Compañer@s:
Celebrar una fecha como la de hoy implica no sólo ir a desfilar frente a una tribuna. Es también una jornada para reflexionar sobre nuestro lugar como trabajador@s en la sociedad que vivimos. Cómo podemos contribuir a crear condiciones, a través de la ayuda mutua entre nosotros, el afecto y la capacidad creadora colectiva; -no el conformismo, la apatía y el egoísmo-, para impedir que en Cuba y en cualquier lugar del mundo se repitan las circunstancias que permitieron el asesinato legal, hace 125 años, de los ocho compañeros en Chicago. Sirvan las declaraciones finales de tres de esos 8 héroes de la clase trabajadora mundial para medir la distancia que nos separa de aquellos momentos y cuanto nos queda por hacer para superar los males del capitalismo:
August Spies: “Nos condenan porque hemos tratado de demostrar que el sistema salarial como forma de desenvolvimiento social tiene que dar paso a formas más elevadas de civilización (…) si es por eso me pueden sentenciar (…) si he de ser ahorcado por profesar ideas anarquistas, por el amor a la libertad, a la fraternidad y la igualdad humana sin amos, entonces ¡no tengo nada que objetar!”
Albert Parsons: “¿En qué consiste mi crimen?: en que he trabajado para el establecimiento de un sistema social donde sea imposible que unos amontonen riquezas y otros caigan en la degradación, la miseria y la dependencia a otros hombres (…) Vuestras leyes están en oposición a la naturaleza y mediante ellas se le roba a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al bienestar. Estoy dispuesto a morir en lucha contra ellas.”
Louis Lingg: “Este proceso se ha iniciado con el apoyo de los que creen que el trabajador no tiene más que un derecho y un deber: la obediencia a sus explotadores (…). El sistema capitalista, en cualquiera de las formas que se exprese, se reduce a la apropiación por unos pocos de las inmensas riquezas que producen los trabajadores, a cambio de su supervivencia, o en el mejor de los casos a una dependencia servil sin hambre. ¡Nada de eso queremos! y si ese deseo es ilegal, el Estado y el Capital son una misma cosa, ¡condenadme!”
¡Arriba l@s que luchan, organización barrial, obrera y popular!
FUENTES: Asociación Internacional de Trabajadores (Editor/ Ramón Liarte): Historia de la Internacional del Sindicalismo Revolucionario; Revista Lucha Social. No. 4 (2006) Montevideo, Uruguay