Activistas que no se casan ni con la disidencia ni con el régimen en Cuba

Por June Fernández

Ven con algo rojo y besa a alguien. ¡Porque todas las formas de amor importan!. El pasado 28 de junio, cuarenta y seis personas que habían recibido ese mensaje por sms o correo electrónico se reunieron en la terminal de ómnibus de La Habana, cerca de la Plaza de la Revolución, para besarse. Convocaba Proyecto Arcoiris, un colectivo independiente que pretendía movilizar a la ciudadanía a favor de la diversidad sexual y de la expresión libre de afectos y reivindicaciones en la calle. Pese a que el Gobierno de Raúl Castro se haya desmarcado del pasado homófobo del régimen y esté lanzando políticas contra la discriminación, las muestras de afecto entre personas del mismo sexo siguen siendo penalizadas por policías que las califican de exhibicionismo impúdico. Hicimos la besada justamente para la gente que no se decidió a salir del armario de lo autorizado y coordinado, de lo amparado por las instancias superiores que todo lo saben y todo lo definen. Aprendieron que la calle no era suya, sino de una entelequia llamada los revolucionarios que nadie por fin sabe cómo lucen o qué creen, explicó en su blog Yasmín Silvia Portales Machado, fundadora del Proyecto Arcoiris.

Aunque medio centenar de personas pueda parecer poca cosa, organizar una acción reivindicativa ajena al Gobierno y a la disidencia anticastrista es algo inédito en un país en el que la polarización política empaña toda iniciativa social. En el caso de la diversidad sexual, el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), responsable de las políticas de diversidad sexual, que dirige Mariela Castro (hija de Raúl) no reconoce el 28-J (Día Internacional del Orgullo LGBT: lesbiana, gay, bisexual y transexual) porque lo considera una celebración imperialista y capitalista. En cambio, organiza en mayo el mes contra la homofobia, con actividades para sensibilizar a la población a favor de cuestiones como las uniones civiles entre personas del mismo sexo o la cobertura sanitaria para las personas transexuales. Así, en anteriores 28-J sólo el Observatorio de los Derechos LGTB, un colectivo identificado con la disidencia, ha salido a la calle. En definitiva, actividades institucionales en mayo, o un Orgullo anticastrista en junio. Proyecto Arcoiris ha roto con esa lógica y se ha sumado sin complejos a celebrar el aniversario de los disturbios de Stonewall en sintonía con la comunidad LGTB internacional.

Sus organizadores estaban de los nervios (desde el martes tenía un tic nervioso en el ojo derecho, dice Yasmín), pero esta vez no hubo incidentes. Eso sí, recibieron mensajes de personas que temían por su seguridad o de que quienes habían escuchado que la iniciativa era de un grupo opositor, cuenta en su blog otro de los promotores, Luis Rondón Paz. Pese a esos rumores, la policía no apareció ni recibieron presiones. Supongo que tal permisividad estuvo asociada a que el acto de besarse puede verse como algo legítimo, inocente, hermoso, escribió Isbel Díaz Torres, fundador también del colectivo, quien reivindica el carácter político de la acción en un post en el que recuerda cómo fue multado hace años por besarse con su novio en la playa. Después de la lectura del comunicado titulado “La revolución es la lucha contra todas las discriminaciones“, la gente esperó nerviosa la señal, y se besó. Escasearon la pasión y, sobre todo, los besos entre mujeres, pero la foto de Isbel con su novio ha dado la vuelta al mundo entero así que está lograda la visibilidad LGBT en Cuba. Logramos nuestro objetivo, celebra Luis.

Izquierda crítica

Proyecto Arcoiris es uno de los pequeños colectivos autónomos que han emergido en la última década bajo el paraguas de la experiencia más destacada de activismo social al margen de las instituciones cubanas: Observatorio Crítico. Esta red aglutina a personas que defienden el anticapitalismo, el socialismo (y algunas el anarquismo) y la soberanía de Cuba, desde la crítica contundente a todas las formas de discriminación, autoritarismo y represión que promueve o consiente el Gobierno.

Lo hacen a través de iniciativas como Proyecto Arcoiris, la Cofradía de la Negritud (que critica el racismo institucional y social que persiste en la sociedad cubana y recupera la memoria histórica de la comunidad negra) o El Guardabosques (proyecto ambientalista liderado por Isbel). El Observatorio Crítico difunde por correo electrónico compendios de artículos, organiza debates sobre temas tan diversos como los transgénicos, el transfeminismo o el reguetón y la cultura popular, y celebra anualmente foros sociales que se han convertido en el espacio de referencia de la izquierda crítica cubana. Están con el proyecto socialista, pero no con el talante estalinista del régimen. Defienden las libertades, pero se desmarcan de la disidencia oficial, partidaria de implantar un sistema capitalista tutelado por Estados Unidos. Frente a quienes se vuelcan en la defensa incondicional de lo que llaman la Revolución, y quienes dirigen sus esfuerzos a derrocar lo que definen como una cruenta dictadura, las personas vinculadas a Observatorio Crítico se centran en denunciar expresiones concretas de desigualdad y en debatir sobre un modelo que permita conciliar los principios revolucionarios con el respeto a las libertades. Dicen que la Revolución será feminista, antirracista y antihomófoba, o no será. La proclama recuerda al movimiento 15-M del que estos activistas cubanos se sienten hermanos.

Su ideología anticapitalista les lleva a oponerse a toda injerencia estadounidense, pero también a cuestionar el modelo económico raulista que promueve la iniciativa privada, la inversión extranjera y también los despidos masivos y a abogar por fórmulas colectivistas como el cooperativismo. También fue significativo su toma de postura ante la visita del Papa a Cuba el pasado marzo. Mientras los castristas se frotaban las manos por la legitimidad que les daría la visita, y los anticastristas lamentaban la escasa atención que les dedicó el jefe de la iglesia católica, Isbel, Yasmín y demás miembros del Observatorio fueron la nota discordante: criticaron que un Estado laico como el cubano derroche dinero público para acoger al líder de una institución que no reconoce los derechos sexuales y reproductivos, ironizaron sobre el empeño del Partido Comunista en agasajar a un líder beligerante contra el marxismo, y censuraron que las religiones afrocubanas (cuya influencia supera a la del catolicismo) no hayan recibido tales reconocimientos gubernamentales. Meses antes fantasearon con indignarse ante la visita del Papa, pero al final se conformaron con expresarse en medios de comunicación y blogs.

El derecho de asociación en Cuba

Para entender la situación en la que se encuentra esta izquierda aútonoma, cabe aclarar primero si en Cuba existe el derecho de asociación. Un Estado que se define como revolucionario ha obstaculizado históricamente que existan movimientos sociales independientes. El discurso aperturista de Raúl Castro quien, al menos de palabra, ha defendido la libertad de expresión y de prensa es uno de los factores que explica la eclosión y supervivencia de iniciativas sociales y culturales autónomas, pero el castrismo sigue defendiendo que son las organizaciones de masas oficiales como la Unión de Mujeres Cubanas o los colectivos ligados al Cenesex quienes tienen la legitimidad para movilizar a la ciudadanía en torno a reivindicaciones sociales.

El bloguero y miembro de Observatorio Crítico Rogelio M. Díaz, lo atribuye al discurso oficial de que el concepto sociedad civil es burgués, subversivo y una estrategia de Estados Unidos para penetrar en el Tercer Mundo, mientras que las organizaciones de masas incorporan en sus estatutos la noción de acatar el liderazgo del Partido. Lo atribuye a tres factores: el clima de agresión por parte de Estados Unidos, el estilo de liderazgo de Fidel y la política del campo socialista. Dado que muchas supuestas asociaciones independientes no son más que grupúsculos promovidos por la CIA y demás fuerzas de los USA, el bloguero subraya que es imprescindible para que la situación se normalice que Estados Unidos cese en su intención de promover un cambio de régimen: Si esto ocurriera milagrosamente mañana, habría que ver entonces qué voluntad tiene el Gobierno cubano de dejar de ejercer sus férreos controles.

Se refiere entre otras cosas a la conjunción de trabas burocráticas y falta de voluntad política que hace prácticamente imposible constituir asociaciones. Si bien la Constitución reconoce en su artículo 54 los derechos de reunión, manifestación y asociación (aunque el artículo 62, advierte que es punible ejercer esas libertades contra la existencia y fines del Estado socialista), para que el Ministerio de Justicia autorice la inscripción de una asociación en el registro correspondiente, esta tiene que recibir el aval de una entidad estatal, que se convierte en su órgano de relación, el que le controla y atiende, explica Dmitri Prieto, fundador del Observatorio Crítico.

El registro tarda años en llegar (cuando llega), así que los colectivos optan por fórmulas como crear cátedras académicas o proyectos adscritos a centros culturales: Mientras no hay confrontación con el sistema actual, las autoridades no ponen impedimentos, pero pueden toparse con incomprensión, falta de recursos y poca visibilidad, señala. Toda iniciativa individual asociativa se demoniza sistemáticamente, más si es de carácter político. Cuestionar de fondo las estructuras políticas y sociales es muy difícil, y además es suicida, lamenta Yasmín.

Observatorio Crítico nació de la Cátedra Haydée Santamaría, creada dentro de la Asociación Hermanos Saiz (AHS, la institución de jóvenes artistas y escritores) para investigar las transformaciones de la sociedad cubana. En 2010, cuando sus propuestas empezaron a resultar incómodas, AHS les comunicó que sus integrantes habían superado la edad para permanecer vinculados a la institución. Entonces ya no hubo la necesidad de ser políticamente correctos en cuanto a la crítica a las instituciones, señala Yasmín, lo que convirtió al Observatorio en uno de los colectivos más contestatarios de la Isla.

Pero haberse convertido en una red sin respaldo institucional tiene sus consecuencias. Los exiguos recursos de Observatorio Crítico, que apenas alcanzan para comprar la merienda para las reuniones, provienen de la solidaridad de colectivos anarquistas y anticapitalistas europeos. No tienen sede: lo mismo celebran debates en un paladar (restaurante de iniciativa privada) regentado por alguien simpatizante o en un parque. Eligieron la segunda opción para un coloquio con una activista del movimiento 15-M en Madrid que contó con la presencia tanto de un agente de la Seguridad del Estado como de un periodista independiente (de la disidencia oficial).

La izquierda crítica cubana se proclama revolucionaria, sus activistas trabajan estrechamente con las instituciones cubanas o con proyectos amparados por éstas, y se resisten a autodenominarse oposición, porque se identifican más con un proyecto socialista cubano que con el que defiende la disidencia. Esto les sitúa en una posición incierta: no sufren una represión frontal, se puede decir que se tolera su actividad, pero a medida que se consolidan sí que sienten un marcaje cada vez mayor. El último susto ha sido que el exagente de la Seguridad del Estado Percy Francisco Alvarado Godoy ha acusado en un artículo a un grupo de reconocidos intelectuales cubanos de trabajar contra la Revolución desde proyectos dirigidos por Estados Unidos en la conocida como guerra cibernética contra el castrismo. Alvarado Godoy ha pedido disculpas por lo que califica como un desafortunado error, pero los afectados no las han aceptado: Errores similares hundieron en el ostracismo durante años a autores como José Lezama Lima, Virgilio Piñera y otros; trajeron dolor innecesario a muchos y causaron un daño irreparable a la cultura y a la sociedad cubanas, alerta el escritor Daniel Díaz Mantilla, uno de los difamados.

La relación con las instituciones

Rogelio destaca la estrategia del Gobierno de recoger y canalizar inteligentemente las tensiones en varios potenciales conflictos. El caso paradigmático es el del movimiento LGTB. El Cenesex, adscrito al Ministerio de Salud, promueve redes de gays, lesbianas y transexuales que, si bien salen a la calle para plantear sus movilizaciones, actúan tuteladas por la institución. Odaymara Cuesta y Olivia Prendes, las raperas Krudas Cubensi (emigradas a Texas), recuerdan cómo el colectivo de lesbianas Oremi, en el que participaron, fue fagocitado por el Cenesex. Un buen día, Mariela llegó con una actitud autoritaria a decidir que el grupo debía trabajar de una manera vertical. Nos impuso la presencia y liderazgo de unas psicólogas que no eran lesbianas, que nos traían los casos con patologías que atendían en sus consultas. No pudimos hablar de nuestros problemas como lesbianas sanas. Por eso preferimos la autonomía, explica Prendes.

No fue su primer encontronazo con Mariela Castro. En los años noventa trataron de montar un colectivo queer con amigas de Estados Unidos y planearon llevar una bandera arcoiris a la manifestación del 1 de mayo. El objetivo de la marcha es unirnos contra el imperialismo y por el socialismo, así que dijimos: ¿por qué no llevamos nuestra banderita, que nosotras también somos parte de este país? Ay, mija. Nos dieron una mano de golpes. Nos robaron la bandera, después empezaron a ir a la casa de cada activista. Le dijimos a Mariela Castro si nos daba algún papelito o algo para hacer un grupito LGTB. Ella dijo: No, Cuba no está preparada para esto. Coño, Mariela, esta gente nos están contando que por ahí lo que hay es mucho: No, esto es una cultura muy machista. Quizás en diez años.

Y más de diez años después, el Cenesex sigue tratando de monopolizar el activismo LGTB a través de sus organizaciones, si bien algunos de sus integrantes se muestran partidarios de que existan colectivos autónomos. Creo que sí, es necesaria la formación de un movimiento por los derechos sexuales que sea autónomo, pero que incluya a las personas heterosexuales que disienten de las hegemonías y que tenga un funcionamiento horizontal, participativo y ajeno a rencillas, rencores y vanidades personales. Ello no implica una negación de los principios del socialismo cubano, sino su fortalecimiento y la construcción de una sociedad más justa y digna, defiende Alberto Roque, dinamizador de Hombres por la Diversidad y militante del Partido Comunista.

Sus participantes sienten que este espacio adscrito al Cenesex da margen para canalizar críticas a las políticas del Gobierno y para expresarse con libertad. Algunos, como Luis Rondón Paz y Paquito el de Cuba, mantienen también sus propios blogs, en los que arremeten contra cuestiones como la homofobia en el trabajo, en el deporte o en los medios de comunicación. Hace tiempo me la estoy jugando. Me dice un amante que tuve: ¡Tú estás loco pal carajo!, yo le respondí: Oiga, los cambios no caen del cielo, y lo que está mal hay que decirlo usando todos los canales necesarios para que el mensaje llegue a su destino lo menos contaminado posible. Así explicó Luis su apuesta por hacer activismo dentro y fuera de las instituciones en un post a modo de desahogo, harto de quienes le recriminan que participe también en proyectos autónomos como Proyecto Arcoiris.

Luis fue, junto con Yasmín, uno de los promotores del boletín NotiG, que difundía por correo electrónico tanto artículos sobre identidad de género como contenidos más ligeritos. Se les informó de que el boletín no podía circular sin estar inscrito en el Registro Nacional de Publicaciones Seriadas. Aceptaron el requisito de pedir el aval de Cenesex, pero siguen esperando respuesta.

En todo caso, Proyecto Arcoiris se presenta como una iniciativa más ambiciosa que aspira a ofrecer asesoría legal en caso de discriminación por orientación sexual o identidad de género, además de promover el debate y el compromiso ciudadano contra los prejuicios heteronormativos, a través de acciones como la besada. Se encuentran también difundiendo una encuesta entre personas no heterosexuales para recabar sus demandas.

También en el caso del feminismo, el discurso oficial sigue siendo que la existencia de la Federación de Mujeres Cubanas hace que no haga falta un feminismo autónomo. Sin embargo, esta organización de masas sigue reproduciendo la feminidad tradicional y no afronta con valentía problemas como la violencia machista o la persecución policial contra las mujeres que ejercen la prostitución.

Probablemente la iniciativa autónoma más potente a favor de la igualdad de género fuera la Asociación de Mujeres Comunicadoras, Magín, a la que se sumaron más de un centenar de periodistas, artistas, científicas e incluso políticas. No duró mucho: en 1996, tres años después de su fundación, en los que no lograron ser legalizadas, se les informó de que no podían seguir funcionando, bajo el argumento de que se temía que Estados Unidos las utilizase.

Desde hace año y medio, el foro de debate Mirar desde la sospecha se ha consolidado como un espacio de encuentro para las feministas cubanas. Han tratado temas como el ciberfeminismo, género y nación, o literatura y feminismo, contando como ponentes con académicas como Isabel Moya o Norma Vasallo, pero también con activistas autónomas como Negra Cubana, Yasmín Portales o Krudas Cubensi. Lo promueven tres comunicadoras: Helen Hernández Hormilla, Lirians Gordillo Piña y Danae C. Diéguez. Lograron el respaldo legal del Grupo de Reflexión y Solidaridad Monseñor Óscar Arnulfo Romero (OAR), una ONG de inspiración cristiana legalizada, y de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en cuya sede se celebran los debates. Podíamos habernos reunido en nuestras casas, pero nos interesaba penetrar en el espacio institucional y dialogar con esa estructura, que también tiene fortalezas, explica Danae. Sin embargo, varias de las asistentes fantasean con la idea de crear una red de comunicadoras autónoma y transgresora, como lo fue Magín.

Otro proyecto lanzado de forma autónoma pero con cierto respaldo institucional, es Afrocubanas, promovido por la bloguera Sandra Álvarez y la escritora Inés María Martiartu, con el objetivo de visibilizar las contribuciones de las negras cubanas a la cultura e historias nacionales, explica la primera. Su resultado es un libro, un blog y varias reuniones de mujeres negras en casa de la propia Sandra, para debatir sobre feminismo y antirracismo.

Internet, la llave para la autonomía

En Cuba la mayoría de la población sigue sin acceso a internet, y quienes lo tienen sufren una conexión muy precaria. Eso sí, en La Habana la información circula mediante las socorridas memorias USB. El Gobierno sostenía que el bloqueo por parte de Estados Unidos impedía habilitar la banda ancha, con lo que justificaba definir sectores con acceso prioritario a internet vía satélite (instituciones públicas, universidades, hoteles…). En 2007 Hugo Chávez anunció que se instalaría un cable de fibra óptica desde Venezuela a Cuba, pero el proceso ha sido lento, misterioso y no han faltado los rumores de corrupción. A día de hoy, el Gobierno declara que el cable se encuentra absolutamente operativo, pero los internautas no han notado mejora alguna en la conexión. Incluso blogs considerados oficialistas, como La Joven Cuba, han criticado la falta de transparencia y las resistencias a universalizar el acceso a internet. La mayoría de ciberactivistas publica en sus blogs y en las redes sociales desde sus puestos de trabajo, con el consiguiente riesgo de vigilancia y despido.

En todo caso, internet ha sido uno de los elementos que ha permitido a personas de izquierda crítica hacerse visibles, sobre todo fuera de la isla, e ilusionarse al menos con esta nueva forma de compartir información y difundir sus denuncias. En junio, por ejemplo, la policía detuvo durante doce horas en La Habana a dos miembros de Observatorio Crítico que portaban sprays de pintura en las mochilas. A esas horas ya el OC había hecho pública la denuncia en Facebook, Twitter, y el blog del colectivo en WordPress. Afortunadamente, las nuevas tecnologías logran acelerar un poco el proceso de justicia, aunque no alcanzan a transformar el absurdo, escribió Isbel en Havana Times.

Havana Times es el diario digital de referencia de la izquierda crítica: entre sus articulistas habituales destacan varios militantes de Observatorio Crítico. Su director, Circles Robinson, lo define como una fuente independiente sobre la compleja realidad cubana, que lucha por un pluralismo informativo y de criterios en un país donde esa voluntad ha sido vista con ojos de sospecha. Navegando en aguas muy polarizados, pretendemos contribuir a elevar el debate para encontrar soluciones incluyentes a las problemáticas del país, añade. HT publica en castellano e inglés artículos de opinión sobre el multipartidismo, las relaciones con la iglesia católica o las reformas económicas; noticias que informan sobre cuestiones que los medios oficiales silencian (los derrumbamientos de edificios o el misterioso cable de fibra óptica) y entrevistas para dar a conocer a nuevos talentos de la cultura cubana.

Durante el último mes, Havana Times ha sido acusada en dos artículos publicados en Cubadebate y Rebelión, respectivamente, de ser un medio alentado por Estados Unidos y de apoyar a contrarrevolucionarios como la bloguera Yoani Sánchez o Estado de Sats, por haberles entrevistado. Que Circles naciera en Estados Unidos (como podía haber nacido en cualquier otra parte, dice él, que ha vivido en diferentes países y ha trabajado durante siete años para el Gobierno cubano) facilita las cosas a quienes le acusan de estar ligado a la Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba.

Otro espacio interesante para quienes quieran salirse de la llamada ciberguerra entre blogs anticastristas y oficialistas es la comunidad Bloggers Cuba. Nació con la vocación de romper con la dicotomía entre la experiencia de vida en la Isla y su escaso reflejo en los medios nacionales y extranjeros. La mayor parte de sus integrantes defienden abiertamente el socialismo, pero la incorporación de blogueras feministas, antirracistas y a favor de la diversidad sexual, como Yasmín o Sandra Álvarez, autora de “Negra cubana tenía que ser”, ha reforzado el contenido crítico y comprometido de este agregador de bitácoras.

Sandra, Yasmín, Isbel, Luis, Dmitri, Rogelio… Los nombres se repiten cuando se trata de hablar de izquierda crítica, de activismo feminista y LGTB, de blogs y medios independientes, o de proyectos culturales ligados a las instituciones. Son un puñadito de personas, pero van ganando adeptas en su empeño por construir una Cuba socialista y soberana, fiel a los principios revolucionarios que guiaron la lucha contra la dictadura de Batista, y libre de represión y autoritarismo. En plena eclosión del cuentapropismo a raíz de que Raúl Castro ampliase el catálogo de profesiones que se pueden ejercer de forma autónoma, bromean con solicitar a la Organización Nacional de Administración Tributaria una licencia para activistas por cuenta propia. Mientras el Gobierno sigue obstaculizando la consolidación de movimientos sociales independientes, la gente de la órbita del Observatorio Crítico pide a los colectivos de izquierda de otros países que abandonen la complacencia hacia el régimen castrista y les apoyen como el movimiento que puede sacar a Cuba de la pugna entre dos modelos en crisis, el comunismo estalinista y el capitalismo imperialista.

June Fernández es periodista. Dirige la revista digital Pikara Magazine y colabora con Diagonal y eldiario.es, entre otros medios. Su blog: . En Twitter: @marikazetari

Tomado de Frontera D, 23 de julio 2012, URL: http://www.fronterad.com/?q=node/5856

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En busca de la madurez perdida

Por Rogelio M. Díaz Moreno

Seguramente que muchos cubanos hemos oído en algún momento del pasado esta frase, u otra parecida, pronunciada con acento de noble preocupación, de esa iniciativa cultural, material audiovisual u obra literaria, tiene su sentido aprovechable, pero tal vez para el futuro, por ahora el pueblo no está maduro como para entenderla y solo le haría daño a la sociedad.

Tal tratamiento podía ser el último remedio aplicable para cerrar la divulgación de una película como Alicia en el país de las Maravillas, Suite Habana, escritos que incluso ganaran premios literarios nacionales; ensayos y trabajos filosóficos de interés; géneros musicales de distintas latitudes y otras manifestaciones artísticas que podían hasta ganarse el mote de diversionismo ideológico. Fue también una impenetrable barrera durante muchos años para las personas comunes, que requerían seriales televisivos libres de los pesados lastres del realismo socialista y utopista que sufrieron durante décadas ¬y todavía padecen en buena medida los productos de nuestros medios masivos de comunicación.

Después de muchos años, se ha producido una situación más bien incómoda.

El desarrollo tecnológico, la proliferación de aparatejos tales como DVDs, memorias USB, la mayor conectividad de algunos cubanos que se abre paso hacia el resto, ha inundado el país de materiales de calidad heterogénea, una masa amorfa en la que abundan, más bien desbordan, las películas de violencia y matazones; la acumulación de videos clips más bien pornográficos a la manera más obscena y vulgarizante posible de las personas involucradas; los libretos deficientes, plagados de sentimentalismos banales y de celebración del modelo consumista occidental. Ni la programación de la televisión oficial se libra ya de estos problemas. Y con frecuencia, aparecen voces airadas de periodistas o intelectuales que se preguntan por qué el público cubano ha llegado con tanta facilidad a este estado, en que se conforma y consume productos tan poco coherentes con otros valores culturales que mucho se extrañan. De morboso interés resulta que las autoridades políticas y administrativas participen ocasionalmente de estas protestas, se pregunten cómo hemos llegado a este punto y llamen a darle remedio. Pero sobre el camino que nos condujo a este paradero, hay más bien poca reflexión.

Las tecnologías modernas han vuelto obsoleta la filosofía aquella de regular mediante el monopolio, las posibilidades de lo que el pueblo cubano pueda ver en las pantallas de sus hogares, o del cine. Pero ha ocurrido que los decisores de la política de divulgación perdieron la oportunidad, a lo largo de treinta o cuarenta años, de contribuir a la educación y promover el producto profundo, crítico, con todas las riquezas desde los puntos de vista artístico, cultural y social. Todo su abrumador e incontestado poder se petrificó en una idealizado, maniqueo y monótono discurso que representaba un mundo supuestamente lineal y sin contradicciones, y el discurso se tornó incapaz de mantener la atención del público una vez que aparecieron otras opciones, por más que estas otras sean con frecuencia de la más pobre calidad artística y humana.

¿Cómo calificar la obra de esas autoridades durante estas décadas? Permítanme recapitular: un inmenso poder, sin contrapesos, sobre lo que todos los ciudadanos podían recibir, estancado y tratando al público como menores de edad incapaces de usar sus intelectos porque todavía no estaban maduros; hasta que pasó tanto, pero tanto tiempo sin que se alcanzara la madurez que, ahora, el ex monopolio perdió su oportunidad sin haber logrado ese objetivo educativo y el público, que demuestra así su inmadurez, hace lo que le da su real gana

Aquellos cuadros hicieron transcurrir décadas con los caminos bloqueados a cualquier cuento que contuviera a un miliciano que hubiera sentido un poquito de miedo; a una canción sobre un marinero que robara comida aunque después diera la vida; a conflictos en cualquier escenario que mostrara facetas diversas y contradictorias de la vida, del arte, de la sociedad… todo en nombre de la espera de una madurez a la que llegaríamos de alguna manera nebulosa en un futuro no menos indefinido, sin necesidad al parecer de digerir todos los ingredientes amargos pero necesarios para desarrollarnos, crecer y perfeccionarnos en el dialéctico y difícil proceso de construir una sociedad de mayores justicia, solidaridad y libertad.

Todo ese tiempo perdido. Todo ese potencial desperdiciado. Todas esas generaciones obligadas a renunciar a sí mismas. Todo ese daño infligido a la nación que ahora, como resultado, vaga más o menos a la deriva, con muy poco criterio y presa de las peores banalidades del kitsch, las fiestas de quince, las candilejas de los reality shows, las vidas de la gente rica y famosa y todo aquello que hipoteque el cerebro para que el trabajador no se ponga a pensar en términos de clase. Todo eso no se puede calificar de otra manera que como una actitud deleznable, antipatriótica, anticubana.

Como si no fuéramos capaces de aprender la lección, ahora estamos viviendo la segunda parte de este drama. Y como señalara sardónicamente el viejo Marx, la repetición de un drama histórico se convierte en una farsa. Ahora, la misma clase que enajenó a la nación sus medios masivos tradicionales pretende convertir a las nuevas tecnologías como Internet, las redes digitales, etc., en un feudo sobre el que solo ellos claman dominio. El pueblo, podemos escucharles decir, necesita primero ser educado, instruido en las oportunidades y peligros de estas nuevas herramientas que, fuera del control de autoridades competentes o sea, ellos mismos no son sino armas nuevas del enemigo viejo del Norte.

Tendido el famoso cable de fibra óptica hasta la hermana república de Venezuela, el argumento de la limitación de la conexión por satélite se volvió obsoleto. De tal forma solo les queda, a los que hoy tienen el monopolio de esa tecnología en nuestro país, aferrarse a aquellos criterios que amenazan en base a los peligros reales o supuestos de dejar en manos del pueblo inmaduro sus enormes potencialidades.

Estas autoridades están bloqueando hoy, como lo hicieron en el pasado con los medios característicos de la época anterior, las posibilidades de desarrollo de las personas. Obstaculizan de esta forma el crecimiento económico e intelectual de la sociedad cubana. Dificultan las comunicaciones, las redes comunitarias, de solidaridad, todo ello sin delinear, consensuar o siquiera debatir públicamente un plan para ir extendiendo los tan necesarios recursos de una manera escalonada y a la vista de todos.

Sin ningún género de dudas, estas autoridades perderán mañana el monopolio sobre estas capacidades tecnológicas hoy novedosas, como ya perdieron el monopolio sobre las tecnologías menos recientes. Con el avance de las industrias electrónicas, informáticas, etc., no pasará mucho tiempo hasta que conectarse a las redes globales sea tan fácil como mirar la hora en un reloj de pulsera o escuchar la radio. Las personas se conectarán con dispositivos o acciones triviales, imposibles de controlar, limitar o verificar. Para ese entonces, se habrá vuelto a hacer tarde para que aquellos, que hoy tienen el poder monopólico gigantesco e incontestado sobre Internet, hayan aportado sustancialmente con ese poder al empoderamiento de los trabajadores, al desarrollo de las comunidades y los valores socialmente más apreciados.

Para ese entonces, los años malgastados, las frustraciones vividas, las potencialidades mutiladas y todas esas consecuencias de la mentalidad actual de control totalitario nos harán considerar, de manera inequívoca, que la actitud mantenida por estas autoridades habrá costado un precio doloroso y funesto para el país; se habrá causado un daño tal que nuestros hijos nos preguntarán cómo se puede haber sido tan anticubano.

Parece mentira, pero si algún grupo conocidamente pro-capitalista habla de promover la internet en Cuba, y le enseñan a algunas personas a manejarse en la WWW, podríamos cuestionarnos si no le estarán haciendo involuntariamente un favor a nuestra sociedad, al hacerle abrir los ojos a la necesidad de involucrarse más en ese asunto. Fíjense si no, que cuando el denostado Festival Clic, el gobierno cubano sintió la necesidad de realizar un contra-festival que, según la prensa nacional, convocó a muchos miles de personas en los JovenClub para hablar de esos temas de los blogs, Facebook, etc. Le puedo dar todo el crédito a las noticias oficiales sobre este evento del gobierno, y todavía me río y lloro un poco al imaginarme qué le dio la motivación. Por mí, si para que el gobierno camine hacia delante y hacia la izquierda necesita que lo pinchen desde atrás y desde la derecha, pues venga, todavía resultará que otro artefacto subversivo del extranjero larga el tiro por la culata y al mismo tiempo nos hace caminar en la dirección correcta.

Y a aquellos que intentan enlodar a sitios alternativos, diversos, de izquierda, anticapitalistas, de personas honradas y trabajadoras, como los miembros del colectivo Havana Times, porque notan estas contradicciones, solo puedo recomendarles que recapaciten sobre los discursos del general en jefe, Raúl Castro, especialmente en sus críticas a aquellas manifestaciones autoritarias, burocráticas, de mentalidad obsoleta, que constituyen hoy los mayores peligros para nuestra República socialista, y que ya bastante la han perjudicado de las maneras que aquí se ha criticado.

En el exilio

Este texto fue escrito por Czeslaw Milosz como introducción al libro Exilio de Joseph Koudelka.

Mientras escribía este ensayo tenía ante mis ojos las fotografías de Joseph Koudelka. Dejaré que sean mis palabras un tributo a su arte de contar historias sin palabras. (CM)

El ritmo está en la base de la vida humana. Es, ante todo, el ritmo del organismo, gobernado por el latido del corazón y la circulación de la sangre. Como si viviéramos en un mundo de pulsaciones, en un mundo que vibra. Respondemos a él y alternadamente estamos limitados a su ritmo. Sin detener nuestras reflexiones en la dependencia que existe entre las sístoles y las diástoles del tiempo. Tiempo que fluye entre los amaneceres y atardeceres, y en secuencias de cuatro estaciones. La repetición nos permite formar hábitos y aceptar el mundo a manera de un “quizás” muy familiar; la necesidad de una rutina está profundamente arraigada en la propia estructura de nuestros cuerpos.

En una ciudad o una aldea que conocemos desde nuestra niñez nos movemos en un espacio domesticado, nuestras ocupaciones encuentran por todas partes señales que favorecen la rutina. Trasplantados a un espacio extranjero, nos oprime la ansiedad, debido a la indeterminación, a la inseguridad. Existe ahí una enorme cantidad de nuevas formas que fluyen, porque el principio de su orden, de su rutina, no puede ser descubierto. Lo que digo es posiblemente una generalización de mi propia experiencia, pero tengo la esperanza que se entienda como la experiencia que ha sido compartida por muchos, especialmente en este siglo. Continue reading

Para derrotar a las fuerzas retardatarias

Por Félix Sautié Mederos (fsautie@yahoo.com)

La dialéctica de la sociedad se expresa dentro de un ámbito de acción en el que las fuerzas encontradas positivas o retardatarias pujan constantemente unas contra las otras, ello podría representarse con un grafico de flechas que se contraponen tratando de ganar terreno sobre su oponente; pero para muchos ese enfrentamiento pasa desapercibido, sobre todo por causa del secretismo y de la falta de transparencia informativa que impera en la sociedad cubana contemporánea.

Los que diseñaron en nombre de la seguridad nacional ese modelo controlado de la información, ahora tendrán que enfrentarse a sus efectos perversos controvertidos contra sus propios orígenes, que encubren a la acción de una burocracia activa aupada por un funcionamiento oficial que durante muchos años ha considerado anatema y enemigo a quien osara criticarla o simplemente se atreviera a describir sus formas operativas. Entre tanto, el pueblo lo ha sufrido y aún lo sufre en todo este tiempo. Sus gestiones ante los burócratas se convierten en verdaderas contingencias desbordadas de un maltrato despreciativo que ha ido horadando persistentemente la credibilidad popular en el proceso socio político cubano, muy a pesar de las consignas reiteradas hasta el cansancio y de los análisis de los especialistas que oficialmente son publicados, que repiten con insistencia el mismo contenido de siempre apartándose de la realidad que nos embarga a todos sin excepción.

Estas contradicciones han llegado a un punto que ya no pueden ocultarse y sus efectos negativos que anteriormente solo el pueblo sentía en carne propia, ahora actúan en contra de los intentos por hacer cambios y reformas a favor del propio sistema que durante muchos años los privilegió. El indicador más explícito de estas situaciones se encuentra en los discursos del Presidente Raúl Castro, quien incluso ha llegado a plantear que no podemos continuar bordeando el precipicio porque nos hundiremos y muy en especial durante su intervención ante la Asamblea Nacional del Poder Popular el pasado 1 de agosto 2011, en la que expuso textualmente que: “Más de una vez he expresado que nuestro peor enemigo no es el imperialismo ni mucho menos sus asalariados del suelo patrio, sino nuestros propios errores (…) el mayor obstáculo que enfrentamos en el cumplimiento de los acuerdos del Sexto Congreso del Partido es la barrera sicológica formada por la inercia, el inmovilismo, la simulación o doble moral, la indiferencia e insensibilidad (…) Seremos pacientes y a la vez perseverantes ante las resistencias al cambio, sean estas conscientes o inconscientes. Advierto que toda resistencia burocrática al estricto cumplimiento de los acuerdos del Congreso, respaldados masivamente por el pueblo será inútil (…) ante las violaciones de la Constitución y de la legalidad establecida no queda otra alternativa que recurrir a la Fiscalía y los Tribunales, como ya empezamos a hacer, para exigir responsabilidad a los infractores, sean quienes sean (…)”

En el corto espacio con que cuento no me es posible hacer citas más amplias pero lo que he expuesto en el párrafo anterior lo considero suficiente al respecto de la exposición de este asunto. Además hace algunos días leí un artículo de un colega de la prensa extranjera, Fernando Ravsberg a quien aprecio muy especialmente, titulado “LA BUROCRACIA PONE EN PELIGRO A TODA CUBA” en el que plantea un párrafo que considero muy importante citar textualmente porque es expresivo de la situación que estoy exponiendo “(…) Los políticos cubanos parecen subestimar la fuerza y la decisión de los burócratas, primero creyeron que no osarían enfrentar a los ‘históricos’ y ahora piensan que pueden quebrar su resistencia solo con acciones legales (…)”

Las fuerzas retardatarias de la sociedad son complejas, están presentes y activas en Cuba hoy, muy a pesar de los aires de cambios que ha estado propugnando desde los mismos inicios de su mandato el Presidente Raúl Castro. Plantean una realidad incontrastable que requiere con urgencia una verdadera apertura de la libertad de expresión, del debate y del diálogo sin cortapisas dejando a un lado el proteccionismo oficial de que han disfrutado desde hace mucho tiempo e inclusive aún disfrutan hoy, dispensado desde determinados ámbitos oficiales, muy especialmente en medio de las contingencias que se libran a favor de los cambios y reformas que son imprescindibles y urgentes.

El problema es muy profundo y aflora en todas las instancias de la sociedad en su conjunto, porque muchas personas consciente o inconscientemente han quedado detenidas en el tiempo, e incluso hay quienes han envejecido en medio de estos procesos caracterizados por su muy poca transparencia e información abierta y se han convertido en una capa poblacional de base que a pesar de sufrir todos los efectos de la burocracia, las inconsecuencias, los empecinamientos y los autoritarismos, ahora no entienden nada y manifiestan determinadas insensibilidades con lo que realmente se está proyectando y tratando de implementar, coadyuvando a favor de las fuerzas retardatarias y del continuismo a crítico. Yo lo he podido palpar directamente y sé de muchos que actualmente se preocupan porque los que se fueron del país puedan regresar, ya que ellos les hicieron actos de repudio orientados y no entienden que se plantee la necesidad de una reforma migratoria que según se ha anunciado por el Presidente Raúl Castro, se encuentra en estudio; y, que en mi opinión, es urgente e imprescindible para la verdadera unidad de la Nación Cubana.

Las fuerzas retardatarias de la sociedad no sólo están conformadas por los burócratas activos de las cúspides políticas y económicas, sino que cuentan con el continuismo, la desinformación, el simplismo, las insensibilidades e incluso los miedos manifiestos de quienes han quedado detenidos en el tiempo dentro del sistema de organizaciones de la base y conforman una masa compleja que instintivamente se resiste a los cambios. Eso hay que tenerlo en cuenta, porque los cambios de mentalidad que se están planteando, son urgentes; pero sin cambios efectivos de personas y de estructuras que son obsoletas de arriba abajo, no podrán derrotarse a las fuerzas retardatarias de la sociedad. En mi opinión es imprescindible cambios radicales en el sistema, que abran los horizontes y las perspectivas de la sociedad porque sin el apoyo masivo de la población, que debe hacerse efectivo mediante la libertad de expresión, la libertad de asociación y su real posibilidad de participación, el punto de inflexión no podrá superarse. Así lo pienso y así lo afirmo.

Publicado el lunes 26 de septiembre del 2011 en Crónicas cubanas de Por Esto!: http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=117534