Política de alianza: rechazo del pueblo

Por Ramón García Guerra

RESUMEN: La política de alianzas de los socialistas democráticos acaba de ser rechazada por el pueblo. El rechazo no se debió a la iniciativa de acción ciudadana que se había propuesto en esta ocasión, sino como un resultado de la política de alianza que adoptan éstos junto a la derecha. [Fidel Castro dijo en 1987: “En política las inconsecuencias se pagan caras”.] La crítica de los socialistas libertarios –que sería ideológica y política, además– no predijo este rechazo. Porque nos pareció mejor esperar por la respuesta del pueblo antes que usurpar su palabra y hablar por el mismo.

Izquierda radical apoya acción ciudadana.

Efectivamente, nuestro apoyo a la iniciativa no fue retórico. Incluso llegó en mucho a ser la actuación de los libertarios más eficaz que la de ellos mismos. (Para no llegar a enredar a todos los libertarios en dicha iniciativa el autor manifestó su adhesión al proyecto al hacer pública su intención de voto en esta ocasión. Y así lo hizo: votó por la D. Pero hizo más. Entonces el autor se dedicó a organizar un comité en el Consejo Popular 1 del municipio Playa y varios grupos por circunscripción en tan breve tiempo.) Creamos un equipo de trabajo de 18 miembros. [Integrado este equipo por dos masones, un abakúa, un rockero, una pentecostal, ¡un testigo de Jehová!, cinco amas de casa, dos lesbianas, una anciana… un secretario del Partido (núcleo zonal) y tres delegados del Poder Popular.] El análisis autocrítico del trabajo que realizamos nos reportó ciertos resultados que ahora relaciono:

  1. La eficacia de la movilización se redujo al fundar en exclusiva el trabajo en una relación interpersonal con los electores. Incidió en esto la logística del equipo y la censura del régimen.
  2. La falta de debates que cargaran de sentido la acción ciudadana hizo que ésta cediera ante la liturgia política (despolitización) que alienta el Estado cubano.
  3. La acción de manera independiente que realizó la derecha, instada por Radio Martí, y la ausencia de confrontación con aquella, redujo la cantidad de votos por la DEMOCRACIA.

Fuera de este análisis están los aciertos en el trabajo. Pero por encima de todo se hallará la lección que ofreció el pueblo por sí mismo. Continue reading

Reflexiones de un libertario

Por Ramón García Guerra

I

Cuando se observa el mapa político del país desde las élites letradas de la vieja clase media (OCM) en Cuba los motivos para ser optimista se diluyen; puesto que, según éstas, inexorablemente, las reformas nos deben de conducir hacia un maridaje entre el régimen estatista-autoritario y el capital transnacional a corto o mediano plazos. Las bases epistémicas y políticas que adoptan estos compatriotas les impide un acercamiento al universo de luchas populares que suceden hoy mismo. [Padecen aquéllas de miopía política.] Sin embargo, los espacios de fronteras en la sociedad cubana se han convertido en laboratorios de creatividad popular y activismo comunitario que se adelantan en mucho –o desdicen– a las reformas.

Pongamos un ejemplo:

Los notables de una pequeña ciudad (de 30 mil habitantes) han constituido una Sociedad de Fomento y Desarrollo de la Comunidad (SF&DC) y han creado un fondo fiduciario –con un efectivo de $ 96 mil pesos (CUC) y activos por 1,7 millones de pesos (CUC)– para la creación y estímulo de un entramado de Pymes en la localidad. La política de créditos a la inversión que han adoptado exige que la Sociedad tenga un 15-20% de participación en las nuevas cooperativas creadas y que estas últimas estén en la obligación de contribuir (con el 5%) en la financiación de los proyectos de tipo cultural, ecológico, etcétera que resulte de beneficio para la comunidad. Los notables parten de un diagnóstico bien fundado y han adoptado la política de intervenir en puntos decisivos del proceso de reproducción social de la comunidad. Consideran que el modelo de sociedad local debe ser rehecho por los lugareños sin mediación alguna y su misión sería la de facilitar dicho proceso.

[Incluso, tanto han avanzado en esta experiencia práctica de autogestión que una de estas empresas ha logrado la firma de un contrato de servicio en la Zona Franca del Mariel sin aún estar aprobada la Ley Cooperativas que fuera anunciada (y no cumplida aún) por las reformas.]

Estamos ante la creación de una fundación en tal caso. [“Entidad privada con fines públicos sin ánimo de lucro” –según el Código civil vigente–.] Institución que no puede ser inscrita en el Registro de Asociaciones del MINJUS, aclaro, dado que la política de confiscación de los derechos civiles que practica el Estado cubano así lo impide. Continue reading

Defensa de la Utopía

Por Ramón García Guerra

SUMARIO

La crítica que recibió mi artículo La causa libertaria en Cuba, hace que precise mi análisis al respecto de la política de UNIDAD –o frentista– que animan los socialistas democráticos en Cuba ante un enemigo en común. (¿Estatismo o castrismo?) Empezaré por quitar de en medio la hojarasca. Discreparé con la socióloga Marlene Azor Hernández en puntos específicos y trataré de dialogar con un libertario de mil batallas: Octavio Alberola. Después me ocupo de identificar los desafíos de los socialistas en Cuba de frente a la transición.

DIATRIBAS (ACASO) ERRÁTICAS.

Deficiente el artículo dada “la ausencia de posibilidad de que la voluntad popular no sea en la dirección de [la] plataforma” que ofrece el mismo.

1. Epistémicamente, usted sufre de empacho libresco en tal caso –fruto de leídas de última hora–. Indigestión que hace evidente en su crítica a mi artículo. [Cuando tan magras lecturas hayan llegado al giro decolonial –sic. Ramón Grosfoguel y otros– (dado en las academias del NORTE), entonces, podré hablaros de Nicolás Guillén Landrián y Sara Gómez –o acaso de subalternistas y poscoloniales auténticos, como: Martí, Mariátegui o Fanon–.] Desde luego, hallo correcta la observación de Octavio Alberola en este punto. Precisando, usted debió de consultar el gráfico que había insertado en el artículo. Las fuerzas que alientan dicha “plataforma” se deducen de las bases sociales que sostienen la causa libertaria en Cuba. Entonces no será difícil dar cuentas de que –con las viseras– hablo desde adentro y desde abajo con el pueblo cubano.

“Y como estrategia política discursiva no me parece feliz definirse a partir de criticar al hermano ideológico más cercano”.

2.   Empecé así mi artículo: “Este estudio no personaliza el objeto de crítica”. Usted hace tal cosa ahora. [Debería de revisar los artículos de su autoría en relación con las críticas a nuestros “hermanos ideológicos” hechas en estas páginas (Observatorio Crítico).] ¿Acaso me ha medido con su vara? Sugiero mirar todo desde otro ángulo. Precisamente, la fuerza de la izquierda está en debatir sus diferencias en público sin miedo a errar y rectificar. ¡Quién dijo que le hacemos el juego al enemigo al debatir las diferencias en público! Cuando recién se había alfabetizado este pueblo, abrirá el Che Guevara un debate sobre la vigencia de la ley del valor en la transición al socialismo, entre otras cosas, porque hacer la revolución no es tarea de elegidos sino drama de multitudes. Nada en los salones sino en las calles. Porque a todos compete hacer la sociedad. Continue reading

La extraña soledad del OC

Por Isbel Díaz Torres

Aquí les dejo algunas fotos, que pueden servir para ilustrar la extraña soledad en que avanza la gente del OC. He escogido solamente fotos de los últimos doce meses, por supuesto. Lo más fresquito.

Aprovechamos para saludar y abrazar a muchas de las personas reflejadas en estas imágenes, sobre todo aquellas que están lejos, como la impactante y locuaz transfeminista June Fernández, el sicólogo y sacerdote católico Alejandro Moreno del Centro de Investigaciones Populares de Caracas, y a toda la gente linda del 15 M que ha pasado por acá dando muestras de solidaridad y acompañamiento.

El resto de la gente de la isla, con quienes hemos compartido, pues de seguro que seguiremos viéndonos las caras en las luchas y debates que nos esperan, tanto en las instituciones estatales como en los colectivos que emergen en la sociedad civil y las comunidades.

Y a los que entran al blog, pues anímense a participar, que ya son casi 120 mil visitas en menos de dos años on line.

Abrazos a tod@s

Balance de 2 años de trabajo del Taller Libertario Alfredo López

Homenaje del OC a Alfredo López. 12 de Mayo de 2012, momentos antes de acción de solidaridad con el Movimiento 15M. En la foto: Eduardo Fernández, Pedro Campos, Mario Castillo, Daisy Varela y Dmitri Prieto. La tarja recuerda el sitio donde “fue secuestrado y más tarde asesinado Alfredo López Arencibia, fundador de la Federación Obrera de La Habana y de la Confederación Nacional Obrera de Cuba”.

El Taller Libertario Alfredo López de La Habana es un espacio y una unión de voluntades para recuperar y desarrollar una perspectiva libertaria y anti autoritaria dentro de la dinámica de la Cuba contemporánea.

Nacido dentro de la Red Observatorio Crítico, los que animamos el Taller tenemos el gusto de haber sido los fundadores, antes, de dicho colectivo, lo cual denota que no hemos nacido con voluntad sectaria, sino con la intención de sostener una perspectiva propiamente anarquista después de haber dado una contribución determinante a la creación de un espacio plural, múltiple y autónomo, que ha logrado permanecer casi una década gracias a esa dinámica libertaria y anti autoritaria que nos ha animado desde el principio.

Un país cuyos habitantes han sido profundamente moldeados en el culto a la modernidad, el cosmopolitismo capitalista y el acceso a los frutos enfermos de ese régimen, primero por el dominio yanqui, muy tempranamente establecido en la isla, y luego con el impulso modernista, tecnocrático y megalómano de la llamada Revolución Cubana, ha producido efectos nefastos en el imaginario social de nuestro país.

Es probable que el campesinado cubano haya sido el primero, fuera de los EE.UU., en habituarse al consumo cotidiano de alimentos industrializados producidos en ese país desde finales del siglo XIX y de los primeros, en el continente americano, en familiarizarse con las relaciones monetario-mercantiles, a pesar de ser uno de los últimos países en abolir la esclavitud.

A contrapelo de los estereotipos construidos sobre “Cuba socialista” por el progresismo mundial, nuestra isla es una sociedad prolongadamente imbuida de los valores y la cultura material del capitalismo industrial, pero eso sí, frustrada en la posibilidad de generalizar y estabilizar el trabajo asalariado urbano, como base de acceso masivo a ese estilo de vida, dado el monstruoso crecimiento en el siglo XX del monocultivo azucarero. Continue reading

La causa libertaria en Cuba

Por Ramón García Guerra

Dedicado al Che Guevara
Ramón García Guerra

Ramón García Guerra

Comentario: Este estudio no personaliza el objeto de crítica. Entienda el lector esta crítica como un posicionamiento de frente a una corriente de pensamiento que busca la reconciliación de la nación (por arriba) y que estaría abriéndose paso a marcha forzada. [Pensamiento de corte socialdemócrata.] Proceso este que facilita la convergencia de actores políticos diversos bajo la confusión que produce la situación de des-gobierno que en la actualidad afecta a los cubanos.

PARTIDARIOS DE LA CONCILIACIÓN

Las luchas de los libertarios han estirado el espectro político hacia la izquierda. Mientras tanto, éstos han ido tomando mayor distancia del centrismo que adopta el gobierno y, finalmente, han abierto un espacio que se ensancha a favor de una socialdemocracia que crece a saltos y cada vez resulta más compleja. La situación de des-gobierno que afecta a la sociedad, así como el avance acelerado de esta fuerza política, podría hoy explicar los excesos de los partidarios del socialismo democrático que ahora discutimos en este artículo. No obstante, nos parece un deber el deslindar la causa libertaria de la ideología, el programa y la militancia de este sector de la izquierda dentro del espectro político de nuestra sociedad. En verdad no se intenta aquí una oposición ante estos compañeros sino de marcar la diferencia para evitar la confusión entre las luchas por un socialismo democrático –que sólo nos llevaría a una redistribución del poder sin modificar la alienación de fondo– y aquella por un proyecto más radical: socialista libertario.

¿Cuáles son nuestras objeciones al respecto?

  1. Sospecho de todos aquellos que hablan de concordia, paz, diálogo, mediación etc. en medio de un contexto de lucha de clases que se agudiza en la Isla. Entendamos que la lucha política en Cuba es entre opresores y oprimidos y no, como lo entienden las élites: entre estatistas, autogestionarios y liberales, o entre autoritarios, demócratas y libertarios. Precisamente, donde la autogestión sólo serviría para reproducir el régimen de explotación que padece la nación y la democracia, sin falta, para justificar un sistema de dominación clasista en contra del pueblo. ¿Cambiamos el actual “silencio de los corderos” por un futuro de “lucecitas montadas para escena”? Continue reading

Sobre el «Llamamiento urgente por una Cuba mejor y posible» y los posicionamientos de la nueva Izquierda cubana (I)

Por Karel Negrete

Una vez más se abre el debate alrededor de los posicionamientos de la nueva izquierda cubana con respecto a un nuevo documento que desea una “Cuba mejor”. No es la primera vez, que se cuestiona al Observatorio Crítico por no tener una reacción política de apoyo a este tipo de declaración.

El «Llamamiento urgente por una Cuba mejor y posible» tiene la cualidad de atraer la atención de todas las personas, grupos, movimientos, organizaciones, que sueñan con un cambio político en Cuba. Este texto no se pronuncia a favor, ni en contra de un tipo de sistema político definido, y utiliza conceptos generales consensuados como independencia, libertad, derechos humanos y democracia, lo cual le permite el diálogo con diversas ideologías. De una manera muy inteligente nos llama a la no violencia, ni derramamiento de sangre, en un contexto donde las «revoluciones» o rebeliones populares y protestas contra los gobiernos autoritarios han terminado en escenas terribles.

Ahora bien, si este documento parece no tener ninguna objeción, ¿por qué la izquierda alternativa cubana- me refiero a la Red Observatorio Crítico de Cuba- no lo firma en su conjunto, y solo algunos de sus integrantes? ¿Por qué la izquierda alternativa cubana mantiene distancia cuando se habla de «Respeto inmediato a derechos y libertades ciudadanas básicas de conciencia, expresión, información, reunión, movimiento y asociación, derecho a la libre sindicalización, formación de partidos políticos y de organizaciones no gubernamentales y proscripción de toda forma de persecución o discriminación por razones de credo, ideología, raza, género u orientación sexual. Cese inmediato de la amenaza y uso de la violencia policial y parapolicial»?

Es innegable la necesidad del respeto a los derechos y libertades ciudadanas en Cuba. El Observatorio Crítico se ha pronunciado en varias ocasiones, denunciando su violación o defendiendo estos derechos aun cuando las víctimas de la represión no compartan ideológicamente el mismo proyecto de sociedad para la isla. Estas posiciones las podemos encontrar en artículos escritos por los activistas o en declaraciones consensuadas, todas publicadas en su blog. Pero la nueva izquierda cubana tiene que plantearse una propuesta política más ambiciosa y desmarcarse de proclamas liberales y de generalizaciones conceptuales. Porque hasta hoy, éste ha sido el mismo discurso de la socialdemocracia y la derecha cubana, en defensa de los derechos civiles y políticos.

La izquierda radical es consciente que los partidos políticos en los sistemas democráticos actuales están desacreditados, aun cuando es la única estructura política existente para elegir a nuestros representantes. Cuando la izquierda ha entrado en el juego del sistema democrático liberal, ha sido absorbida por la real política, el pragmatismo económico, y ha tenido que cambiar de agenda política, traicionando sus valores fundacionales. Aceptar el sistema democrático hegemónico justificando que garantiza más libertades que el sistema autoritario, sería renunciar al cambio radical de estos sistemas y la construcción de una nueva sociedad.

Los gobiernos de izquierdas latinoamericanos que han llegado al poder por la vía democrática liberal, podrían hacernos creer de la posibilidad real, que partidos progresistas gobiernen. Pero hay que tener claro que será siempre una élite política quienes van a dirigir el país, quedando solo en el discurso político el llamado poder popular o ciudadano. Si no hay un cambio estructural en el sistema electoral, en las estructuras de representación política y en la concepción de democracia -como ejercicio soberano y permanente de los ciudadanos a elegir, controlar, revocar y actuar en el mandato de la administración del Estado y el autogobierno ciudadano- no estaremos en presencia de una (r)evolución política.

Hoy en Europa es mucho más visible la crisis de los partidos de “izquierdas” dentro del sistema democrático liberal. En España, en Grecia y en Portugal los partidos socialistas, cumpliendo con el mandato “representativo” de gobernar, se encontraron en la disyuntiva de la real política en tiempos de crisis. Estos debían escoger entre el mandato popular de sindicatos, organizaciones y movimientos sociales o los mandamientos del mercado, el FMI, y los intereses de las élites políticas europeas. Estos gobiernos y sus parlamentos en “representación” del pueblo, escogieron el mandato de los mercados y de las élites hegemónicas políticas y económicas. Produciéndose un movimiento de protestas civiles, fundamentalmente en España, donde la demanda principal era la salida de todos los partidos políticos del poder, ya que ninguno representaba los intereses del pueblo. En las recientes elecciones presidenciales y parlamentarias la derecha retorna al poder y la “izquierda” sale debilitada.

Después de la caída del campo socialista Rusia es formalmente una nación democrática, tiene pluripartidismo y elecciones libres, sin embargo todos sabemos que hoy ese país está muy lejos del sueño democrático.

Todos hemos seguidos los acontecimientos de las rebeliones en los países árabes, pero ya dejamos de hablar de ellos. ¿Alguien sabe cómo quedó el status de las mujeres? ¿Quiénes se apropian de las riquezas que se producen con los recursos del país? ¿Qué propuestas políticas tienen los impulsores de la «Revolución árabe»?

Existen personas, artistas, grupos y proyectos socioculturales cubanos dentro de la isla, que han radicalizado políticamente su discurso y acción contra el gobierno en estos últimos años. Lo cual parecería lo más lógico (oponerse al gobierno) si se quiere un cambio político y económico. En un reciente documento de unos de los proyectos del Observatorio Crítico titulado «Balance de 2 años de trabajo del taller libertario Alfredo López de la Habana» sus activistas nos explicitan su enfoque al expresar: “Unos de los retos mayores de colectivos ácratas radicados en países en «procesos de cambios» gubernamentales, es el de conservar la capacidad de autonomía respecto a las maquinarias de la polarización política que mueven los «Estados revolucionarios» y la «oposición»”. El gobierno cubano mantiene un discurso oficial de Estado Socialista, lo cual hace más difícil los posicionamientos: radicalizarse en la oposición política, negociar dentro del sistema o continuar proponiendo alternativas trabajando con la gente.

Hoy en Cuba la izquierda alternativa o la nueva izquierda tiene dos retos fundamentales: uno de orden comunicacional y otro en la acción política. El primer problema que nos encontramos es epistemológico, al hablar de libertades, democracia y socialismo. Cuando hablamos de libertad y de democracia, nos las pensamos como emancipación y empoderamiento ciudadanos. Desenmascarar las propuestas liberales y brindar las alternativas posibles y realizables en el contexto cubano actual, para un cambio político y económico. Crear y proponer alternativas teóricas, programáticas, políticas, económicas y sociales, al sistema hegemónico cultural del “sentido común” capitalista y autoritarismo gubernamental, a partir de las experiencias que las organizaciones y movimientos sociales de izquierdas hayan realizado con éxito a nivel micro y macro social.

Si bien este nuevo documento recoge muchas de las aspiraciones políticas de todos cubanos, algunos activistas del Observatorio Crítico pensamos en la necesidad de seguir insistiendo en las propuestas políticas desde la izquierda, y no en aquellas donde todo el mundo quepa sin repensarnos las condiciones de posibilidad para una “Cuba mejor y posible”.

Suicidio político ¿Acaso el enemigo de tu enemigo es tu amigo?

Por Ramón García Guerra

Espero que la amistad no se lastime. Siento que criticar a los compañeros de lucha es difícil. Pero está en juego el destino de un pueblo.

Pactar una política de democratización con la derecha es un suicidio. La táctica en cuestión nos demuestra la miopía de sectores de la izquierda que no advierten que al pactar una “democratización” con el capital serán reconducidos al punto de partida: es decir, al estado de alienación que antes produjo el socialismo de Estado al interior de la sociedad. En tal caso, ¿sería mejor que luchemos por lograr un corrimiento hacia la izquierda desde el centrismo que adopta el gobierno cubano? Porque dicho centrismo es acaso la expresión de una totalidad que debe ser subvertida.

Definitivamente, una muerte anunciada se consuma: La “política de colaboración crítica” de estas izquierdas –traducidas en estado de impotencia– justifica hoy alianzas tan absurdas, vergonzantes y estériles como las adoptadas con la derecha.

Las alianzas que adoptan estas izquierdas son una política oportunista a todas luces, como también se entiende que nos acusen de sectarios. Defendiendo sus posturas estos compañeros se refieren al fracaso de las estrategias de subversión entre las izquierdas radicales de todo el Continente. Sin embargo, los grupos de izquierda radical que espolean a los gobiernos de centro-izquierda en América Latina –sic. Ecuador, Venezuela y Bolivia–, entiéndase, han estado pecando no por la mala orientación de sus luchas sociales sino por las carencias que afectan a su proyecto y que debilitan sus posiciones en la política.

Los que pactan con la derecha en Cuba se debilitan al dar crédito de una solvencia y una eficacia que no tiene la misma. Politiquean. Digámoslo de un tirón: La derecha no tiene un proyecto de país que resulte viable ni tampoco es una fuerza política que pueda modificar a fondo la realidad. Especula con un sentido común enfermo y con las políticas fallidas del Estado. [Los cubanos en su mayoría son opuestos al capitalismo de Estado que defienden el centrismo y la derecha.] La derecha se resiste al debate público con la izquierda radical y este hecho nos revela la orfandad de ideales de que padece la misma. En cambio, las críticas más fecundas que la derecha hace al régimen han sido tomadas del arsenal de argumentos que emplean los radicales. Nadie ha hecho críticas tan severas y sustanciales en contra del Estado burocrático policial en Cuba como las endilgadas por los radicales.

Los radicales de izquierda han dejado sin argumentos a la clase política y una masa crítica ha crecido en el país como resultado de estas luchas. Incluso la clase dirigente en Cuba ha debido de plagiar el discurso de los radicales para obtener una mayor legitimidad hacia el interior de la sociedad. Entonces, ¿tiene algún sentido dar marcha atrás para hacer la política de la derecha? Precisamente los radicales de izquierda pueden hoy mismo echar adelante un proceso de democratización que nuestra clase política sería incapaz de realizar.

Los radicales han sido los responsables del cambio en la hegemonía cultural que ha sucedido en la última década. Estos han ganado la batalla de ideas. Ahora bien, ¿acaso estos ideales de libertad serán traducidos en acción política eficaz que subvierta la totalidad del orden existente? La reforma a la Constitución hoy se impone. Pero esta última será la consecuencia del modelo de sociedad que se adopte.

Somos un pueblo audaz, inteligente y sagaz que recupera la confianza en sí mismo. Pensémoslo dos veces. ¿Cambiar la jaula por la selva? Desde la derecha, ¿qué tipo de sociedad nos hará libres? ¿Aquella en donde cada quien abre su negocio y explota su parcela sin dañar a los demás? ¿Resultará esto último un régimen de equidad en donde se distribuye entre todos la riqueza colectiva a partes iguales? La multitud de talleres y granjas pequeñas que imaginó José Martí, ¿serían hoy viables? Tampoco la nueva burguesía cubana se siente hoy atraída por el proyecto de país que añoraba la burguesía nacional subalterna de las décadas de 1940-1950. Estamos en otro mundo.

Discutamos en público el proyecto de sociedad. Pero aún más. Pongamos las agendas políticas en discusión.

Podemos tener en la agenda una infinidad de temas en común sin llegar a coincidir estos en el contenido ni en los métodos a emplear en medio del proceso en cuestión. El modelo de democracia que adopten los libertarios, por ejemplo, traerá inscripto en sí un decálogo de derechos y deberes, lógicas procesuales y éticas conductuales, etcétera que harán la diferencia con aquellos que sostienen y/o defienden al régimen autoritario vigente (centrismo y derecha, ambos incluidos). Pensemos, por caso, en los condenados de la tierra. ¿Cuál será el modelo de democracia que logre integrar al 70% de los habaneros que dedican todo su tiempo a hacer trámites legales o buscar qué comer? La política es para ellos cosa de los políticos. ¿Cuál será el modelo de democracia que los interesará por la cosa pública? ¿Constituye este un tema de la derecha?

Desde el diseño hasta la instauración del mismo, el modelo de democracia estará –hecho a imagen y semejanza de la derecha– plagado de mecanismos y espacios que acabarán por cerrar puertas ante las clases oprimidas. Sucede que el régimen autoritario reinante ha afectado el programa mínimo de este sector de la izquierda, para acabar este último por comulgar con el pliego de demandas que plantea la derecha. [¿Alianzas que comprometen el proyecto?] Considero que la izquierda en Cuba tiene la capacidad suficiente para subvertir el orden existente sin apelar a alianzas con la derecha.

Para la izquierda radical, en tal sentido, la adhesión y/o participación en políticas afirmativas (negritud, culturas emergentes, etcétera) de sectores excluidos en la sociedad –por ejemplo– no implica un recorte del horizonte de luchas sociales; sino, por el contrario, resulta un registro de realidades más concretas y vitales que acabarán siendo articuladas en un proyecto libertario de nueva sociedad. Precisamente este hecho signa la política de alianzas de los radicales. Ciertamente, la política de alianzas de los radicales de izquierda parte del reconocimiento de cierto potencial entre tales movimientos en función de la subversión de la totalidad del orden existente. Siempre que, por supuesto, tal acción política resulte en la superación del carácter reivindicativo y puntual que identifica a los mismos. Luchamos por el buen vivir, la plenitud de las personas y el libre albedrío en la sociedad.

¿Banderas que hondean? Sí. Equidad, solidaridad, libertad.

La política de la izquierda radical está fundada en un programa mínimo que el centrismo y la derecha han calificado de utópica. Pero la línea de lo posible no es tan breve.

Criticamos el recorte del proyecto que se justifica con un “realismo” poco realista. La diáspora nos muestra su altruismo con una economía de remesas y la derecha pro capitalista, en cambio, habla de lo bueno que sería otorgar un mayor espacio a la inversión privada… de los millonarios cubanos. Los sectores de la izquierda en cuestión, asimismo, sugieren coperativizar la economía. Colocan de alfombra al mercado. La realidad niega esta arquitectura de segunda mano. Pensemos en economías sin mercado: trabajo doméstico, remesas y fondos de consumo. (Suman una economía aún mayor que la economía oficial: estatal, mixta y privada.) Entonces la solución que sugieren estos compañeros es bailar al ritmo del mercado. Siendo este una excepción ellos lo convierten en la norma: mercado, mercado, mercado…

[Personalmente, invito a retomar el debate sobre la vigencia de la ley del valor en Cuba.]

Dejemos atrás la retórica de la autogestión, el cooperativismo, etcétera que bien poco –o casi nada– tiene que ver con el sentido y alcance del concepto de trabajo libre asociado que empleó Carlos Marx. Denunciamos las actitudes que rehúsan la discusión del dilema ideológico-cultural que significa la cosificación de las relaciones sociales y, sobre estas bases, imaginan un escenario de actores económicos plurales que concurren al mercado en igualdad de derechos.

¿Podríamos obviar al mercado sin afectar la viabilidad de la nueva economía? Esto será algo imposible para estos compañeros pues no existe otro mecanismo social a cambio y la presencia del mercado (milenaria) prueba que dicha estrategia es un gran absurdo. Creemos que la solución se hallaría en la política de empoderar a la comunidad para facilitar el ejercicio por aquélla de su derecho a hacer sociedad y, asimismo, reducir al mercado a formas de reproducción simple (M-D-M) que facilite el predominio de los valores de uso por encima de los valores de cambio. Estamos por un modelo de economía a escala humana de bajo impacto ecológico.

La cuestión de la economía no es solamente cómo organizar sino también cómo administrar la misma. Hablamos de democratizar la economía. ¿Cuáles serían los cambios por realizar en las estructuras de poder para asegurar la autogestión popular en toda la economía?

Empecemos por plantear una idea-fuerza: el pueblo es el soberano y el Estado es un servidor.

Comentemos ahora la falta de responsabilidad civil del Estado contra la sociedad. Intentemos hallar una solución a este dilema. Según el modelo institucional actual la acción correctiva debe partir de las organizaciones de masas que son representantes de la sociedad ante el gobierno. Pero se hallan estatizadas estas ONGs. Los radicales de izquierda hablan de las potencialidades que estas instituciones de base aún conservan y hablan de reciclarlas. Debemos de regresar al punto del camino en donde se extravió la causa libertaria.

Veamos de cerca la cuestión.

El modelo de democracia que instituyó la revolución en la década de 1960, precisamente, resultó ser la mejor oportunidad para fundar una “sociedad coherente y bien articulada” a partir de un régimen de estadolatría –según la definición de Gramsci–. Específicamente, hablamos de aquel gobierno de los funcionarios al que fuimos convertidos todos los cubanos. [Organizaciones sociales paraestatales.] Serían los ideólogos del obrerismo los encargados de hacer abortar el autogobierno de las clases populares. Sin embargo, las buenas lecciones no se reducen al período que media entre 1959 y la fecha. La segunda república cubana (1940-1958) fue pródiga en experiencias dadas entre las clases populares en relación con prácticas de auto-organización en las esferas de la producción y el consumo.

[Precisamente esto explica la admiración por el estado social rooseveltiano que siente y confiesa Fidel Castro. Partiendo de su autoritario ideal estadocéntrico las formas de autogobierno popular –todas en ciernes– requieren ser reemplazadas por un mayor intervencionismo del Estado en la vida cotidiana de la sociedad. Conocemos cuáles han sido los resultados al ser llevadas estas ideas al colmo: ninguneo, multitud de autoestimas dañadas, etcétera.]

Yendo más allá de aspectos puntuales que puedan ser tomados a partir de experiencias dadas en otras épocas, la mejor lección sería la de entender que se necesita una tercera revolución del estado social en el mundo. [Bismark, Roosevelt…] Y sólo la utopía del socialismo libertario trae en su vientre la dicha.

Aquellas formas de “autogestión” que apuestan por el libre juego de un montón de Pymes, todas iguales, –que regidas por las leyes del mercado nos deben de conducir al reino de la libertad– no hacen más que ahondar la fractura de la sociedad. [Fundamento
del sistema de dominación política que rechazamos.] Para hablar claro: Eliminar el trabajo salariado no cancela esa zoofílica aberración moderna que sería el tratarnos como si fuéramos cosas que pueden ser intercambiadas según una lógica de equivalencias en el mercado. (Una actitud que en nada se distingue de la del capital.) Constituir un mundo de trabajo cooperado sin superar la mercantilización de la vida cotidiana –y aún no hablo de eliminar el mercado en este punto– sería llevar a la sociedad a un estado de autofagia. Sería un trabajo asociado, sí; pero en nada libre. Sindicados para reproducir al capitalismo.

Los políticos que fueron reciclados como empresarios en los países socialistas de Europa central y oriental, curiosamente, tenían la misma visión de la política que estos compañeros que ahora se enredan en alianzas con la derecha. Los dogmas que sostenían al socialismo real acabaron por convertirse en piel de zapa. [Dogmas que resurgen mil veces desde el abismo con el empleo en la transición socialista de las armas
melladas
(legado del capital).]

Pecamos en la izquierda al ser ingenuos. Subvertir el régimen autoritario con la democracia no resultará en la pacificación de la sociedad sino en la abrupta multiplicación de los escenarios de luchas sociales. Los socialistas institucionales han hallado la solución con la instauración de un Estado de derecho. Establecer un límite al poder regio resulta en Cuba, ciertamente, una condición para la democratización más radical de la sociedad. Pero este enfoque jusfilosófico llevado al extremo nos conduce al normativismo que practicó el Estado obrerista (1971-1989). Las formas de autorregulación de la sociedad –morales, culturales, etcétera– serán el fundamento del proceso de reproducción de estas últimas en el tiempo. Los sistemas de administración de justicia que se desconecten de estas realidades, y se sostengan en ordenamientos jurídico-legales en exclusiva, están condenados al colapso.

Consideremos las políticas de Estado al respecto de las academias y los tribunales.

La política de politización de los tribunales y de despolitización de las academias –que fuera adoptada por el Estado cubano en cinco décadas–, resulta de una carencia ideológico-cultural que afecta al sistema de instituciones del Derecho (1) visto de conjunto. Estamos ante un sistema jurídico-legal que no alcanza a integrarse en formas autogobierno popular que resulten más realistas y eficaces. [Sociología del Derecho.] Las políticas de Estado son al respecto el mayor obstáculo que se interpone ante el proceso etnocultural cubano, puesto que éstas distorsionan la relación entre sociabilidad y civilidad al negar la singularidad de los sujetos sociales. [Derecho a la diferencia.] Significa esto que toda reducción institucionalista que afecte a esta ecología: es regresiva (2).

Creemos, junto a Martí, entonces, que “con los oprimidos [hay] que hacer causa en común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores”.

La brecha de iniquidad que abre el formalismo kelseniano en contra del proyecto de nueva sociedad, por ejemplo, amplía el sentido tecnocrático del derecho y facilita la despolitización del mismo. [¿Quiénes son servidos con la despolitización del Derecho en medio de la revolución?] Los desafíos libertarios que plantea el proyecto ante el derecho serán escamoteados por el despotismo que, según Marx, puede darse momentos democráticos (como sería una consulta popular o incluso, una democracia deliberativa –llegando al extremo–) sin resultar siquiera inconsecuente consigo mismo. Distanciarse del fallido normativismo soviético no debe hacernos retornar al formalismo kelseniano que logre justificar el modelo técnico-jurídico que asegura la realización del proyecto de nueva sociedad.

¿Democracia como tecnología? No. Democracia para liberarnos.

La solución política será institucionalizar un Estado de derecho. Insuficiente. Creemos que el dilema del Derecho en Cuba es más que político. Filosófico. ¿Sobre qué filosofía del Derecho se sostendrá el sistema jurídico-legal en el futuro? ¿Democratizando el republicanismo? [¿Acaso la república de Martí?] Ciertamente, desde esta ideología se pueden lograr avances que nos aproximen a la solución de este dilema. Pero… Pensemos en rescatar el derecho consuetudinario de los pueblos más allá de la tradición occidental que signa nuestro sistema de derecho. [Hablo de ampliar el visor. Estudios de antropología jurídica.]

Cuando estos estudios sean hechos, entonces, mapas afectivos y experienciales saldrán a flote. Pensemos en el fondo emocional del disenso en la sociedad. Experiencias de ninguneo, negación de la otredad, castración de las ilusiones… Recordemos: los marielitos. Detrás del tirano que atropelló al infeliz está un sistema que se sostiene dando golpes a diestra y siniestra. Después de cinco décadas de cachumbambé el tirano ha devenido en víctima. Posiciones que se suceden una y otra vez hasta devenir en una tiranía sin tiranos, según nos advierte Hannah Arent. Entender que detrás del tirano hay un sistema nos sería tan necesario hoy como el advertir que detrás del LÍDER hay una nomenclatura y que ésta sostiene un status quo (equilibrio) que hunde en el marasmo a la sociedad.

¡Ojala la solución fuera tan sencilla! Bastaría con sacar del cargo a dos o tres personas. Pero la realidad es terca.

Construyamos mapas afectivos. Porque… Efectivamente, no fueron las ideologías las que salvaron a los pueblos, –aclara Ernesto Sábato– sino las estúpidas esperanzas de las gentes, ese “heroísmo cotidiano frente al infortunio”. ¿Quién dio la medida del repliegue del socialismo en la década de 1990: acaso los decretos del gobierno entre octubre de 1993 y junio de 1994 o el pueblo con sus estrategias de sobrevivencia entre 1991 y 1993? ¿Cómo se explica que la solución no fuera renegar del socialismo sino el adoptar la autogestión social como solución para enfrentar el fracaso del régimen? ¿Cuál será el nombre que daremos a este magma de pueblo? Socialismo libertario. Sociedad en donde cada quién hace libremente su vida y cuida de los demás.

Las alianzas que aceptan los libertarios son aquellas que contribuyen a desatar el potencial que contiene ese magma de pueblo. La solución del dilema cubano no se hallará entre liberales, socialdemócratas o comunistas. Ideologías que están siendo empleadas como simples disfraces (3) que ocultan el egoísmo, el elitismo y el racismo de aquellos que levantan estas banderas.

¿Democratizar la sociedad?

Las luchas sociales que dentro del régimen autoritario han sido cumplidas, mañana –bajo una democracia a todas– dejarán de ser retorcidas. Crecerán de manera exponencial hasta alcanzar un momento de inflexión. Será este el momento de las nuevas leyes. Sucederá esto cuando se establezca la cultura ciudadana que los socialistas institucionales han venido defendido de manera justa y acertada. Emergerá un escenario de libertades. Debemos de advertir, en tal sentido, que tanto el legalismo como el economicismo no serán la solución. Entendamos que estos procesos son sustanciales. La política de (des)politización del Estado ha convertido al formalismo kelseniano y el dogmatismo estalinista en instrumentos del régimen que justifican desde la exclusión hasta la autocensura en la sociedad.

Debemos ser creativos.

Definitivamente, la política de alianzas que adoptan ciertos sectores de la izquierda en Cuba en nada facilita la creatividad que nos exige el cambio de época al que asistimos. Los ideales que defienden estos compañeros de lucha no son errados (4). No. Sólo que tales ideales se quedan a mitad de camino. ¿Qué les diría? Falta dar un pasito. No más. Sugerimos un giro epistémico. Pongámonos del lado de los oprimidos. Desde esta atalaya la realidad tiene otro color.

Esta es la hora de los hornos.

Santa Fe, Ciudad de La Habana, Cuba: 12 de septiembre de 2012.

NOTAS

1. Principios del Derecho. ¿Criminal o inocente?… hasta que logres probar lo contrario.

2. La ecología del proceso regulatorio societal –que refería en dicho artículo– resulta muy simple: “La dialéctica que tal sociedad política producen en dicho empalme [etnocultural/éticosocial] tendría dos extremo: a) socialidad-sociabilidad, y b) legalidad-legitimidad; que, desde lo éticosocial y lo etnocultural, en cada caso, serán puntos que tensionan y activan a la sociedad política”. Ramón García Guerra: “Légalité Gruyère. La actual constitución del país”; http://www.kaosenlared.net, mayo 17 de 2008.

3. Contamos con liberales y socialistas ilustres en nuestra historia. La tradición libertaria cubana debe muchísimo a estos compatriotas nuestros. Desde Varela hasta Mañach. Pasando por Martí. ¿Qué decir de Ramiro Guerra o Fernando Ortiz? Lástima que sea menos conocido el aporte de los anarquistas cubanos. Incluyendo a Julio Antonio Mella entre aquellos.

4. ¿Desconfían de las fuerzas de las izquierdas?

Esa oposición cubana que no supera el provincialismo político

Por Yenisel Rodríguez Pérez

¿Por qué limitar el debate sobre la situación política en Cuba al enfrentamiento del Estado con la sociedad civil? Enfrentamiento que por demás muchas veces se interpreta de manera simplista.

Son esas opiniones que asumen al Estado cubano a manera de lobo feroz todo poderoso, y al pueblo como víctima fatal del comunismo internacional. Algo así como una caperucita enclaustrada en su tortuosa capucha roja.

Si la democratización del acceso de la sociedad cubana al ciberespacio significa ganar cuantiosas cuotas de poder político popular, el anquilosamiento en una crítica lineal y exclusiva del centralismo y el autoritarismo estatal restringirá de sobre manera dichas cuotas de poder.

Algunos se justifican con un malestar psicológico:

-“que tú quieres si estamos atados de pies y manos…”

-“la gente está cansada y hace cualquier cosa para que la situación en Cuba cambie”

“Cualquier cosa”. Ese es el argumento que más atenta contra la efectividad política del debate cívico de los cubanos en un internet democratizado.

No creo que los que se alíen a uno u otro bloque de la actual guerra fría internacional, logren desprenderse de sus aliados cuando se alcancen algunas metas democráticas en Cuba.

El bilateralismo será un terreno político propicio para aquellos que quieran asegurarse el éxito político de sus intereses particulares.

La derecha cubana, esa que algunos definen como liberalismo cubano, se alía a la agenda internacional del gobierno norteamericano, de la misma manera que lo hacen los oficialistas con la agenda del gobierno ruso y chino.

Es esa maldición de comadrona, de celestina o de quinta columna la que ha marcado negativamente la historia política de Cuba.

Lo del medio: los intereses auténticos de la sociedad civil cubana, vuelven a quedar abandonados a su suerte, ante la excusa de las facilidades que ofrecen las alianzas con el poderoso enemigo de tu opresor.

Pero hoy esta estrategia legionaria del la derecha cubana se afianza en un provincialismo inédito.

Es esa ingenuidad fundada que les permite asumir la demagogia imperial del bloque EE.UU-Israel-Unión Europea.

De este modo llega la oposición cubana a internet. Desconociendo las luchas de aquellos pueblos que se enfrentan a las mismas injusticias que ellos. Haciendo de porristas sensuales de autoritarismos foráneos.

Al final sabemos que estas caperucitas terminan permitiendo cualquier abuso de gobierno al leñador que mate a su lobo, sin importarles verdaderamente la suerte de los otros.

La derecha, no obstante, nos anima anunciando que nada peor que ese juego simulador con el lobo disfrazado de abuelita.

Ante ellos pareciera imposible salir de dicho juego sin poner un precio a esas virginidades que muchos queremos preservar bajo cualquier gobierno.

Publicado en Havana Times