Elecciones en Cuba: Breve conversatorio con muy singular candidat@

Por Pedro Manuel González Reinoso

 “Mi odiado público: ¡Basta de lanzarme kilos, medios y pesetas!, que me van a sacar un ojo. Tiren papelitos de colores que son inofensivos, con figuritas o numeritos grandes, y si son verdes, ¡mejor!”    (Lola Montes, travesti habanera en un espectáculo de sábado, en El Mejunje santaclareño de Ramón Silverio).

Hoy es domingo 21 de Octubre del 2012 (21-10-12, para los que siguen cabalísticamente a la numérica inversa, resulta una gran combinación de dígitos australes), y hay una ronda primera de elecciones de delegados, correspondiente al proceso respectivo del Poder Popular en Cuba. Como ocurre cada dos años, en el período previo a la sucesión parlamentaria establecido por Ley, hoy toca al ente gubernativo regional remozarse. Más, una particularidad inusual reviste, en esta ocasión, el habitualmente apacible transcurso del acto de fe, en el Colegio Electoral #1 de la Circunscripción 5, en Caibarién, provincia de Villa Clara. Y es que un homosexual confeso, travesti notorio, transexual plenipotenciario y archiconocido en el ámbito municipal por sus méritos humanos, su simpatía y su desplante ortodoxo, así como por la ostentación desprejuiciada de su preferencia (enarbolada cual estandarte durante toda la vida), más un largo historial de 48 años de adversidades, inadaptaciones, prevalencias y discretos triunfos en su patria, ha conseguido llegar a la prueba final que decidirá quién ha de representar con éxito a su barrio, durante el próximo período ordinario de selección de la magistratura. La asamblea local constituyente intentará, por nueva ocasión, decidir lo que va a pasar de interés para con los cubanos que residimos dentro de sus perímetros, además de armar con los elegidos en cada zona del poblado, su cuerpo gubernamental.

Redacto esta breve entrevista algunas horas antes de que se sepan los resultados de la votación. Cualesquiera que estos fueren, considero que lo sucedido con mi entrevistado hasta aquí, demuestra la irreversibilidad de los cambios sustanciales que se producen hoy en la Isla, muy a pesar de los criterios que blandan los reformistas implacables, los detractores (in)activos, y otros propulsores del lento o el rápido desarrollo de las transiciones del pensamiento insular, en su conjunto. Quiero dejar constancia de mi gratitud hacia esta persona que me recibió en su casa, con todos los problemas insolubles que le aquejan, con la modestia con que se le admira públicamente y la sobrada humildad con que asiste a cualquier requerimiento personal. Independientemente de lo que suceda hoy de tarde, ella o él son ya una victoria indiscutible de las transformaciones que ocurren de forma imparable en los sustratos de la nación y las que vendrán sin falta, seguidamente. No nos quepan dudas.

P: Comencemos por lo esencial: Nombre, Apellidos, lugar de nacimiento, profesión, etc. (No se le pregunta, por pudor o tacto, la edad a un candidato a delegado, aunque ya la he revelado antes sin quererlo, como consta además en tu planilla informativa frente al colegio, tratando de impresionar a los lectores con tu sencilla trayectoria).

R: Me llamo José Agustín Hernández González. Soy enfermero especializado en electrocardiogramas del Hospital Gral. María Escobar Laredo en Caibarién. Laboro allí desde hace 14 años. Primero como auxiliar de limpieza, luego como asistente de enfermería, más tarde como enfermero y ahora ya como técnico entrenado en esto que hago con los corazones ajenos: tratar de diagnosticarlos antes que se me apaguen en el monitor. Nací en el antiguo Central Azucarero Adela (hoy Heriberto Duquesne) pero muy pequeño me mudé para Sagua La Grande con mi madre, cuando hube terminado la educación primaria, pues mi padre no quiso saber mucho de mí, por tan evidente amaneramiento. Mi madre tenía que robarle dinero para que yo comiera, y me llevara algo extra cada 15 días de internamiento, a la escuela. No deseaba volver nunca a casa, por tal de no verlo sufrir con ganas de triturarme. Era un hombre de carácter muy fuerte. Resultaba en cambio tolerante para con los demás “raros” del pueblo, pero a mí me odiaba ferozmente. Entonces me bequé en un IPUEC(1) de San Juan de Los Remedios, ya crecidito, para poner distancias entre aquel central insoportable que nos hizo herederos de ninguna paternidad, y yo. A la saga de las mejores experiencias vivenciales que pudiera encontrar a mi paso, salí a caminar un día. Siempre digo que mi padre ha sido el peor enemigo que tuve… y no creo que esa justipreciación por dicha, me convierta en un ser inicuo al valorarlo así. Háganlo ustedes, a su estilo, cuando conozcan alguien parecido o les toque tener a buen tiro a un tipo como él. Continue reading

Hacia un Poder Popular a la altura de los tiempos

Por Ovidio D´Angelo Hernández

Ovidio D’Angelo Hernández y Ramón García Guerra durante panel sobre Democracia

El tema de la gestión del Poder Popular, a todos los niveles – a propósito de los procesos eleccionarios que se están llevando a cabo-, constituye un asunto vital del ejercicio de la vida política del país. Recientemente, han aparecido en Cartas a la Redacción del periódico Granma algunos comentarios interesantes al respecto.

Con relación a las opiniones de A. Galindo y D. Morales del 5 y 26 de octubre, y de J. Fundora, R. Pérez y D. Cárdenas, del 2 de noviembre –avalados algunos por su experiencia directa en el ejercicio de la función de delegados populares-, considero que están abordando uno de los más sensibles temas de nuestra realidad sociopolítica, del que depende, en parte, el real funcionamiento democrático, participativo y protagónico de nuestra sociedad, para poder llegar a tener nuestro pueblo un rol decisorio y controlador en la política y la gestión estatal.

Aunque muchas veces se asume, de manera oficial, que tenemos un Poder Popular suficientemente efectivo y democrático, lo cierto es que su funcionamiento y sus bases fundantes, debemos mantenerlas en revisión constante, a la luz de los nuevos tiempos y de las nuevas visiones y necesidades ciudadanas.

Como dice R. Pérez, “no podemos considerar que el sistema electoral cubano ha llegado a su plena maduración”, lo cual vale para las funciones de gobierno a todos los niveles y, como el señala, respecto a la función de los delegados, como una figura central.

Comparto todas las inquietudes y propuestas. En mi caso, hablo desde mis propias experiencias en la participación de los distintos momentos de convocatoria popular. Me voy a referir a cuestiones que considero están en la base de ellas y hacia las que deberíamos mirar de manera desprejuiciada para elevar el Poder Popular a la altura que requieren estos tiempos:

1-  Hay una cuestión esencial de visibilidad que debe rescatarse. Salvo en poblaciones pequeñas, es muy probable que los ciudadanos no conozcan, realmente quienes son los miembros de la Asamblea Municipal, ni las funciones que realizan. Esto queda oscurecido en los canales institucionales y por el estilo de trabajo “interno”, de manera que se desconoce la proyección de tareas municipales y como los reclamos de la población están siendo colocados en la agenda, por lo que la población se puede sentir ajena de los actos de gobierno local. Continue reading

Al paso, la Constitución

Por Rogelio M. Díaz Moreno

Ahora que ya pasó el acto del 26 de julio, resulta que yo todavía no me he terminado de desconectar de la pasada sesión del Parlamento cubano, celebrada hasta el 23 del presente mes. Y es que yo no quería pasar por alto un último punto del discurso del compañero general en jefe, Raúl Castro, allí al finalizar prácticamente su discurso de la clausura, cuando hace la apología del compañero Jaime Crombet.

Dijo Raúl, según la versión que descargué del sitio oficial Cubadebate, En consideración a sus relevantes méritos, […], el compañero Jaime trabajará conmigo en la atención a la comisión que elaborará el proyecto de modificaciones a introducir en la Constitución de la República, en cumplimiento de los acuerdos del Sexto Congreso del Partido

Así que, de pronto, nos enteramos de un par de cosas importantes: Se ha conformado o conformará una comisión para proponer modificaciones a la Constitución.

Era algo que muchos veíamos venir, si bien no todos estaban convencidos de que fuera lo más conveniente. Algunos amigos versados en cuestiones de Derecho, por ejemplo, me han explicado que la Constitución actualmente vigente no ha sido nunca aprovechada por completo pues, para empezar, le faltaron algunos complementos jurídicos que se suponía se elaboraran para definir detalles en temas como ciudadanía, el ejercicio de derechos de asociación, etc.; lagunas que resultaban en que las autoridades actuaban a discreción en esas cuestiones para disgusto digamos que de aquellos a los que no les gustaba su actuación. Eso, cuando no se cometía un burdo y abierto desacato como con la prohibición, derogada no hace tanto, de entrada de los cubanos a establecimientos hoteleros.

Por otra parte, las conocidas reformas realizadas al modelo cubano o actualizaciones, como prefiere llamarles el discurso oficial ya dieron al traste, según mi humilde opinión, con un par de preceptos constitucionales como aquel de proscripción de la explotación de unas personas por otras, insostenible frente a la existencia de la contratación de fuerza asalariada por parte de algunos de los pequeños empresarios autorizados a ello con el auge, legalmente promovido, del llamado trabajo por cuenta propia. En todo caso, con tanta actualización o reforma o renuncia del Estado a garantizar trabajo, planes vacacionales y el resto de la filosofía de eliminar subsidios y subvenciones a la población, las sacudidas experimentadas por la Carta Magna cubana han sido tantas que lo más práctico, para poder hablar de un documento que todos consideren digno de alguna atención, es reformarla.

Lo que quiero subrayar es, de nuevo, que ya se decidió crear una comisión para redactar el proyecto de modificaciones de la Constitución. ¿En qué momento, tengan la bondad de decirnos? ¿Quiénes tomaron la decisión? ¿Cómo se va a elegir a los integrantes de la misma? ¡Fíjense que no es una comisión cualquiera, para elegir el color de un estadio de pelota, es para cambiar la Constitución! Una cosa se sabe, que Raúl y Crombet la van a atender. ¿De la manera en que un anfitrión atiende a unos huéspedes? ¿Cómo un archivador atiende a personas que requieren información? ¿O de otra manera?

Además, me parece que hay otras contradicciones. Dice Raúl, en cumplimiento de los acuerdos del Sexto Congreso del Partido. Pero en la versión que yo descargué, también de Cubadebate, de la versión final de los Lineamientos aprobados en el VI Congreso, no aparece la propuesta de reformar (o actualizar) la Constitución. Lo que es más, el PCC no tiene la potestad para cambiar la Constitución de Cuba, derecho que solo posee la Asamblea Nacional del Poder Popular, según el artículo 137 de la misma Constitución. Tampoco se encuentra el PCC entre las personas naturales o jurídicas con Iniciativa Legislativa, o sea, que puedan proponer leyes en la Asamblea, según el artículo 88 del documento en cuestión. Si alguien tiene una información mejor que la mía, por favor compártala.

Ante esta situación, me vienen a la mente ciertas palabras de José Martí, en una carta a Máximo Gómez. En esa misiva Martí, sin ocultar el cariño y admiración que siente por el Generalísimo, le expresa su opinión de que

entiendo que usted procede de buena fe en todo lo que emprende, y cree de veras, que lo que hace, como que se siente inspirado de un motivo puro, es el único modo bueno de hacer que hay en sus empresas. Pero con la mayor sinceridad, se pueden cometer los más grandes errores; y es preciso que, a despecho de toda consideración de orden secundario, la verdad adusta, que no debe conocer amigos, salga al paso de todo lo que considere un peligro, y ponga en su puesto las cosas graves, antes de que lleven ya un camino tan adelantado que no tengan remedio.

La escribió Martí, a raíz de un desacuerdo con la manera, de Gómez y Maceo, de planificar la próxima y definitiva contienda para liberar a Cuba del colonialismo español. Martí que contaba con la independencia de Cuba para revertir la expansión del imperialismo yanqui sobre Latinoamérica le expresó al Generalísimo que, no obstante su amor ciego a una idea en la que me está yendo la vida; a pesar de desbordar por él esta fatal abundancia de corazón que me dañaría tanto en mi vida, si necesitase yo de andar ocultando mis propósitos para satisfacer ambicioncillas; que, no obstante dudar que se hubieran acercado a aquel alguien más con un afecto más caluroso que aquel con que lo apreté en mis brazos desde el primer día en que le vi; en fin, que con todo ello, no iba a contribuir con los planes esbozados en la discusión que provocó esta misiva, pues hay algo que está por encima de toda la simpatía personal que usted pueda inspirarme, y hasta de toda razón de oportunidad aparente.

Yo espero que a nadie le moleste que un humilde servidor sienta tanta admiración por las ideas de Martí que trate de hacerlas suyas, derecho que, por demás, nos asiste a todos los cubanos. Pienso que hay que tratar de meditar en lo que estaría pensando Martí al escribirle a Gómez en este mismo mensaje, que

un pueblo no se funda […] como se manda un campamento; y cuando en los trabajos preparativos de una revolución más delicada y compleja que otra alguna, no se muestra el deseo sincero de conocer y conciliar todas las labores, voluntades y elementos que han de hacer posible la lucha armada, mera forma del espíritu de independencia […] ¿qué garantías puede haber de que las libertades públicas, único objeto digno de lanzar un país a la lucha, sean mejor respetadas mañana? […] Si la guerra es posible, y los nobles y legítimos prestigios que vienen de ella, es porque antes existe, trabajado con mucho dolor, el espíritu que la reclama y la hace necesaria: y a ese espíritu hay que atender, y a ese espíritu hay que mostrar, en todo acto público y privado, el más profundo respeto.

Lo que me parece muy a tono con el propósito de redactar una nueva Constitución para el país o para modificar la vieja. Sobre todo, teniendo en cuenta que Martí la tenía mucho más difícil que nosotros hoy, pues el país que los mambises todavía tenían por liberar de una potencia colonial, hoy ya cuenta con la soberanía necesaria para desarrollarse y mejorar las condiciones para que su pueblo trabaje por una felicidad posible, sin olvidar hacer frente a los apetitos imperiales de otra potencia que conocemos bien.

Resulta totalmente improcedente que las propuestas de modificaciones a la Ley de Leyes provengan, como ya ocurrió en el caso de los documentos del Congreso y la Conferencia del PCC, del trabajo de una comisión desconocida, trabajando en secreto. Me resulta inconcebible. Este pueblo, llamado a construir en el umbral mismo del imperialismo yanqui el proyecto liberador, emancipador, antiimperialista, del socialismo; que efectuó una Revolución inédita que ha conmocionado al mundo más de una vez, y lo seguirá conmocionando, no puede sino efectuar en la más abierta y democrática asamblea las discusiones que deriven en una nueva Constitución. La única manera de rechazar indefectiblemente las embestidas del enemigo y derrotar para siempre sus esperanzas de fragmentarnos para borrar nuestro ejemplo de la faz de la tierra, consiste en la unidad basada en la igualdad y el respeto a cada compatriota, la participación universal y plena de los talentos de todos los cubanos y cubanas, militantes o no, con sinceridad y transparencia, con libertad y compromiso, en los hitos de la sociedad que forjamos.

Lo importante no le toca a la Asamblea

Por Rogelio M. Díaz Moreno

Unas pocas horas pasaron desde que yo soltara mi diatriba a raíz de la ausencia de discusión de algunos temas que me parecen de la mayor importancia, en las discusiones de la Asamblea Nacional o Parlamento Cubano, que en estos días celebraba su últimas sesiones del actual período legislativo y, en la misma clausura del magno foro el General en Jefe, Raúl Castro, abordó un par de ellos.

Avisó Raúl que el asunto de las cooperativas no rurales está a punto de caramelo y que la reforma migratoria, si bien se va a demorar un poco más, viene más o menos en camino aunque con muchas, tantas condicionales que probablemente tengamos mucha tela por donde cortar. Lástima que dejara pasar el tercer punto, del nuevo Código de Familia. Pero lo que me llama a mí la atención es lo siguiente.

Los asuntos que discutieron los diputados en la Asamblea de nuevo, lo de discutir es por decirlo de alguna manera fueron los siguientes. Uno: la famosa ley tributaria; dos: informes de algunos ministerios que pueden, un día, cuestionarse en cuanto a detalles menores pero, al final, el único que les dice sin cortapisas bueno, a veces lo mal que trabajan, es el Presidente Raúl; tres: informes de reuniones de otros altos órganos sobre lo mucho y duramente que están trabajando por implementar las políticas de mucho orden y de lineamientos que hacen falta para arreglar la economía. Alguna que otro tema suplementario que ahora no recuerdo trataron seguramente los parlamentarios, pero esos fueron los que recuerdo ahora como más importantes. Sobre la política para la creación experimental de cooperativas en actividades no agropecuarias apenas sirvieron los diputados para escuchar, del general presidente, que fue aprobada, con algunos detalles adicionales. Asimismo hicieron un buen auditorio receptor de las novedades sobre las modificaciones al importante Decreto Ley 259 y otros detalles importantes relacionados con las reformas agrarias que se vienen realizando desde hace cuatro años y, no podía faltar, el testimonio de Raúl respecto a que se siguen estudiando las incógnitas de la cuestión migratoria. Todo esto fue expuesto por el Presidente.

Mi impresión no sé cuál será la de otras personas es que todo lo importante se trata fuera del marco de la Asamblea Nacional. A esta solo le dejan el entretenimiento de aprobar por unanimidad algunos tecnicismos ya definidos por tecnócratas en otros círculos más restringidos. Ya sé que me van a decir que antes de las sesiones estas en conjunto, de unos días en julio y otros en diciembre, los diputados sí trabajaron mucho en comisiones particulares, puliendo muchos detalles para que luego todo esté listo. Pero si esto es así, tengo algunas propuestas a tono con la política de ajustes y austeridades promulgada por el Gobierno.

Sí, porque después de todo, estos eventos principales cuestan un buen dinero. Así que yo propongo que el Estado deje de asumir esos subsidios y gratuidades que hasta ahora aplican a la Asamblea, al evento central. Que el Estado subvencione solamente a las comisiones estas que trabajan tan discretamente, que nadie sabe nunca qué están haciendo, pero eso no viene al caso y preferiblemente subvencione solo a aquellos delegados de bajos ingresos, a la persona y no a la comisión completa. Que para la Asamblea grande, los diputados en general se paguen de su bolsillo todos esos pasajes para venir a pasear a La Habana, la estadía en el hotel, su alimentación que no es la de la libreta y los paseítos que eventualmente se den por el Capitolio. Si algún delegado no puede pagar el viaje de su bolsillo, puede efectuar una llamada telefónica, mucho más sencilla aunque sea a larga distancia, y dejar constancia de su adhesión a la unanimidad que corresponda en julio o en diciembre. Y enterarse de las cosas importantes que diga Raúl por el periódico o la televisión, como hice yo.

Para lo que producen las sesiones plenarias de la Asamblea, estas iniciativas pueden ayudar a que se satisfagan los objetivos con un espíritu mucho más ahorrativo, a tono con la filosofía de eficiencia que busca el gobierno en el funcionamiento de la economía y la sociedad.

Unas cosas piensa el elector y otras cosas piensa el elegido

Por Rogelio M. Díaz Moreno

Ahí está el flamante Parlamento cubano, reunido en la última sesión que van a celebrar los diputados en funciones. Y aprovechan para discutir una serie de cuestiones que esclarecen muy bien a cuáles intereses responden y a cuáles no.

Esto de los intereses, es cierto, se puede tachar de subjetivo. Sin embargo, yo desafío a cualquier interesado a salir a la calle en cualquier ciudad de Cuba y preguntar al azar; con seguridad, se va a demorar en reunir 10 personas que afirmen convencidas que no les interesa en lo absoluto el tema de la Reforma Migratoria. Solo le establezco una restricción: que no pregunte en la inmediatez del Palacio de las Convenciones, donde se reúne un grupo que, en el lenguaje de los investigadores, podríamos llamar sesgado. La abrumadora mayoría de las personas en el resto del país, o tiene parientes en el extranjero con los que le gustaría comunicarse con mayor fluidez; o tal vez podría trabajar un tiempo por allá afuera a cambio de un salario que sí alcance para cubrir las necesidades básicas de la familia, reunir algo y hasta tal vez regresar en mejores condiciones; o incluso pertenece a alguno de los grupos relativamente privilegiados, que pueden darse el lujo de salir un par de días a ver cómo es aquello por allá afuera… pero no pueden, pues tienen ante sí una odiosa barrera legalista que se los impide, bajo la exigencia de caros permisos de salida que el gobierno se arroga el derecho de otorgar o no.

Ya no se soporta más la charlita de quien te inculca lo malo que es el mundo exterior y la suerte de tener un papá-estado que te protege, una aristocracia que sabe qué es lo que más le conviene a la plebe ignorante. Ni menos que te exijan una fidelidad esclava por el resto de tus días, en pago por unos estudios o servicios médicos que uno pudiera retribuir con una cantidad razonable de trabajo propio. Las prohibiciones cubanas relativas a los viajes son simplemente violadoras de los derechos humanos, establecidos en varios documentos globales que nuestro gobierno, para mayor escarnio, se ha comprometido a respetar. Tanto se ha hablado de este asunto, tanto se ha aplazado, que alguna vez albergamos la esperanza de que en esta sesión del Parlamento que los cubanos elegimos, esta vez sí, se discutiera ese asunto y se adelantara aunque fuera un poquito. Pero no. Los elegidos no lo consideraron oportuno. En su lugar, decidieron apretar las tuercas en la Aduana a todas las personas que entren en el país con mercancías varias. Esto se explica por la preocupación del gobierno de combatir la industria de la reventa interna de estas mercancías en el país. Esto, a su vez, tendría sentido si se desea proteger a la industria nacional. Pero surge una duda, ¿cuál es y dónde está esa industria, a menos que se cuente la de la importación estatal de mercadería de mala calidad para revendérsela a la población con un IVA del 240%?

Justamente, muchos trabajadores cubanos desearían establecer una industria nacional. Pequeñas y medianas manufacturas podrían hacer florecer la deprimida economía del país con formas verdaderamente socialistas de producción, si tan solo se aprobara el mecanismo legal de formación de cooperativas de producción de bienes y servicios. Tanto se ha hablado de esto otro, se ha defendido tan vehementemente hasta en la prensa oficial, que se pudo llegar a creer que este era el momento en el que el Parlamento iba a escuchar el reclamo de los electores. Pero no. Los elegidos tampoco consideraron que esto fuera oportuno. En su lugar, se discute lo de discutir es una forma de llamarle al proceso previo a la aprobación unánime del documento la nueva Ley Tributaria. Al gobierno le interesa perfeccionar cada detalle del mecanismo de recogerle el dinero de los impuestos a los trabajadores del sector privado.

Otros electores que fueron dejados en la estacada fueron los del sector LGBT. Adiós esperanzas de aprobación del Código de la Familia, que contiene cláusulas reconocedoras de algunos derechos de estas personas. Como todos los demás ciudadanos en Cuba, los miembros de la comunidad LGBT son incitados fervorosamente a comportarse como buenos electores. Ah, pero ¿quién tiene la capacidad para incitar a los elegidos? Nadie la tiene, esto es, nadie con suficiente poder, y que además se sintiera predispuesto a terminar de asumir el principio de igualdad y de combate a las discriminaciones que debieran primar en una sociedad socialista. Parece que el gobierno ya sacó el suficiente crédito de las migajas que le otorgó a este sector y considera que ahora lo puede dejar en la cuneta. Más le interesa, a las autoridades, proseguir su enfrentamiento con los que le arrancan trocitos del pastel sin su permiso, y por eso arremete contra las ilegalidades y corruptelas de menor cuantía.

En fin, que pasó esta legislatura y dejó pasar la oportunidad de hacer historia. Los cambios de alguna trascendencia que ocurrieron en Cuba durante este quinquenio, partieron de ucasses del Consejo de Estado. El Parlamento, por su parte, se concentró en acápites esotéricos de un nuevo código de tránsito y sofismas semejantes en temas intrascendentes. La sociedad civil, sin organización ni representación pública fuerte, protagónica, democrática, no parece tener una manera de lograr que, aquello que ella piense, tenga un efecto diferente al del plañir de un borracho, al que le responde el bodeguero burlón: Hoy no fío, mañana… ¡tampoco!

El (ominoso) silencio inmediato a la zambullida

Por Rogelio M. Díaz Moreno

En estos días, semanas, meses, nos azota una vez más un mal típico de la manera en que se rigen los asuntos en este país. Nada menos que tres importantes cambios se están cocinando tras las bambalinas, y los cubanos y cubanas de a pie no recibimos sino el silencio respecto a sus detalles.

La ley de cooperativas no agrícolas, la reforma migratoria y el nuevo código de familia son marcos impactantes para la profundización de las transformaciones que experimenta este país. De todas las reformas que han tenido lugar, hay pocas que puedan competir con las mencionadas en cuanto alcance y posibilidades; tal vez, únicamente, las dedicadas a abrirle las puertas a la pequeña empresa privada bajo el término eufemístico de trabajo por cuenta propia. Se supondría que los periodistas estarían a la caza de los miembros del Parlamento cubano, de los miembros de las comisiones y ministerios que debaten hasta el infinito cada mísera coma y cada ínfimo guión ¬porque la demora del asunto es harina para otro gran costal¬ para poner así al alcance de la ciudadanía los elementos que le permitan juzgar cuán bien están haciendo su trabajo estos diputados y diputadas; ajustar y planificar las vidas de cada cual según lo que presagie el futuro o, simplemente, contar con la condición mínima -poseer la información- para ejercer el papel que la Constitución define como legítimo del pueblo: la soberanía. Delegar la soberanía en los miembros de un cuerpo electivo tiene sentido en una democracia, pero solo cuando se tiene el control de lo que aquellos debaten y las posiciones que asumen, para poder dirigirse a los mismos y requerir que, en su papel de servidores de la población, persistan o rectifiquen la dirección de sus gestiones.

En cambio, todo lo que disponemos por acá abajo se puede resumir en aislados anuncios escuetos que nos exigen paciencia y confianza; algunos renglones que no especifican demasiado en un documento aprobado hace algún tiempo en un Cónclave; buenas dosis de rumores y una no menor de impaciencia y temores por posibles frustraciones.

¿Qué pasa si las finalmente autorizadas cooperativas urbanas solo se autorizan para menesteres de baja calificación, y no se les arrogan de paso suficientes prerrogativas relativas a su gestión productiva y comercial? ¿Y si en la reforma migratoria se establecen requisitos aberrantes para ciertos grupos profesionales que no tienen otra culpa que servir al país? ¿Qué tal si, en el Código de Familia, se retira la posibilidad de que la ley extienda una protección igual a todas las parejas, sin importar su composición? ¿Cómo sé yo a favor de qué está el delegado que salió electo en mi circunscripción? ¿Qué tipo de conversación debo sostener con él, si no sé cuál es su postura? ¿Cómo sé si debo votar por él para que vuelva a salir en el próximo período de la legislatura, o por algúna otra persona que me ofrezca mayor afinidad con mis ideas?

¿Son, estos temas, de aquellos que amenazan la seguridad nacional, con la perspectiva de una invasión de la OTAN, y por eso no se discuten abiertamente? Si me explicaran convincentemente que es así, me callaré la boca. Pero si no fuera así, entonces, ¿por qué, quiénes, escamotean el precepto constitucional de la soberanía popular? ¿Será que bajo el manto del secretismo, pueden aventurarse a defender posturas de arcaicos dinosaurios estancados en la era del estalinismo? ¿Será que se necesita la impunidad del desconocimiento, para favorecer la voluntad de algunos de conservar indebidos privilegios que a la plena luz pública serían intolerables?

La mejor manera de demostrar que mis dudas resultan descabelladas, es hacer público todo el debate realizado y por realizar en estas materias. Y en las que le sigan.

Preguntar con la Asamblea

Por Rogelio M. Díaz Moreno

En estos días, la Asamblea Nacional del Poder Popular de nuestro país está efectuando el segundo y último de sus breves períodos de sesiones ordinarias. Se conoció, por la prensa, que están tratando temas económicos y sociales. A mí me gustaría ver que los delegados preguntaran, o inquirieran, o aclararan, o explicaran un par de dudas que me han dado vueltas por la cabeza.

Se recordará el reporte triunfal en nuestra prensa sobre cómo el experimento efectuado con el arriendo de las barberías ha resultado en un gran ahorro y mayor recaudación para el Estado. Ha pasado también un buen tiempo desde el fin de la mayoría de las escuelas de estudiantes becados, lo que también ha implicado un considerable ahorro de recursos. Con la extensión de la edad de jubilación, unos cuantos pesos se han dejado de erogar por el presupuesto nacional en el concepto de retiro. Se han recortado ya bastante los alimentos subsidiados del racionamiento (la libreta), cesaron también los subsidios a los materiales de construcción ofrecidos a la población. Se liquidaron muchos premios literarios en metálico, y las editoriales han experimentado grandes tijeretazos en sus presupuestos. El financiamiento de proyectos culturales y comunitarios sufrió lo suyo. El INDER recibe menos recursos también. Se han reorganizado servicios médicos y educativos buscando mejor eficiencia menos gastos y, finalmente, en todas las ramas de la economía se han despedido unos cuantos miles o decenas, o cientos de miles, sabrán la Virgen y Marino Murillo la cifra exacta de empleados del estado que, de un tiempo a esta parte, se consideraron prescindibles.

A esto hay que añadir que, gracias a la regularización y extensión del trabajo por cuenta propia, existen hoy centenares de miles de contribuyentes más que en tiempos anteriores.

Entonces, lo que quisiera que se expusiera en estas sesiones por los ilustres diputados, es la cuantificación de todos esos recursos que se han ahorrado o aumentado su recaudación. Seguramente sería de gran ayuda comparar el presupuesto de este año y el próximo con aquellos de los años anteriores, y los fines a los que se han dedicado unos y otros dineros, no más para ver de una manera global si la actualización del modelo económico cubano ha valido la pena.

Cambian bosque por casas para el MININT (II)

Por Isbel Díaz Torres

No ha quedado un solo árbol en pie

HAVANA TIMES, 3 oct. — En el parque ubicado en Quinta Avenida, entre 256 y 258, Santa Fe, no ha quedado un solo árbol en pie. El pasado mes de julio una tala sorpresiva abrió espacio para un complejo habitacional destinado a oficiales del Ministerio del Interior (MININT).

En el poblado de Santa Fe existen restricciones urbanísticas debido a las dificultades de acceso al agua potable y a la electricidad, según nos informó la arquitecta de la comunidad. Además, el espacio es uno de los de mayor vulnerabilidad a causa del ascenso del nivel del mar, y de la consecuente penetración marina.

No obstante, existe un área disponible para emplazamientos al final del pueblo. El lugar, conocido como El Roble, posee un suelo firme, a diferencia del sitio que ocupaba la arboleda de casuarinas, que es terreno pantanoso además de estar ubicado en un ‘túnel de viento’ por donde entran los frentes del norte.

El Roble, por supuesto, no es lo suficientemente céntrico como tener vivienda en plena Quinta Avenida.

El delegado no sabía nada

Lázaro E. Delgado, el joven delegado de la circunscripción 64 a la que pertenece el parque, no fue informado, ni antes, ni después de la tala.

“Ellos no cuentan con ningún factor dentro de la comunidad” dijo el Delegado

“La Ley 91 establece que el delegado debe tener conocimiento de todo lo que sucede dentro de su área de atención, sin embargo, en este caso, como son del MININT, y tienen esa libertad. . . o se la toman. . . o alguien se la da. . . entonces ellos no cuentan con ningún factor dentro de la comunidad,” declaró.
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Dándole otra vuelta a los lineamientos

Por Rogelio M. Díaz Moreno

En lo que esperamos la nueva versión de los Lineamientos, que ya anunciaron saldrá en los estanquillos el próximo lunes, seguimos sacándoles lascas. El otro día me quedé pensando en las repercusiones que tiene que las regiones, díganse municipios y provincias, dispongan autónomamente de sus presupuestos, para cualesquiera fines que estimen pertinente invertir localmente.

La decisión de esta inversión la tomaría el Consejo de Administración Local, naturalmente, que tiene un Presidente que sale de entre los delegados a la Asamblea del Poder Popular, escogidos en nuestras elecciones. Hasta ahora la propia Asamblea escoge al Presidente, pero me parece que en adelante lo mejor sería que este empiece a ser escogido directamente por el pueblo de la localidad. Continue reading