos los privilegios alcanzables mediante la administración de todos los recursos e instituciones que caigan bajo su mano.

Esta clase es la responsable de la resistencia que ha llevado a Raúl a expresar decenas de veces, con rabia contenida, cómo los distintos acuerdos y propósitos que podrían representar avances en la construcción de la sociedad soñada, quedan engavetados, relegados, contenidos mediante murallas de justificaciones, aplazamientos, golpes de mano de una burocracia ducha en la guerra de desgaste. Esta clase, que llamamos burocracia a falta de un término mejor, constituye ese enemigo que es el mayor de los enemigos para el pueblo cubano trabajador, más que el imperialismo y sus acólitos. No son simplemente los errores porque, como sabemos, casi nunca son realmente errores. Para seguir aprovechando el discurso de Raúl, ¿acaso fue un error la medida tomada con la compañera cuyo caso se refirió en esa ocasión?(1) Podemos estar seguros que la expulsión de esa compañera fue absolutamente intencional; que los que se vistieron de comecandelas criticando su condición religiosa pretendían sacarla del paso con el pretexto que fuera, pues desde hace buen tiempo en nuestro país, está bastante claro que las creencias filosóficas particulares de las personas, su voluntad para practicar o no los ritos de cualquier religión, son una parte inseparable de sus más elementales derechos. Así que aquí tenemos simplemente a unos funcionarios inescrupulosos, poseedores de determinada posición de poder, incómodos con una persona por X motivos, que se deshacen de esta con una excusa que ni ellos mismos se la creen. Y también tenemos que las estructuras de reclamación intermedias participan del mismo pastel, pues no corrigen la arbitrariedad. Como tampoco fue un error la expulsión del destacado intelectual, Esteban Morales, del PCC, ya afortunadamente rectificada. Como tampoco es un error que la industria nacional no acabe de asumir la producción de cientos de productos implementos deportivos, instrumentos musicales, útiles del hogar y otros, para mencionar solo los casos que han salido por el noticiero de televisión, sino que en lugar de ello, funcionarios viajan año tras año a firmar contratos con suministradores extranjeros, granjeándose comisiones y otras prebendas. Como tampoco fue un error la importación de aquella máquina barredora de nieve. Como tampoco fue un error el estancamiento del proceso llamado del Perfeccionamiento Empresarial. Como tampoco son simples errores la incapacidad nata de las estructuras de Acopio para hacer frente a la recolección y comercialización de la producción agropecuaria detrás de cada campesino que perdió una siembra de arroz ya madurada, hay un soborno que no se pagó al que trapichea con las máquinas cosechadoras. Como tampoco fueron simples errores los del relajo formado en Cubana de Aviación; las arbitrariedades y desfalcos cometidos al fragor de la llamada Batalla de Ideas, y muchos otros más de cada rama económica y social del país que los especialistas pudieran explicar.

Hay entonces una fauna mucho más poderosa y malévola, detrás de lo que se califica, por el momento, como errores y como la resistencia burocrática, la barrera psicológica formada por la inercia, el inmovilismo, la simulación o doble moral, la indiferencia e insensibilidad. Todo eso es lo que constituye
hoy un enemigo para el socialismo en Cuba, más grande que el mismísimo imperialismo.

Y si con el imperialismo nos consideramos en una especie de guerra permanente, por la cual forzosamente no se puede vivir en las mismas condiciones que cualquier otro país que viva en paz, qué decir del enfrentamiento con esa otra clase enemiga. Siendo un enemigo más infame, por cuanto apuñala por la espalda las esperanzas de sus compatriotas. Estando tanto más cerca por cuanto que está en nuestro mismo suelo patrio. Obviamente nos ha hecho tanto o más daño que aquel otro, el que está por lo menos a una distancia definida de noventa millas. Y con una astucia maquiavélica, el enemigo más cercano ha conseguido que casi siempre se culpe de todos los males, hasta ahora, al más lejano. Si hay algo de lo que carece el pueblo pero no ese enemigo cercano- es culpa del enemigo lejano. Si los trabajadores simples no pueden tener internet, viajar por el mundo y regresar a su patria, ejercer derechos elementales con sus pertenencias, con sus iniciativas, sus energías, sus propias vidas teniendo el enemigo cercano acceso a todo eso- es culpa del enemigo lejano.

Para evitar que ese enemigo cercano siga emponzoñando a muerte nuestras existencias, se requiere profundizar, radicalizándolo mucho más, el proceso de modernización del sistema cubano. Hay que hacer mucho más que liberar ciertas formas de trabajo por cuenta propia, y repartir tierras, y permitir el ejercicio de algunos derechos de propiedad. Hay que hacer mucho más, porque tomar decisiones como vender pedazos de país sin deliberación popular es extremadamente peligroso. Por muchas razones y necesidades acumuladas, es que el proceso de rescate nacional tiene que ser radicalizado. Radicalizado, esto es, llevándolo a la raíz, al pueblo trabajador. Trabajadores obreros, estudiantes, campesinos e intelectuales, todos recuperando la sociedad que una vez intentaron construir para sus hijos. No hay que innovar tanto en realidad, no en cuanto a los principios básicos al menos, porque algunos clásicos del marxismo como Rosa Luxemburgo y Lenin en sus mejores tiempos, ya indicaron cómo el camino soñado pasa por la democracia en la toma de decisiones y el nombramiento de todas las autoridades, revocables en todo momento; libertad de expresión, la transparencia de la gestión y rendición de cuentas de todos los niveles de autoridades necesarios y legalmente establecidos al pueblo al que deben representar y, sobre todo, servir.

Nadie crea que el enemigo cercano va a abandonar las posiciones de poder y los privilegios que conllevan, sin una lucha mortal. Cuando, previa a la intervención de Raúl, Marino Murillo hizo su informe sobre la economía cubana, que lamentablemente no se encuentra fácilmente en la web, habló de volar en pedazos ciertas estructuras burocráticas que se interponían en el camino de la producción de los campesinos y el mercado del turismo. Quiero creer que esa es una señal de la comprensión que se está imponiendo acerca de la única manera posible de lidiar con la burocracia. Quiero creer en las palabras de Raúl cuando repite que nadie estará por encima de la ley. Pero sobre todo, quisiera que se acabara de tornar evidente para todos, que la lucha contra el enemigo cercano no se puede llevar a cabo sin las fuerzas adecuadas, que tienen que resultar necesariamente otras que no se encarrilen por los mismos mecanismos de la burocracia y el paternalismo interesado; la lucha tiene que ser en posiciones que no sean las escogidas y preparadas durante muchos años por el enemigo. El poder del pueblo trabajador, expresado en la voz del pueblo, debe encontrar su manifestación en la acción revolucionaria de obreros, campesinos, intelectuales, disponiendo y administrando los medios de producción material y espiritual en los que laboran, directamente, sin intermediarios de fidelidades problemáticas.

Tengo la convicción de que solo si se sigue este camino, podremos vencer a los peores enemigos, y nuestro triunfo sobre ellos nos permitirá dar un salto colosal hacia el proyecto soñado.

(1) Se omitió el nombre y la localidad de esta persona. Raúl explicó que ciertas autoridades la habían removido de su puesto apoyándose de manera indirecta y muy ladina en su condición religiosa; y su reclamación no fue escuchada por las instancias de revisión hasta que no se dirigió a las Oficinas del Presidente del Consejo de Estado.

A propósito del mercado, la sociedad total y el socialismo

Por Ovidio D’Angelo

Necesidad de contextualizar y ampliar el debate

De acuerdo al comentario de Rolando López del Amo, aparecida en cubadebate el 27de julio de este año, parece que el libro del compañero Vascós Socialismo y Mercado puede ser interesante. De hecho, la relación entre socialismo y mercado ha sido, durante años, uno de esos temas excluidos a priori de la discusión sociopolítica. No el único, como veremos más adelante.

Sin embargo, me quiero referir primero a ciertas cuestiones planteadas que, me parece, merecen un comentario aclaratorio.

La primera, de Rolando López, plantea la opinión ciertamente ya esbozada entre algunos autores- de que la denominación Socialismo del siglo XXI debería sustituirse por la de Socialismo en el siglo XXI, algo con lo que pudiéramos estar medio de acuerdo ó medio en desacuerdo, en dependencia del énfasis argumentativo.

1- Si se trata, no de la referencia a una corriente que, en realidad, parece aún bastante difusa sino de un espacio-momento histórico de apertura a la superación de los socialismos reales ó de los socialismos de rumbo transnacional capitalista (en lo que coincido con algunos otros comentaristas sobre la realidad china, al menos mientras no se vislumbre una vía de re-encauzar la apertura capitalista hacia objetivos socialistas, más allá del impacto económico y de algunos indicadores sociales, mientras otros se mantienen críticos), entonces estaría de acuerdo en que el socialismo en el siglo XXI, aún con características propias de los países, estaría definiendo algo diferente a lo entendido hasta ahora por Socialismo volveré a esto-.

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Peligro: nació varón

Por Mileyda Menéndez Dávila
No soy responsable de lo que hicieron conmigo, pero sí de lo que hago con todo eso.
Jean-Paul Sartre

El camino de la masculinidad en todas las civilizaciones es tan largo y difícil que a veces se muere varón sin llegar a ser hombre. Tal es el precio de un mecanismo sociocultural que exige a los machos de nuestra especie resistir sin chistar a cambio de convertir sus cicatrices en trofeos.
Por eso en todo el orbe mueren más hombres que mujeres por causas violentas: lesiones infringidas en peleas callejeras o en guerras, accidentes de tránsito, suicidios, anomalías derivadas del consumo de tabaco, drogas o alcohol…
Así lo explica el profesor Guillermo Figueroa, investigador del Colegio de México y defensor de la idea de que las sociedades actuales deberían tener en cuenta esa visión de masculinidad como factor de riesgo para incluirla en sus políticas públicas de educación y salud.
Pero aún a la altura de este siglo es bien difícil proponer el discurso del autocuidado a los varones, porque contradice las expectativas impuestas a su género: no parece legítimo enseñarlos a pensar en las consecuencias de esas pruebas a que someten a sus cuerpos, porque estos son proclamados desde la cultura como un espacio que debe ser curtido heroicamente.
«Nadie ha visto el “machómetro”, pero todos le hacen caso», dice Figueroa: «Por eso morimos literalmente de las ganas de ser hombre y alcanzar el estatus de macho exitoso al precio que sea, incluso el de nuestra salud.
«A veces creamos situaciones temerarias solo para cumplir esa meta: Desde niños aprendemos el “mérito” de una exposición intencional al peligro, y si alguien se alarma por lo que hacemos siempre hay un adulto que replica: “Déjalo, que para eso es macho”, como si solo importara el impresionar ahora y no el precio que paguemos después».
A su juicio, un fenómeno ilustrativo de esa masculinidad «peligrosa» es la epidemia simbólica que genera el alcohol, cuyo consumo fragiliza el entorno del hombre a cualquier edad, porque lo lleva al límite y a asumir más riesgos.
En Noruega, por ejemplo, muere mucha gente en accidentes asociados al alcohol, pero no siempre el conductor es el que está más borracho: «El conductor designado es el que menos bebe, pero eso lo lleva a sentirse seguro y a manejar más rápido o con descuido, lo que perjudica a todos».
Mejor temprano que tarde
Tradicionalmente los hombres procuran menos los servicios de salud que las mujeres, en especial chequeos preventivos para controlar factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión, los trastornos metabólicos…
Y no es porque ellos enfermen menos: ocurre que están muy atrapados en ciertos aprendizajes que demeritan el malestar, la tristeza y sobre todo la derrota, así sea a nivel celular, y por tanto no les parece bien escuchar las señales de alarma de su organismo.
«Muchos se enojan si están enfermos y solo se preocupan en serio si el trastorno afecta su imagen varonil, aunque a veces ni eso los lleva a la consulta», dice Figueroa.
Las sociedades patriarcales catalogan como «debilidad» femenina eso de estar yendo al médico: «Es que hice tal fuerza, ya se me pasará…». Y si no, no importa: «Yo aguanto», dicen muchos, sin querer aceptar que un trastorno conduce a otro y a la larga empeora su calidad de vida, con lo cual se deterioran sus relaciones en el plano íntimo y social.
Por lo general los hombres sufren calladamente esos malestares cotidianos. Por eso se reportan en ellos cifras más altas de infartos y eventos cerebrovasculares, sin importar nacionalidad, raza, escolaridad o estatus social. También superan a las mujeres en casos de cáncer detectados en estadios muy avanzados de la enfermedad, y lo mismo ocurre con otros padecimientos cuyo curso sería más leve si se trataran a tiempo. «Buscan ayuda profesional solo para bienmorir, y eso cuando la familia insiste», dice Figueroa.
«Morimos día a día sin mirar una rosa de soslayo», se lamenta el experto. «Más que morir no vivimos, porque no nos están permitidas muchas cosas… Pero si ya sabemos que ser hombres es una construcción social, desde el momento es que adquirimos esa conciencia podemos redireccionar esa tarea y hacerla más llevadera para toda la especie».
Pero no es un problema individual, aclara. Más bien refleja la lógica y las normativas sociales: como si existiera un cuestionamiento tácito del derecho a ser hombre en un cuerpo propio, y se subvalorara el cuidado de su integridad física tanto como se exige entereza moral prácticamente desde la cuna.
«Por lo general se asume que ellos no manejan la historia clínica familiar o la propia, no saben administrarse sus medicamentos y no pueden evitar provocaciones violentas, aunque en ellas les vaya la vida», dice Figueroa, y desde una postura que defiende la cultura de paz, pregunta:
«¿Por qué no inventarnos formas más dignas de morir, que de hecho implicarían formas más dignas de vivir con las que todos saldríamos ganando, hombres y mujeres?».
Eso es lo deseable, afirma, pero reconoce que será muy difícil mientras la sociedad designe a las mujeres el papel de intermediarias en salud, las predestine a surtir y controlar el botiquín de casa, a llevar solas a los hijos al médico y a curar las heridas masculinas ¡sin reproches!

Publicado en Juventud Rebelde

El grito

Por Alfredo Prieto

La Revolución cubana ha sido, históricamente, bastante conservadora en materia de alteridad y sexualidad. El expediente es conocido: empieza por aquello de sólo los cristales se rajan, los hombres permanecen de pie, pasa por los campos de la UMAP y por el Congreso Nacional de Educación y Cultura –ese que definió al homosexualismo como una patología social– y más tarde por ciertos decretos de la época de la institucionalización, en los que la alusión a la moral y las buenas costumbres constituye el inconfundible coletazo del viejo sistema de valores, muy pocas veces interrogado y por consiguiente puesto bajo el manto de lo sobrentendido. La sexualidad fue tabú o quedó confinada a la esfera de lo innombrable y lo estrictamente privado, sujeta a anatemas públicos debido al accionar de una moral heredada de España y persistentemente adherida a la conciencia de liderazgos que en muchos casos se formaron en las escuelas católicas, para bien y para mal. Y aunque de entonces a acá se han experimentado innegables avances en estos predios como resultado de la emergencia de nuevas generaciones, la crisis de los 90 y la interacción con el mundo, eventualmente salen a la superficie –tanto en el centro como en la periferia– ciertos coletazos que denotan el grado de penetración de esos (des)valores en mentalidades y actitudes.
Bayamo, en el oriente de Cuba, parece ser uno de esos bastiones conservadores, por lo menos visto a partir de ciertas decisiones tomadas de un tiempo a esta parte por sus autoridades. A fines de 2009 sancionaron o quisieron sancionar, por pornógrafos, inmorales, obscenos e indecentes, a un guionista y un realizador por transmitir en la televisión local el corto de ficción El grito, de la joven directora Milena Almira, producido por el Instituto Superior de Arte (ISA) y exhibido por el ICAIC durante la Séptima Muestra de Nuevos Realizadores (2008). Acaso el material podrá tener escenas consideradas fuertes –más en lo verbal que en lo estrictamente visual–, pero que en el fondo no son muy distintas a las mostradas por la propia televisión cubana en algunas películas del sábado. El mensaje parece consistir entonces en una especie de nuevo apartheid (los de afuera pueden abordar más o menos crudamente la sexualidad humana; los de dentro no), pero a mi juicio lo más importante no es eso, sino que la decisión tomada por esa burocracia denota una incapacidad total para trascender la apariencia y asumir la función transformadora y subversiva del arte, toda vez que con El grito se está en presencia de una sofisticada y chispeante crítica al machismo utilizando códigos deliberadamente choqueantes. (Se ha magnificado aquí la cáscara y arrojado la pulpa al latón de la basura). El corto fue considerado un material ofensivo y obsceno, que denigra la imagen de la TV granmense y atenta contra los principios morales de nuestra sociedad. Pero en todo caso, esto nos coloca ante la circunstancia de un país con dos políticas culturales: una para las élites intelectuales, la Cinemateca (y sus alrededores), y otra para nuestro pueblo trabajador. La historia no terminó con la exhibición de ciertas películas cubanas por TV al cabo de la llamada guerra de los e-mails.
Recientemente, en uno de esos escasos momentos en que mete las manos en la masa, la prensa cubana dio a conocer el caso de un ingeniero bayamés sancionado a la separación de su puesto de trabajo durante cuatro años por tener en una laptup un audiovisual de educación sexual. Según refiere el periódico Trabajadores, el ciudadano llevó su problema a las instancias laborales y legales, con el aval de una sexóloga y un abogado que se esmeraron en demostrar que no se trataba de pornografía (algo de lo que por otra parte no está exento el propio Bayamo, donde han juzgado y sancionado a varios ciudadanos por participar en redes de producción pornográfica) sino de un material referido incluso en una sección del diario Juventud Rebelde en la que se abordan temas de sexualidad. Cuentan que una comisión disciplinaria lo eximió de pornógrafo, pero dictaminó que el contenido del video era contrario al interés social y a las buenas costumbres, principios y valores éticos que caracterizan a la sociedad cubana. Finalmente, el tribunal municipal ratificó la sanción al ingeniero, que tiene dos hijas menores y una esposa con licencia de maternidad.
La mezcla de mojigatería y estulticia ha obrado en la localidad de los coches como el Espíritu Santo: soplando donde quiere. Hay que distinguir e hilar fino porque incluso de noche no todos los gatos son pardos (el segundo caso es, claramente, la gota que ha desbordado la copa). Mi conclusión es esta: el poder no tiene derecho a someter al ostracismo a las personas por sus propias incapacidades y por la acción de prejuicios hacia la sexualidad disfrazados de palabras políticamente correctas. Del crítico Gustavo Arcos es esta verdad: Si en pleno siglo xxi algunas malas palabras o escenas provocan tales desmedidas reacciones, es sólo una muestra de cuántos gritos quedan todavía por dar.

Alfredo Prieto, Ensayista y editor cubano.

La Gioconda es perfecta: el imperfecto es el periódico Granma

Por Francisco Rodríguez Cruz

Ahora me explico mejor su enigmática y universal sonrisa


En medio de los pasillos del Palacio de Convenciones, mientras las comisiones del Parlamento sesionan y nadie sabe cuándo los diputados discutirán un nuevo Código de Familia que establecería la unión civil para las parejas del mismo sexo, me pongo a leer el periódico Granma, y descubro estupefacto otro comentario homofóbico en la prensa de Cuba.

Esta vez es una crónica de entretenimiento del colega Rolando Pérez Betancourt sobre el célebre retrato de La Gioconda, del italiano Leonardo Da Vinci, en la sección Lecturas para un verano.

Nos cuenta el reconocido crítico cinematográfico y escritor cubano que el Comité Nacional para la valorización de bienes histórico-culturales de Italia dio a conocer una investigación donde concluyen que el modelo para Mona Lisa fue un amante de Leonardo, Gian Giacomo Caprotti, llamado también II Salai, junto con los rasgos ya identificados anteriormente de la joven florentina Lisa Gherardini.

Luego de explicar los interesantes y reveladores detalles que ofreció Silvano Vincetti, presidente del mencionado Comité Nacional, Pérez Betancourt concluye su crónica con una paráfrasis de una broma de muy mal gusto, de una comedia fílmica clásica:

“Así que el Il Salai y la Lisa Gherardini compartiendo un misterio de medio milenio, me digo mientras escribo, y me levanto y voy a la sala para tirarle una nueva mirada al cuadro, y al regresar ante el teclado dispuesto a rubricar el cierre de estas líneas, no se me ocurre nada mejor que recurrir a la clásica frase que Billy Wilder pusiera en labios de Joe E. Brown (Bocaza) al descubrir este, en el final de la comedia Algunos prefieren quemarse, que la identidad sexual del personaje de Jack Lemmon no era la que él pensaba: ̀Nadie es perfecto… Gioconda´.”

¿Piensa de veras Rolando que La Gioconda es a partir de ahora imperfecta porque pudiera haber inmortalizado un amor homosexual de Da Vinci? ¿Supone el crítico que pierde valor una obra artística al reflejar un sentimiento no heterosexual? ¿Ni el autor ni los editores del diario se percataron de que este tipo de chiste al parecer intranscendente es francamente discriminatorio y ofensivo para las personas que tienen una orientación sexual o identidad de género diferente a la que nos impone la cultura heterosexista, machista y patriarcal? ¿Hasta cuándo, periódico Granma?

Publicado en el blog de Paquito el de Cuba